Interna en la UCR: de la falta de "coraje" al "aislamiento"

Actualidad - Nacional 14 de julio de 2024
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En el inicio del receso invernal, la oposición dialoguista dirigió la atención al gobierno nacional y una demanda central, puntual pero amplia: tiene que gestionar. Eso significa no sólo empezar a mostrar resultados económico, sino abrir el diálogo y mejorar la relación con aquellos sectores a los que va a necesitar para arribar a mayorías que no tiene.

Los desafíos del gobierno son tantos y los resultados mostrados hasta ahora son tan negativos que cada sector del dilatado dialoguismo tiene una posición diferente al momento de relacionarse con el oficialismo. Están los que se oponen, los que quieren colaborar y darle tiempo, los que actúan en base a las necesidades de sus provincias y los que directamente apoyan tanto que podrían integrar una coalición electoral que incluya también a la extrema derecha.

El radicalismo tiene esta discusión bastante expuesta. Esta semana, el presidente del Comité, Martin Lousteau, contó, en una entrevista con Laca Stream que hace varios años, unos diez, le llegó “una nube de palabras sobre el radicalismo”. En ese estudio, los buenos conceptos con los que se relacionaba al partido centenario eran Alfonsín, democracia, derechos humanos y educación. Pero los peores eran “débiles y transeros”.

El análisis de hace una década fue traído a la actualidad sin inocencia. Lousteau ya había planteado algo similar en un asado radical el 9 de julio. Habló de cobardía, y lo hizo frente a legisladores que acompañaron las leyes de Javier Milei en el Congreso. Ninguno dijo nada en ese momento. El senador tampoco los mencionó con nombre y apellido. Al que le quepa el sayo... Tampoco, ante la consulta de El Destape, uno de los aludidos quiso meterse en una disputa sin premio para ninguno.

Hasta ahora, Lousteau se mostró bastante solitario al momento de enfrentar al gobierno. Votó en contra del DNU en el Senado y también de la ley Bases. En Diputados, su espacio, Evolución, no siguió esos pasos. Pero, más allá de estos episodios concretos, Fernando Carbajal, miembro de la Cámara Baja se destacó que “Losteau, (Facundo) Manes y el grupo de los ocho representamos un radicalismo dispuesto a dar pelea. Desde ahora y hasta el.2027”.

Manes, Pablo Juliano, Marcela Coli, Jorge Rizzotti, Natalia Sarapura, Juan Carlos Polini, Pedro Galimberti y Manuel Aguirre fueron los que se mostraron más opositores a Milei en Diputados. Los primeros cuatro y Carbajal son los más combativos, pero parte de un grupo que ya se autopercibe como subloque dentro de un armado más amplio que también integran sectores más proclives a apoyar al gobierno y otros que prefieren negociar cada debate puntual y posicionarse en consecuencia.

Una figura que coincide y mucho con este sector de la UCR es Horacio Rodríguez Larreta. El ex jefe de Gobierno está muy ausente de la discusión política pública. Como ya lo dijo, encaró un momento de reflexión pero no quiere ni puede alejarse de la política, así que se lo vio junto a distintos dirigentes para transmitir su experiencia de gestión en la Ciudad, también con ponencias en el exterior.

Así como existe este sector de la UCR dispuesto a construir una alternativa electoral, si es que en algún momento se abren las chances para el centro político, también hay otra vertiente que tiene una posición mucho más cercana al gobierno. Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza, es uno de los exponentes de esta corriente.

Según dijo el jefe provincial después de la firma del Pacto de Mayo, es necesario que se estabilice la macroeconomía para que a los distritos y las empresas les vaya bien. “La ley Bases contribuye un poco a eso. El paquete fiscal contribuye un poco a eso, pero seguramente se van a necesitar más leyes para dinamizar el empleo, un crecimiento sostenido de la economía”, una suerte de anticipación de lo que será un debate y seguro acompañamiento a futuro.

Desde tierras cuyanas, se cruzó fuerte a Martín Lousteau y su crítica a los que apoyan al gobierno nacional. Con la matemática en la mano, se esgrimió que la mayoría del bloque en Diputados y todo el bloque del Senado, salvo el porteño, acompañaron las medidas del gobierno. “No sabemos de qué radicalismo está hablando, está aislado”, se sentenció.

Gustavo Valdés, en Corrientes, también mantuvo algunas reuniones políticas. Recibió, en las últimas horas, a Radicales por la Libertad. Se trata de un grupo de “comerciantes, cuentapropistas, estudiantes, investigadores y científicos,  productores agropecuarios, pequeños industriales y propietarios de pymes, docentes, artistas, trabajadores de la salud, empleados” más proclives a las ideas mileístas.

Pero como no todo es blanco o negro, un dirigente del Senado marcó los grises en la relación. En su provincia, Milei bajó en imagen positiva, pero se sigue manteniendo en niveles altos, con cierta esperanza a futuro. Eso condiciona a la política dialoguista a la hora de querer alejarse de la Casa Rosada. No es el único factor.

Los gobernadores necesitan recursos para manejar sus provincias y, entre otras cosas, poder pagar sueldos y avanzar con obras públicas importantes. Como ya dijo El Destape, el Ejecutivo nacional empezó a ceder ante algunas de estas demandas, dando cierto aire a distritos aliados aunque todavía quedan muchas discusiones por delante: licitación y adjudicación de obras públicas, subsidios a los servicios públicos, educación, etcétera. Dependen directamente de las negociaciones entre los gobiernos locales y el central.

El éxito de esos acuerdos forma parte del reclamo madre: la gestión. Se espera que, con las herramientas otorgadas, Javier Milei empiece a mostrar resultados económicos. Pero que también, después de las vacaciones, cambie su vínculo con la política. Según sostuvo un dirigente radical que acompañó las iniciativas oficialistas en el Congreso, no alcanza con que Guillermo Francos se acerque a dialogar. Todas las áreas del Ejecutivo deberían abrir sus puertas para resolver los problemas de cada actor de la Argentina.

Si eso no sucede, si el gobierno mantiene su actitud confortativa y cerrada, va a perder sustento. “No tiene margen”, se dijo ante la posibilidad de que el oficialismo siga por la línea inaugurada el 10 de diciembre. Es que, llegado cierto punto, le van a tener que empezar a “marcar la cancha”.

Muchas de las discusiones parlamentarias que se vendrán después de las vacaciones dejarán en evidencia la actitud de La Libertad Avanza, con o sin cambio. La privatización de Aerolíneas Argentinas volverá a estar en la mesa. “No va a tensionar”, dijo una fuente legislativa radical, del interior del país, con poca conectividad aérea en su provincia. Según se interpretó, no es el momento de avanzar con este debate. Es “inoportuno” y, por lo tanto, con un éxito limitado.

El próximo capítulo conflictivo será el de la movilidad jubilatoria. Esto dejó al descubierto un nuevo cortocircuito entre Diputados y el Senado. Los primeros acordaron con Unión por la Patria una media sanción que garantice cierta recuperación del poder adquisitivo para los haberes, pero en la Cámara Alta hay observaciones.

Se cuestionó que “todos quieren su minuto de fama” al aprobar una medida de este estilo, sin especificar el origen de los fondos, dejándole el problema al gobierno y sin hacerse cargo de que, para darle a unos, hay que sacarle a otros. Por eso, la UCR tiene otros textos para analizar en Senado.

Por Carla Pelliza / El Destape

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