Mercado laboral: en seis meses se duplicaron las suspensiones y crecieron 60% las prestaciones de desempleo
La recesión económica muestra su cara más cruda en el mundo del trabajo: desde diciembre se perdieron alrededor de 126.000 puestos registrados, mientras sectores clave para el empleo como construcción e industria continúan en franco deterioro. Además, un dato no menor mostró que, en seis meses, se duplicaron las suspensiones de personal, en una coyuntura donde diferentes empresas anunciaron la paralización de plantas, retiros voluntarios, recorte de jornadas y despidos directos. Solo en mayo, crecieron 60% las prestaciones mensuales de desempleo en relación con 2023.
Los datos, que se desprenden de estadísticas oficiales, evidencian que la caída del empleo no encuentra piso y el deterioro se extiende, cada vez más, a los principales sectores de la actividad. La demanda laboral (tasa de búsqueda) tuvo en abril de este año el valor más bajo para dicho mes desde que se releva la serie en 2007 (solo por detrás del 2020 por pandemia). En paralelo, las contrataciones de personal se ubicaron entre los valores más bajos en términos históricos (1,5): solo en plena crisis en abril de 2002 (1,3), y en abril de 2020 por la emergencia sanitaria (0,4), las incorporaciones tuvieron un nivel inferior al actual.
Alerta por suspensiones y desempleo
Las crisis económicas impactan de lleno en el nivel de empleo, marcando la evolución de las contrataciones así como de las desvinculaciones. La recesión actual no es la excepción. Los datos de los primeros meses de este año evidenciaron un incremento sostenido de los retiros voluntarios, paralización de la actividad en diversas actividades productivas, suspensiones de personal, recorte de horas extras y de la jornada laboral, y la pérdida de miles de puestos de trabajo.
En ese sentido si se pone el ojo en lo que sucedió en este tiempo con las suspensiones de personal en el sector privado se detecta que en solo seis meses casi se duplicó la cantidad de trabajadores suspendidos, con un fuerte incremento en el mes de abril, último dato oficial disponible. En detalle, en el cuarto mes del año alcanzaron a 8,3 de cada mil trabajadores, esto implica que el indicador se aproxima a niveles históricamente muy elevados, aunque por debajo de los registrados en la etapa de pandemia por Covid-19. De acuerdo con los datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) “muestra crecimiento desde octubre de 2023” aunque “continúa exhibiendo valores similares a los de los años previos a la pandemia”.
Medido cada cien trabajadores, el informe de la Secretaría de Trabajo, señaló que tras haber registrado un máximo histórico en mayo de 2020, la proporción de trabajadores suspendidos fue descendiendo, sin embargo, en los últimos meses la tendencia comenzó a modificarse con un ascenso desde fines del 2023. Visto desde el porcentaje de empresas que aplicaron suspensiones en abril de 2024 fue del 5,6% (en nov/23 era del 4,8%).
Tal panorama tiene su correlato directo en la situación de diferentes empresas del país que en los primeros meses de la gestión de La Libertad Avanza se vieron obligadas a realizar paradas técnicas con suspensiones de personal, debido a exceso de stocks ante el declive de la demanda, así como por problemas de pagos a proveedores y de abastecimiento de insumos esenciales. Al respecto, los datos de los primeros meses de este año muestran que la caída de la producción industrial no encuentra piso. En el primer cuatrimestre del año acumuló una contracción del 15,4%, tras caer solo en abril 16,6%, en base a datos oficiales. Tal escenario, que está lejos dar cuenta del inicio de una inminente recuperación se mantuvo también en mayo, a la vez que las proyecciones del sector muestran que 7 de cada 10 empresas descarta, al momento, sumar nuevas inversiones en bienes y maquinaria
Una de las firmas de peso que debió paralizar sus plantas es la reconocida Acindar, de Villa Constitución, provincia de Santa Fe, que por anunció el freno momentáneo de su actividad por segunda vez en el año, afectando a más de 3 mil trabajadores que se desempeñan en el procesamiento de hierro, la acería y los trenes laminadores y la fabricación de alambres. Asimismo, seis automotrices tuvieron que parar su producción este año en un marco que las encuentra con una caída de la fabricación en torno al 28% interanual en mayo y del 24% en el acumulado de cinco meses del año, a la vez que cae de forma sostenida las ventas mayoristas de vehículos nacionales al mercado interno (-28% i.a.) como también de las exportaciones (-24% i.a). Entre las terminales del sector que suspendieron personal y/o turnos se encuentran: Renault, Nissan, Toyota -que implementó un plan de retiros voluntarios-, Fiat, Mercedes-Benz y General Motors.
El último informe de la Unión de Industriales Argentinos (UIA) también le puso números a esta situación destacando las “bajas pronunciadas” en el sector Automotor (-27,9%), en Despachos de Cemento (-27,1% i.a.) y en los patentamientos de maquinaria agrícola (-22,9% i.a.) y en paralelo la fuerte caída de la demanda de energía eléctrica de Grandes Usuarios Industriales que se contrajo de forma significativa (-11,3% i.a.).
Sin embargo el declive en la actividad industrial no se detiene ahí. Otro de los sectores más afectados en el del textil y calzado, al respecto la firma Textil Río Grande lleva varios meses prorrogando la suspensión de trabajadores que cobran cerca de la mitad de su sueldo y ahora agregó retiros voluntarios. En abril y mayo se registraron situaciones similares en Mabe (ex Drean) Whirlpool, Mar Argentina (ensambladora de Suzuki y Hyundai), FATE, Mirgor, y en la industria de la alimentación en La Serenísima, Bimbo y Pepsico.
En la misma línea, un dato que complementa el panorama de un mercado de trabajo atravesado por crecientes suspensiones de personal tiene que ver con el incremento considerable de la cantidad de prestaciones de desempleo en los últimos meses: escalaron 61% en mayo con respecto al 2023. Así lo aseguro un documento elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (UNDAV) que indicó que en el quinto mes del año se otorgaron 104.353 prestaciones, muy por arriba del promedio mensual de 64.596 en 2023 y de los 47.897 de 2022. "La fuerte reducción y licuación del gasto en funcionamiento del Estado sumado al resto de las medidas (como el freno en la obra pública, el recorte en las jubilaciones, la quita de subsidios a los servicios públicos y la devaluación del 100% del tipo de cambio oficial), generaron un fuerte impacto en el nivel de actividad y por lo tanto en los niveles de empleo en el sector privado", analizaron los economistas del Observatorio.
Miles de puestos destruidos
Según los últimos datos de Situación y evolución del Trabajo Registrado (SIPA) de la Secretaría de Trabajo Nacional, en marzo la cantidad de puestos de trabajo continuó a la baja, llegando en total a unos 126.000 empleos menos en solo cuatro meses de gobierno de Javier Milei.
En detalle, a marzo de este año, el empleo asalariado privado registra siete meses consecutivos de contracción, con un total de 95.000 puestos menos comparado con noviembre del 2023, antes del cambio de gestión. En el caso del empleo registrado en casas particulares la pérdida de puestos llega a los 9.000, ubicándose en niveles similares a una década atrás, afectado por el alto porcentaje (+70%) de informalidad y el fin del programa nacional Registradas, a la vez que en el sector público la baja llega a las 22.000 fuentes de trabajo. "Con la llegada al poder del gobierno libertario se constituyó como uno de los pilares principales de la política económica la reducción de la planta y las contrataciones en todo el sector público nacional", destacó el informe mencionado de UNDAV sobre el desmantelamiento de diferentes áreas y organismos estatales.
Entre los sectores más perjudicados se encuentra el de la Construcción con una pérdida de 56.000 puestos desde noviembre último que si se compara con mayo de 2023, máximo alcanzado en la actividad tras la recuperación post pandemia, llegan a los 87.600 puestos menos en una actividad fuertemente golpeada por el freno de la obra pública dispuesta por el gobierno nacional.
Por su lado, el empleo en la actividad industrial se contrajo 1% en solo cuatro meses, con una caída de 12.500 puestos desde noviembre, que va creciendo mes a mes, y ya acumula una baja de 15.357 respecto de agosto de 2023, antes de que inicie un periodo a la baja. “El 53% de las empresas tuvo caídas de la producción, el 60% en las ventas, el 37% en las exportaciones y el 24% caídas en el empleo” indicó la última encuesta sectorial realizada por la UIA. El impacto de la recesión en la construcción, la industria y el comercio (-6.000 puestos en cuatro meses) es clave ya que concentran el 45% del empleo registrado del sector privado.
Con datos a abril de este año, la Encuesta de Indicadores Laborales anticipó que “el nivel de empleo privado registrado en empresas (de más de 10 personas ocupadas) presentó una contracción de 0,4% en relación con el mes de marzo. Con esta variación, se verifican —en los principales aglomerados del país— cinco meses consecutivos de caída neta del empleo, y se acumula desde diciembre de 2023 una reducción de 1,9%”. En comparación con los meses de abril de años anteriores, se trata de los más bajos de la serie, similares a 2019.
Por tamaño de empresa, se observó “un comportamiento contractivo del empleo mensual en todos los estratos. Las empresas de más de 200 personas ocupadas son las que registran la mayor caída mensual (-0,6%), mientras que las medianas (-0,3%) y las pequeñas (-0,4%) presentan una caída menor. En términos interanuales, es en las empresas medianas y las más pequeñas en las que se verifica la mayor contracción (-1,6% y -1,7% respectivamente), en tanto las grandes empresas presentan una caída interanual del empleo de menor magnitud (-0,3%)”.
El mito de la reforma creadora de empleo
Las expectativas de las empresas respecto de la contratación de personal para los próximos tres meses se ubican en 0,4%, “levemente por encima de marzo (0%), es decir que, a pesar del contexto recesivo, se vislumbra un escenario sin cambios en términos de empleo” señaló el informe oficial al respecto y agregó que “el resultado en términos netos, si bien es positivo, se encuentra por debajo de los meses de abril de los últimos tres años”.
Por su parte, la encuesta de la UIA, destacó que las empresas evalúan que su situación “está peor que hace un año”. Ello incluye la percepción de la propia empresa (58,4%), la situación de su sector de actividad (77,2%) y respecto al país (67,2%). En este contexto, cada vez son menos las empresas que consideran que es buen momento para invertir en maquinaria y equipo (el 66%). De igual modo, predominan las empresas que piensan que es un mal momento para invertir en capital de trabajo y bienes de uso (72% y 71%, respectivamente)
“Buena parte de la demanda interna dependerá de lo que ocurra con el consumo de las familias. En este sentido, la fuerte pérdida del salario real (que incluso subestima el impacto sobre el poder adquisitivo de los aumentos de las tarifas de servicios públicos) de los primeros meses del año se recuperará muy lentamente dado que la dinámica salarial se ha plegado a la tendencia de la inflación -lo que evitará que en el corto plazo se recupere del golpe de comienzos de año-. A esto se le suma el impacto que pueda tener la pérdida de empleo en los hogares, variable que seguramente es más relevante dentro del segmento informal de la economía”, analizó la consultora Ecolatina.
Frente a un escenario más que preocupante, y en el marco de la aprobación en el Congreso de la reforma laboral contenida en la llamada “Ley Bases”, el oficialismo y aliados han argumentado que tales cambios tenderían a resolver gran parte de los problemas del mundo laboral, generando trabajo de calidad, no obstante especialistas del mundo el trabajo aseguran que no hay parte alguna del texto de la reforma que lleve a pensar que se puede ir en ese camino. “No va a mejorar la situación de quienes hoy no gozan de derechos laborales, el objetivo es reducírselos a los que todavía los tienen”, refirió sobre ello Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma.
Según Campos, “la pregunta que se hacen muchísimos trabajadores y trabajadoras pasa por ‘si yo no tengo derechos, esta ley entonces no me perjudica’ y lo cierto es que no los tienen hace mucho tiempo, aproximadamente la mitad de la fuerza laboral en nuestro país son trabajadores y trabajadoras no registradas, por cuenta propia, que su ingreso depende de lo que pueden hacer en el día, sin ningún tipo de cobertura de la legislación laboral, y ese es un problema del mercado laboral de nuestro país, pero con esta ley no se mejora en nada la situación de esos trabajadores y, en cierta medida, se la empeora”. Sobre esto último, “lo que les dice la reforma es esto que a vos te pasa, que en muchos casos es fraude de la ley, a partir de ahora va a ser legal, es decir, tu situación no se va a modificar en lo más mínimo, no vas a tener nunca la posibilidad de reclamarle a tu empleador, y más aún, no vas a tener expectativas de poder conseguir algún puesto de trabajo con derechos en el futuro, porque los puestos de trabajo que se van a crear van a ser como el que vos tenés ahora, es decir, puestos de trabajo donde, el aguinaldo no existe, las vacaciones no existen, las licencias no existen”.
En ese sentido, “este proyecto viene dar un manto de legalidad a la informalidad. La solución a los problemas del mundo del trabajo no pasan por la legislación laboral, porque depende del funcionamiento de la economía que en nuestro país hace 12 años que no crece. Esta ley no se va a traducir en mejoras en el mercado del trabajo, por el contrario apunta a cristalizar una situación en la cual la mitad de los trabajadores y trabajadoras hoy no tienen derechos, y a partir de ahora los derechos de la otra mitad van a estar en serio riesgo”.
Por Eugenia Rodríguez / El Destape