La familia vasca que se refugió en Filipinas y lanzó el primer snack de papa frita argentino

Historia26 de febrero de 2024
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El próximo domingo se jugará un nuevo Superclásico del fútbol argentino. Parte del ritual previo a disfrutar (o sufrir) el partido incluye indudablemente una picada. En la Argentina se consumen más de 10 millones de kilos de snacks por año y la gran estrella del rubro son las papas fritas. La historia detrás de la primera versión industrial que apareció en el mercado argentino tiene como protagonista a una familia vasca que construyó un holding multimillonario en Filipinas y dieron el puntapié inicial para el negocio en nuestro país.

El vasco Paulino Aboitiz, hijo de un granjero, abandonó Lequeitio, en la provincia de Vizcaya, y se instaló en Filipinas junto a su familia en 1870. Ahí fundó una empresa de mercancías que con los años se convirtió en un gran jugador dentro del mercado interno.

Hoy la familia Aboitiz, dueña de Aboitiz Equity Ventures, integra la lista Forbes con una fortuna que supera los u$s 3100 millones. Cinco generaciones estuvieron al frente del grupo que tiene intereses en diversos rubros, desde la banca, energía, real estate y servicios financieros. Pero una de las patas del holding fueron los alimentos.

Augusto, nieto de Paulino, vivió en Filipinas hasta los 7 años y luego volvió con su familia al País Vasco. A los 18 años viajó a los Estados Unidos para estudiar técnica en refrigeración con el objetivo de aplicarlo a la empresa fundada por su abuelo. Sin embargo, en los 50 decidió mudarse a Uruguay para emprender un nuevo camino.

A la tarde Augusto se juntaba con su primo y algunos conocidos en el bar Expreso Pocitos para tomar un trago, picar algo y charlar sobre posibles negocios. Mientras devoraban las papas fritas caseras hechas por el dueño del local, un amigo le comentó que en los Estados Unidos habían creado una máquina que permitía freír snacks e industrializar este producto.

Herman Lay había creado la marca de papas fritas Lay en 1932, mientras que Charles Doolin fundó la compañía Frito en 1948 tras lanzar al mercado lo que ahora conocemos como "chizitos".

Esto despertó la curiosidad de Augusto Aboitiz que, al ver el potencial del negocio, importó la maquinaria necesaria y fundó su empresa de snacks de papas fritas en Uruguay. Su proyecto fue el primero de su tipo en Sudamérica.

El origen de las papas Bun
En 1957 el emprendedor hizo un intento de replicar su idea en Brasil, pero ante las dificultades de llevarla a cabo optó por poner un pie en la Argentina. Aboitiz compró un espacio en el Bajo Belgrano, importó maquinaria y fundó la marca Bun en 1958. A cargo del negocio quedó su hermano, Fernando.

Además de las papas fritas, la compañía lanzó más productos, como los snacks de maíz Twistbun y los de queso Kesbun. Pronto Bun empezó a exportar a Bolivia, Paraguay y Chile. A su vez, la familia adquirió un campo en Necochea para cultivar papas y tener su propio proveedor de materia prima.

Si bien se fueron sumando jugadores al segmento, Bun mantuvo su posición. Esto cambió en los 90 cuando PepsiCo (fusión de Frito-Lay y Pepsicola) llegó a la Argentina y encaró una estrategia de compras. Se quedó con el negocio de snacks de Kellogg's, que incluía las marcas Chizitos y Frenchitas; adquirió Bun y en 1997 incorporó a la marplatense Pehuamar de la familia Serdá.

Bun poco a poco fue teniendo menos protagonismo en las góndolas. La marca pasó a ser una opción económica dentro del negocio. Pero algunos de sus productos tuvieron un retorno nostálgico en 2009 cuando PepsiCo lanzó la campaña "Retro Snacks" en la que la gente votaba qué etiquetas querían volver a ver en los supermercados y kioscos. Kesbun fue uno de los más elegidos y tuvo un nuevo paso con más versiones saborizadas.

Nota:apertura.com

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