Javier Milei y Diana Mondino tensionan al máximo las relaciones con China
El mundo de la diplomacia es tan reservado como despiadado. Nadie lo va a decir en público, pero están azorados por los graves desmanejos geopolíticos de la presidencia de Javier Milei y la falta de expertise de la canciller Diana Mondino. Sin embargo, el último episodio de la extensa serie de desatinos elevó al tope el nivel de preocupación: el supuesto recibimiento de la ministra argentina a representantes de Taiwán fue leído como una enorme provocación a China, que considera al territorio como una provincia separatista y pretende su reunificación. “En un tema de extrema sensibilidad, el Gobierno cruzó con torpeza una delgada línea roja”, dice un diplomático de larga carrera. La Cancillería, por su parte, desmiente los contactos, aunque en el país asiático están seguros de que existieron. De ahí que la embajada haya manifestado su enojo a través de las redes sociales: “Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, y la cuestión de Taiwán es completamente un asunto interno de China”. Luego de los cruces y en medio de un clima de máxima tensión, Mondino recibirá mañana al embajador Wang Wei, en un cara a cara en el que no solo negará el encuentro, sino que tratará de minimizar las ofensivas declaraciones que realizó Milei durante la campaña electoral y justificar el rechazo del ingreso a los Brics. Malabares de una política exterior cada vez más cerrada, que amontona conflictos en puerta y suma papelones como el de Mondino calificando de “agrupaciones socialistas” a las organizaciones criminales de Ecuador.
En tan solo unas semanas, Argentina rompió el histórico principio de neutralidad sobre conflictos bélicos en la disputa entre Rusia y Ucrania, agravió a las economías emergentes que integran los Brics, empantanó el vínculo con Brasil y tensionó a más no poder la relación con China. En contraposición, se alineó exclusivamente a Estados Unidos, a pesar de no contar con la simpatía de la administración de Joe Biden. De todo el fallido recorrido, el conflicto con el gigante asiático resulta el más grave. No solo por ser el segundo socio comercial argentino y una importante fuente de financiamiento externo sino porque constituye un aliado estratégico en la causa Malvinas. En el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, China asume hace años un rol protagónico para defender el principio de integridad territorial sobre las Islas y nuestro país sostiene una postura recíproca respecto a Taiwán. De ahí que el encuentro secreto con representantes taiwaneses haya encendido todas las alarmas diplomáticas. “Es un tema muy delicado. Si esa reunión no existió, el Gobierno debería haberlo desmentido públicamente y ratificado que la postura argentina es la de ‘una sola China’”, señalan desde la oposición e indican que el encuentro efectivamente se realizó.
Relaciones secretas
La cumbre de la discordia se habría efectuado el 26 de diciembre en el Palacio San Martín. Días después de la asunción presidencial, la representante de Taiwán en Argentina, Miao-hung Hsie, habría visitado el edificio de la calle Arenales, a pesar de no haber sido informado oficialmente. El mitín despertó la furia de las autoridades chinas, que consideran inaceptable un hecho de tal trascendencia. “Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, y la cuestión de Taiwán es completamente un asunto interno de China. La clave para mantener la paz y la estabilidad en el estrecho es defender el principio de una sola China”, expresó la embajada asiática en Buenos Aires. Funcionarios del Gobierno le bajaron el precio a la declaración, al remarcar que el mensaje solo “ratifica la posición histórica” del país, pero no hace referencia a ningún encuentro. Lo único que sí admiten son dos hechos inobjetables: que el vínculo con Hsie es real, a tal punto que el 19 de noviembre se acercó al Hotel Libertador a celebrar el triunfo de Milei; y que ese acercamiento complica aún más la relación con China.
En la embajada del país asiático no dudan del encuentro y están desconcertados por la actitud del gobierno argentino. "No se entiende. La soja y la carne la compramos nosotros, no Taiwán", dicen y no descartan que estos choques impliquen en el futuro una reducción del intercambio comercial. El enojo y la preocupación es de tal magnitud que incluso referentes de la Sociedad Rural se comunicaron en las últimas horas con diplomáticos chinos para conocer hasta dónde podía llegar a escalar el conflicto.
Sobre la mesa también aparecen otros dos temas clave. Por un lado, la necesidad de financiamiento externo y el deseo del ministro de Economía, Luis Caputo, de hacer uso del swap con China. Producto de los choques diplomáticos, el tramo de 6500 millones de dólares que le habían aprobado a la gestión de Alberto Fernández quedó congelado hasta nuevo aviso. Para activar el intercambio de monedas es fundamental que haya señales de reciprocidad, algo que hoy claramente no estaría sucediendo. Y el otro foco de atención es qué pasará con la construcción de las represas en Santa Cruz. Al respecto, el presidente de la empresa china Gezhouba, Zhang Jun, le pidió al gobernador de la provincia, Claudio Vidal, que interceda ante Milei, para obtener certezas sobre el avance de las obras.
Mañana Mondino podrá limar asperezas respecto a toda esta agenda en lo que será su primera reunión oficial con el embajador Wang Wei. Será la segunda vez que se vean las caras. La primera fue días después de las elecciones presidenciales. En aquella oportunidad se vio obligada a disculparse con el gobierno chino por la beligerancia de Milei durante la campaña, donde había afirmado que rompería relaciones con el gobierno de Xi Jinping por ser “comunista”. La misma amenaza le había propinado a “Lula” Da Silva en Brasil. El pedido de disculpas vino acompañado con una invitación a la ceremonia de asunción presidencial. Ningúno de los dos jefes de Estado aceptó ser parte de la celebración.
Papelón por Ecuador
Los traspiés de la gestión libertaria no se circunscriben solamente a China o Brasil. Mondino ayer también se expuso gratis a un papelón, al repudiar la grave situación político-social que atraviesa Ecuador producto de la ascendente violencia criminal. Tras expresar su "respaldo total" al gobierno Daniel Noboa y a sus fuerzas de seguridad, la canciller habló de un "intento de golpe de agrupaciones socialistas narco-terroristas".
La absurda referencia al socialismo --un calificativo que nadie en Ecuador ni en ningún lugar del mundo utilizó--, sumado al conflicto por Taiwán, generó tanto rechazo en tan pocas horas que muchos dirigentes empezaron a decirle al exdiputado Federico Pinedo "calentá que entrás". Él, diplomáticamente, lo desmiente.
Por Sebastián Cazón / P12