El espectro de un conflicto regional

Actualidad - Internacional04 de noviembre de 2023
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¿Está Irán detrás del ataque de Hamas contra Israel? Según un artículo de The Wall Street Journal del 8 de octubre, que sólo cita fuentes anónimas de la organización islamista palestina y de Hezbollah, Teherán habría dado luz verde a la operación “Diluvio de Al Aqsa”. Los funcionarios iraníes lo niegan, al tiempo que aplauden las incursiones de Hamas y llaman a “perpetuar la resistencia”. En Estados Unidos, varios legisladores, tanto demócratas como republicanos, pidieron nuevas sanciones contra Teherán. Pero persiste una pregunta: si, efectivamente, la República Islámica apadrina esta ofensiva, ¿por qué Hezbollah (“Hezb”,“el Partido”), su principal representante en la región, no entró en guerra al mismo tiempo que Hamas en nombre de “la unidad de los frentes” o de la “resistencia común”, expresiones que utilizan regularmente los líderes del partido libanés? Una intervención de este tipo habría contribuido a desorganizar al Ejército israelí –que tenía varias unidades desplegadas en Cisjordania– antes incluso de que el grupo aeronaval del portaaviones estadounidense USS Gerald Ford navegara “de manera preventiva”, según Washington, por las costas israelíes.

En el caso de que Teherán hubiera conocido previamente los ataques de Hamas, hay que examinar dos hipótesis. La primera es que ignoraba los detalles precisos, particularmente la fecha exacta. Varios analistas árabes creen en este escenario: Hamas habría tomado en soledad la decisión de desencadenar el ataque sin avisarles la fecha a sus aliados. Y más importante aun, lo habría planificado la cúpula militar, personificada por su jefe, Mohammed Deif, sin referírselo a Teherán, y ni siquiera a la dirección política exiliada en Qatar. Una manera de evitar las filtraciones, pero también de afirmar la primacía de los líderes de Hamas del interior frente a los del exterior.

 
La segunda hipótesis es que Irán no quería que en un primer momento Hezbollah fuera asociado al ataque, manteniéndolo en reserva mientras esperaba el avance de los acontecimientos. Para el régimen de los mullahs, el partido libanés es una palanca valiosa para disuadir a Israel de lanzar un ataque contra sus instalaciones nucleares. No se trata entonces de usarla a la ligera. En el pasado, Teherán dudó mucho antes de presionar a Hezbollah a comprometerse en un frente exterior, como sucedió en Siria para defender al régimen de Bashar al Assad. El conflicto de baja intensidad que las milicias libanesas sostienen en la frontera norte de Israel sólo tiene por finalidad recordarle a Tel Aviv que siempre tendrá que tenerlas en cuenta. Desde la “Guerra de los Treinta y Tres Días” de 2006 que lo enfrentó con Israel, Hezbollah, que se considera vencedor del conflicto, se fortaleció considerablemente desde el punto de vista militar. Aunque reconocen la supremacía de la aviación israelí, sus líderes insisten en el hecho de que no temen un enfrentamiento terrestre.

Para decirlo claramente, Teherán sostiene que no podría impedir que Hezbollah, junto con otros actores que le responden, ataquen a Israel.

Una situación “incontrolable”

Una semana después del ataque, el Guía Supremo iraní, el ayatollah Ali Jamenei, amenazó a Israel con recurrir a la fuerza en caso de que persistan los bombardeos aéreos sobre la Franja de Gaza. “Si los crímenes del régimen sionista prosiguen, las fuerzas musulmanas y de la resistencia se van a impacientar, y nadie podrá detenerlas”, declaró el 17 de octubre. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir Abdollahian, advirtió a Estados Unidos e Israel que la situación podría volverse “incontrolable” en Medio Oriente. Para decirlo claramente, Teherán sostiene que no podría impedir que Hezbollah, junto con otros actores que le responden, ataquen a Israel. El jueves 19 de octubre, un buque de la Marina estadounidense que navegaba por el Mar Rojo interceptó varios misiles y drones disparados desde Yemen por los hutíes, milicianos proiraníes. Estos artefactos de largo alcance estaban orientados hacia el norte y, según Washington, habrían podido alcanzar territorio israelí. Cada día, la prensa iraní afín al gobierno reclama que las facciones armadas chiitas del Líbano, de Yemen, de Siria y de Irak concentren ahora sus energías contra Israel. Los riesgos de una deflagración general en el Mashrek son cada vez más reales.

Consciente del peligro de que se abra un segundo frente en el norte, el gobierno israelí hizo evacuar varias localidades cercanas a la frontera y multiplica sus advertencias contra Hezbollah e Irán. Con el correr de los días, las escaramuzas habituales se agravaron, recordando, por su intensidad y su carácter repetitivo, el preludio que llevó a la guerra de 2006. ¿Pero, tiene realmente interés Hezbollah en desencadenar una guerra contra Israel? Hacerlo sería correr el riesgo de sufrir una represalia estadounidense, cuarenta años después de que Washington bombardeara las costas libanesas como respuesta al doble atentado en Beirut que mató a 241 soldados estadounidenses y a 58 paracaidistas franceses. Porque una de las primeras consecuencias del ataque de Hamas contra Israel es el regreso con fuerza de la Marina de Estados Unidos a la región.

 

Por Akram Belkaïd *  Jefe de redacción adjunto de Le Monde diplomatique, París

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