La revolución educativa con Inteligencia Artificial: ¿hay que prohibirla en las escuelas?

Actualidad - Nacional17 de septiembre de 2023
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El uso de la Inteligencia Artificial (IA), al principio, no fue muy bien recibido en las escuelas. Su adopción generó preocupaciones, especialmente en torno al peligro del plagio. Ante este dilema, muchas escuelas y universidades prohibieron su uso, y otras incorporaron evaluaciones orales en los trabajos escritos para verificar que los estudiantes no sólo reproduzcan información, sino que comprendan en profundidad los temas sobre los que escriben.

Sin embargo, contradiciendo estas reacciones iniciales, las cifras nos demuestran que el uso del ChatGPT tiene un impacto positivo tanto en alumnos como docentes. Según una encuesta realizada por Impact Research, un porcentaje significativo de estudiantes y docentes en Estados Unidos ya adoptó ChatGPT como una herramienta educativa. Hasta un tercio de los estudiantes entre 12 y 17 años, y el 51% de los docentes han incorporado esta tecnología en su rutina educativa. Los resultados del estudio son alentadores: un 89% de docentes y un 79% de estudiantes consideran que ChatGPT ha tenido un impacto positivo en su aprendizaje.

En vez de prohibir el uso de ChatGPT en exámenes y tareas, es clave que los programas de estudio incluyan la IA como una herramienta pedagógica fundamental. Porque el mercado laboral del futuro va a requerir de habilidades y competencias que van mucho más allá de la simple adquisición de conocimientos: la capacidad de interactuar con nuevas tecnologías va a ser vital para el desarrollo profesional de cada estudiante.

Al evaluar a los estudiantes, deberíamos hacerlo en un entorno que simule cómo se desempeñarían en el mundo real. Si en la industria los profesionales utilizan calculadoras, computadoras e inteligencia artificial, los exámenes y tareas para hacer en casa deberían proporcionar un entorno similar a fin de que los estudiantes sean evaluados en situaciones más realistas.

Debemos dejar de pensar que un texto generado por inteligencia artificial implica plagio o “trampa”, y entender que la inteligencia artificial es ahora una extensión nuestra como persona, y que por lo tanto un texto generado por inteligencia artificial pero guiado por un humano debe contar como un texto creado por humanos. A futuro, todos los textos serán parcialmente generados por inteligencia artificial, como una herramienta que ayuda en la escritura.

Por eso, fomentar la comprensión y el uso temprano de estas herramientas no solo enriquecerá el proceso de aprendizaje, sino que también preparará a los alumnos para enfrentar los desafíos del mundo actual.

En este sentido, debemos dejar de subestimar la capacidad de los niños para aprender a usar herramientas tecnológicas. Desde muy chicos, estos demuestran una habilidad asombrosa para adaptarse a la tecnología: los dispositivos móviles y las aplicaciones ya forman parte integral de su vida cotidiana.

Incluso desde antes de aprender a escribir, los chicos están en condiciones de usar ChatGPT –existen funciones que permiten hablarle al chatbot a través de la voz, sin necesidad de escribir–. La clave es que esta tecnología se enseñe y se fomente desde los primeros años de escolaridad. Que los estudiantes puedan explorar qué herramientas de IA existen, sus funcionalidades y cómo sacarles el mejor provecho para sus tareas diarias. Y para esto, debemos permitir que la IA se use para hacer tareas e incluso durante los exámenes.

Porque, al prohibir a los estudiantes el uso de inteligencia artificial en tareas y evaluaciones, no los estamos educando para las profesiones que elijan cuando sean más grandes. Porque la IA es y va a ser su principal herramienta de trabajo. Y es necesario actualizarse. Además, estamos limitando el aprendizaje y enseñando a los estudiantes a trabajar de forma ineficiente y arcaica. Este es uno de los problemas principales que tiene la Argentina en nivel de educación a nivel mundial: el rechazo a la tecnología.

La buena noticia es que, a comparación de tecnologías anteriores como los celulares y las computadoras, la inteligencia artificial es muy fácil e intuitiva para usar. Al ChatGPT se le escribe como si fuera una persona –en inglés, español, u otros lenguajes–. A Midjourney, un modelo de IA que genera imágenes fotorealistas o ilustraciones, también se le escribe en lenguaje natural –en inglés–. Para utilizar Stable Diffusion, otra IA generativa de imágenes digitales de alta calidad, también solo hace falta saber escribir en inglés.

Cuando estaba en el secundario, en la escuela técnica ORT, en la mayoría de las clases estaba prohibido usar tecnología en el aula. A pesar de eso, de a poco algunas asignaturas se fueron flexibilizando, entonces comencé a llevar mi computadora para aprovechar ratos libres y dedicarme a mis proyectos tecnológicos.

En parte, gracias a esa posibilidad de utilizar tecnología en el aula, pude desarrollar proyectos y formarme casi a tiempo completo como programador. Esto me llevó a presentar proyectos en Tecnópolis y otras exhibiciones, y a formar parte del equipo olímpico de informática, lo cual ayudó a que Stanford y MIT me dieran becas para formarme en EE. UU. y dedicarme al desarrollo de productos que utilizan inteligencia artificial. Tuve la oportunidad de trabajar en el desarrollo de videojuegos en Electronic Arts, participar en la creación de una startup de drones con IA en Silicon Valley y en proyectos de redes neuronales en Apple y Meta, además de mi carrera e investigación en IA en la Universidad de Stanford.

Actualmente estoy trabajando en FreeWillAI, una startup que busca empoderar a empresas y desarrolladores para utilizar inteligencia artificial en la blockchain de forma descentralizada, impulsando el desarrollo de Dapps (aplicaciones descentralizadas), protocolos y criptomonedas. Nuestra visión es democratizar la inteligencia artificial y permitir que esta cobre vida propia.

Abrazar la IA en las aulas no sólo prepara a los chicos para el futuro, sino que promueve el pensamiento crítico, la creatividad y la adaptabilidad. Debemos reformular los planes de estudio para que prioricen la enseñanza de nuevas tecnologías y la incluyan con prioridad en clases, tareas y exámenes. El objetivo está claro: empoderar a nuestros estudiantes, los líderes del mañana, con las últimas tecnologías.

Por Lucas Roitman * Investigador en Stanford y Apple & CEO de FreeWillAI / Ámbito Financiero

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