Automoción, transición… y gasolineras

Actualidad 08 de mayo de 2023
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A día de hoy, el supuesto problema para muchos de los que se plantean adquirir un vehículo eléctrico sigue siendo el dónde recargarlo, a pesar de que la experiencia demuestra que el 90% del tiempo, lo normal y razonable es recargarlo en su propia casa – suponiendo, por supuesto, que dispongan de un garaje o de un lugar en el que puedan hacerlo.

Para el 10% de las ocasiones restantes, salvo en el caso de una Tesla cuyo incesante despliegue de estaciones de supercarga en cada vez más países permite en prácticamente todos los casos encontrar las que necesitas durante un viaje, llevar a cabo la recarga con simplemente enchufar tu vehículo sin tener que utilizar ninguna app ni ninguna tarjeta, y además, hacerlo en un tiempo que suele ser inferior a los veinte minutos o media hora, la disponibilidad de estaciones de recarga suelen ser un problema que hace que muchos se replanteen la adquisición de un vehículo eléctrico. La densidad de la red de puntos de recarga sigue siendo aún sensiblemente inferior a la de la red que se utilizaba con la tecnología anterior, las gasolineras. Sin embargo, y dado que este año uno de cada cinco automóviles vendidos van a ser eléctricos y que cada vez más países están planteándose obligar a las gasolineras a ofertar también puestos de recarga rápida, ¿hacia dónde apunta el futuro?

Es importante tener en cuenta que en ese futuro intervienen varios factores: el primero, que con total seguridad, los vehículos eléctricos irán acelerando cada vez más su adopción hasta que llegue el momento en que, en no muchos años, la ley simplemente no permita adquirir ya vehículos con motor de combustión interna. En segundo, que los márgenes de distribución del combustible, en un mercado cada vez más presionado, tenderán a disminuir cada vez más. Y en tercero, y muy importante, que el tiempo medio requerido para llenar el depósito de combustible es sensiblemente inferior al que se necesita para una recarga rápida de batería, que podemos estimar entre los veinte minutos y la media hora (los vehículos que no permiten supercarga y los cargadores lentos, simplemente, no tienen sentido a la hora de plantearse viajar).

Visto así, ¿qué va a ocurrir? En primer lugar, que las gasolineras comenzarán – están comenzando ya, de hecho – a instalar puestos de supercarga, pese a que hacerlo no es sencillo y requiere de una acometida de electricidad con la potencia suficiente. Muchos supercargadores de Tesla, de hecho, se encuentran al lado de gasolineras, y los propietarios del terreno ya han comprobado algo que resultaba evidente: los clientes de vehículos eléctricos son mucho más interesantes que los que simplemente llenan su depósito de combustible: permanecen en el establecimiento un tiempo más prolongado, en muchas ocasiones sincronizan su parada con el almuerzo, y por tanto, consumen más y con un margen sensiblemente mayor que el que proporciona el combustible.

Esa circunstancia permite entender algo muy claro: que las estaciones de servicio – llamarlas «gasolineras» pasará a ser un anacronismo – que no se reconviertan suficientemente rápido a medida que el parque automovilístico evoluciona, tenderán a ver reducirse su negocio y tendrán problemas de viabilidad. Según el Boston Consulting Group, entre el 25% y el 80% de las estaciones de servicio norteamericanas no generarán beneficios en 2035 si no se reforman y ofrecen supercarga para vehículos eléctricos. La cuestión, por tanto, no es tan sencilla como simplemente guiarse por el número de vehículos eléctricos vendidos, que superarán a los de combustión en 2030, sino tener en cuenta lo que ocurrirá con esas gasolineras a medida que sus clientes van cambiando de automóvil. O más concretamente, lo que ocurrirá con su margen comercial: o evolucionan para generar una oferta razonable para que los clientes de recarga eléctrica tengan un sitio donde comer, comprar o entretenerse en torno a media hora, o verán como su negocio se deteriora progresivamente.

Por otro lado, y a medida que esas estaciones de servicio evolucionan en un mercado descendente para los vehículos de combustión, el problema irá pasando a ser el de los propietarios de esos vehículos: las estaciones de servicio existentes priorizarán el espacio para los vehículos eléctricos, y encontrar una gasolinera como tal se volverá cada vez más complicado, lo que tenderá también a acelerar la transición.

¿No lo crees posible? ¿Crees que nunca verás ese cambio, o que hablamos de un horizonte de más de veinte años? Pues espera unos pocos años menos, alrededor de la mitad, y ya retomaremos esta conversación.

Nota:https://www.enriquedans.com/

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