El pacto con el FMI se secó y enciende la interna oficialista

Economía 10 de marzo de 2023
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Como los pastizales debajo de las líneas eléctricas de alta tensión, las hojas del pacto con el FMI que el Congreso aprobó exactamente un año atrás amenazan con prenderse fuego de un momento a otro. La demora delstaffpara ratificar la flexibilización de metas que se apuró a anunciar Sergio Massa en la cumbre del G-20 en India no responde solo a la severidad de la sequía sino también a una creciente inquietud en el organismo sobre la voluntad oficial de sostener al ajuste que exige. La relación con el Fondo, además, se meterá de lleno en la campaña desde este viernes, cuando Cristina Kirchner se refiera al tema por primera vez desde aquella votación en el Senado de la que optó por ausentarse.

Lo único que sigue intacto es el respaldo de Kristalina Georgieva a Sergio Massa, más vehemente incluso que su apoyo previo a Martín Guzmán. “Es su militante número uno”, lo chicaneó ante BAE Negocios uno de los dirigentes kirchneristas que más habla con el ministro de Economía. Los que dudan de él, en cambio, son los técnicos del Departamento del Hemisferio Occidental, que quedó acéfalo desde que el brasileño Ilan Goldfajn se fue a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que recién en mayo empezará a pilotear el chileno Rodrigo Valdés. Son ellos quienes tienen que elevar al directorio para que apruebe los próximos desembolsos los tres documentos que fueron y volvieron infructuosamente entre Washington y Buenos Aires en estas dos semanas: la carta de intención, el memorándum de entendimiento y el memorándum de política económica y financiera.

Las conversaciones desde aquella cumbre del G-20 se fueron complicando día a día. Fue después que regresaran al país Lisandro Cleri, Leonardo Madcur y Gabriel Rubinstein, la delegación que intentó destrabar la revisión trimestral en Washington en paralelo a las gestiones de Massa ante Georgieva en Bangalore. Elstaffya había aceptado no exigirle al Banco Central que aumente sus reservas como se comprometió a hacerlo un año atrás por entender que la sequía golpeará el ingreso de divisas al país, pero empezó a preguntar cómo se cumplirá la meta de reducción del déficit fiscal, afectada de rebote por el mismo factor. En febrero, por ejemplo, la recaudación de impuestos cayó un 3,2% interanual en términos reales. La de retenciones se desplomó un 29%.

Los hombres de negro también reclaman mayores aumentos de tarifas de gas y luz para recortar más rápido lo que gasta el Estado en subsidios. La segmentación de tarifas según el poder adquisitivo, que Massa endureció a poco de asumir, terminó por aplicarse atenuada. “Ahora, para relajar por escrito la meta de reservas, quieren ver un gesto de este lado”, reveló uno de los encargados de discutir los detalles virtualmente por Webex. 

Lo que interpretaron como una señal pero en sentido contrario fue la aprobación de la moratoria previsional para unos 800.000 trabajadores en edad de jubilarse que no cuentan con los aportes necesarios para hacerlo. Es una ley para la que Máximo Kirchner reunió voluntades como no lo hacía desde antes de renunciar a la presidencia de la bancada y que el Fondo reclamó expresamente que no se haga en la página 13 de la tercera revisión del acuerdo, publicada el 22 de diciembre último. El rechazo es tajante: “Serán necesarios esfuerzos para contener la cuenta de salarios del sector público (con el congelamiento de vacantes), la de jubilaciones (donde los aumentos deben anclarse en la fórmula de indexación y en evitar nuevas moratorias) y también en las transferencias a provincias y empresas públicas”, reza el texto en su apartado A.11.

 

PANORAMA SEMANALEl pacto con el FMI se secó y enciende la interna oficialista
 
 
 Por Alejandro Bercovich |
 09-03-2023 22:00
 
 
 
 
 
Como los pastizales debajo de las líneas eléctricas de alta tensión, las hojas del pacto con el FMI que el Congreso aprobó exactamente un año atrás amenazan con prenderse fuego de un momento a otro. La demora delstaffpara ratificar la flexibilización de metas que se apuró a anunciar Sergio Massa en la cumbre del G-20 en India no responde solo a la severidad de la sequía sino también a una creciente inquietud en el organismo sobre la voluntad oficial de sostener al ajuste que exige. La relación con el Fondo, además, se meterá de lleno en la campaña desde este viernes, cuando Cristina Kirchner se refiera al tema por primera vez desde aquella votación en el Senado de la que optó por ausentarse.

 
 
 
 
Lo único que sigue intacto es el respaldo de Kristalina Georgieva a Sergio Massa, más vehemente incluso que su apoyo previo a Martín Guzmán. “Es su militante número uno”, lo chicaneó ante BAE Negocios uno de los dirigentes kirchneristas que más habla con el ministro de Economía. Los que dudan de él, en cambio, son los técnicos del Departamento del Hemisferio Occidental, que quedó acéfalo desde que el brasileño Ilan Goldfajn se fue a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que recién en mayo empezará a pilotear el chileno Rodrigo Valdés. Son ellos quienes tienen que elevar al directorio para que apruebe los próximos desembolsos los tres documentos que fueron y volvieron infructuosamente entre Washington y Buenos Aires en estas dos semanas: la carta de intención, el memorándum de entendimiento y el memorándum de política económica y financiera.

 
Las conversaciones desde aquella cumbre del G-20 se fueron complicando día a día. Fue después que regresaran al país Lisandro Cleri, Leonardo Madcur y Gabriel Rubinstein, la delegación que intentó destrabar la revisión trimestral en Washington en paralelo a las gestiones de Massa ante Georgieva en Bangalore. Elstaffya había aceptado no exigirle al Banco Central que aumente sus reservas como se comprometió a hacerlo un año atrás por entender que la sequía golpeará el ingreso de divisas al país, pero empezó a preguntar cómo se cumplirá la meta de reducción del déficit fiscal, afectada de rebote por el mismo factor. En febrero, por ejemplo, la recaudación de impuestos cayó un 3,2% interanual en términos reales. La de retenciones se desplomó un 29%.

Los hombres de negro también reclaman mayores aumentos de tarifas de gas y luz para recortar más rápido lo que gasta el Estado en subsidios. La segmentación de tarifas según el poder adquisitivo, que Massa endureció a poco de asumir, terminó por aplicarse atenuada. “Ahora, para relajar por escrito la meta de reservas, quieren ver un gesto de este lado”, reveló uno de los encargados de discutir los detalles virtualmente por Webex. 

 
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Lo que interpretaron como una señal pero en sentido contrario fue la aprobación de la moratoria previsional para unos 800.000 trabajadores en edad de jubilarse que no cuentan con los aportes necesarios para hacerlo. Es una ley para la que Máximo Kirchner reunió voluntades como no lo hacía desde antes de renunciar a la presidencia de la bancada y que el Fondo reclamó expresamente que no se haga en la página 13 de la tercera revisión del acuerdo, publicada el 22 de diciembre último. El rechazo es tajante: “Serán necesarios esfuerzos para contener la cuenta de salarios del sector público (con el congelamiento de vacantes), la de jubilaciones (donde los aumentos deben anclarse en la fórmula de indexación y en evitar nuevas moratorias) y también en las transferencias a provincias y empresas públicas”, reza el texto en su apartado A.11. 

Morfina y garotos

Siempre polémico, Carlos Melconian lo definió en pocas palabras ante Massa en una reunión que ambos mantuvieron en reserva pero que el ministro, cuidadoso, informó a la vicepresidenta: “La inflación es la morfina que va a hacer pasar este acuerdo con menos dolor”, soltó ahí el jefe de la Mediterránea.

Quienes cobran algo de la ANSES lo sienten en el bolsillo, sin anestesia que valga. Según calcula Luis Campos, del Observatorio de Derecho Social de la CTA Autónoma, las asignaciones familiares perdieron en lo que va de la gestión del FdT un 12,7% en términos reales, tres décimas menos que el mítico recorte de la Alianza en 2001. El beneficio por hijo a partir de marzo para el tramo más bajo será de $ 11.465. Para equiparar a diciembre de 2019 debería sumar $ 13.132

En los tres documentos de la revisión, el FMI también va a dejar constancia de su desacuerdo con el “dólar soja” que benefició a los agroexportadores con un tipo de cambio privilegiado, equivalente a bajarles a cero las retenciones. Reclamará en cambio que el Central deje subir el dólar oficial a un ritmo mayor, algo que le evitaría sacrificar U$S 50 millones diarios pero que le daría otro empujón a la inflación, igual que la suba adicional de las tarifas de gas y luz.

Descartado ya el objetivo de llegar a abril con una inflación que empiece con 3, el equipo de Massa se abraza al premio consuelo de una estabilidad precaria. “Encontramos un equilibrio con el 6% de inflación, el Banco Central comprando bonos y un 90% de brecha. Lo que cambió desde el año pasado es la sequía y eso es lo que explica que vamos a crecer el 1% en vez del 5%. Pero no es una dinámica explosiva”, se defiende uno de sus escuderos. La pregunta que solo puede responder el tiempo es si eso le alcanzará para integrar la fórmula presidencial del oficialismo.

El salvavidas que por ahora no llega es el que se esperaba que lanzara Lula desde Brasil. La coalición que devolvió al petista al poder está cruzada por internas casi del calibre de las del Frente de Todos y eso bloquea la concreción de lo que anunció en Buenos Aires: que sus bancos financiarían a un año las importaciones de bienes brasileños desde Argentina. Si aceptaban financiar el flujo íntegro era el equivalente a un ‘swap’ de monedas por U$S 13.000 millones. Pero con la reglamentación que está a punto de salir, el refuerzo apunta a ser más modesto que el préstamo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) que trajo esta semana Massa de Chile.

Baterías y algodón

Incapaz por ahora de ofrecerle a la sociedad un rumbo alternativo al del FMI pero consciente de que siguiendo su hoja de ruta no se ganan elecciones, el kirchnerismo no termina de definir si apuesta o no por Massa para la boleta principal. El discurso de hoy de Cristina tomará como blanco al Fondo pero cuidará las formas con el ministro. Al menos por algunas semanas será así.

Tampoco hay unanimidad en ninguno de los campamentos del Frente de Todos. La llegada de Antonio Aracre encendió internas incluso en el albertismo, que ocupa un rincón tan insignificante de la coalición que a priori no parecería divisible. Hasta La Cámpora, un espacio con mandos cristalinos y referencias ineludibles, se llenó de cuchicheos con la foto de ‘Wado’ De Pedro en Expoagro.

Nadie rompe porque todos ven todavía alguna chance, al menos remota, de ganar unidos. El problema es que las elecciones amenazan con solaparse con el peor momento económico del año. Y la desconfianza también puede crecer. Lo sabe Matías Tombolini, a quien cuestionan cerca de Cristina por haberles vendido dólares al precio oficial durante todo febrero para importar prendas a las 100 marcas de ropa que entraron a “Precios Justos”. Todas subieron muy por encima de la inflación en 2022. Mientras a ellas les habilitan las SIRA, a los que traen insumos no. Eso puede empujar los precios en la segunda mitad del año al igual que la sequía, que también recortó en un 20% la oferta de algodón.

Otra mesa que promete severos cortocircuitos internos es quizá la más estratégica de todas: la del litio. Ahí los cinco gobernadores involucrados, de distintos partidos, concuerdan en que hace falta que una parte del mineral quede en el país y se venda más barato a quienes lo industrialicen localmente. Pero con lo que nadie avanza es con las regalías en boca de mina sobre la exportación de la materia prima cruda, que en Chile son del 40% y acá del 3%. Las tres patas del Frente de Todos, ahí también, opinan distinto y se pasan factura por las demoras.

Por Alejandro Bercovich * BaeNegocios

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