Por qué ChatGPT puede cambiar el mundo del trabajo

Recursos Humanos 08 de marzo de 2023
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Un fantástico mapeo matemático del lenguaje. Una red neuronal capaz de procesar cantidades monstruosas de datos y palabras, que permite a las computadoras imitar las habilidades de los seres humanos. Suena a ciencia ficción, pero esta tecnología ya está entre nosotros y es el nuevo grito de la IA: se llama ChatGTP.

Hay que ser muy claros en este punto: no estamos hablando de una mera base de datos ni de un motor de búsqueda a secas, sino que se puede considerar como una auténtica herramienta de gestión del conocimiento, capaz de ser destinada a una multiplicidad de actividades. ¿Cuál será el impacto de esta tecnología en el mundo del trabajo y cómo nos afectará en el día a día? La herramienta de ChatGTP anuncia más beneficios que problemas y nunca hay que perder de vista que, en última instancia, el Input siempre ha sido patrimonio de los mortales.

ChatGTP es una herramienta avanzada de chatbot, de lenguaje natural, que fue desarrollada por la compañía OpenAI (propiedad de Elon Musk). Funciona con el modelo básico GPT-3 —entrenamiento generativo pre-entrenado—, que se basa en el procesamiento del lenguaje natural (NLP) y se compone de más de 175 mil millones de parámetros.

No estamos hablando de una utopía ni un sueño lejano, sino de una herramienta al alcance de la mano en forma libre y gratuita, de la que ya se están sirviendo muchas empresas de primera línea. Sin ir más lejos, Coca-Cola acaba de anunciar que utilizará ChatGTP para impulsar sus áreas comerciales. Así lo expresó James Quincey, CEO de la compañía: “Vemos oportunidades de mejorar nuestro marketing a través de la IA de vanguardia”.

Gestionar conocimiento, más rápido y barato
A través del aprendizaje por refuerzo, esta tecnología utiliza preguntas y respuestas anteriores para determinar sus próximas respuestas. En muchos sentidos, funciona como un motor de búsqueda interactivo, pero aún más sofisticado. ¿Por qué no es una simple base de datos? Porque tiende a desarrollar una respuesta diferente cada vez que se le consulta algo.

También se la podría considerar una herramienta de gestión del conocimiento porque reutiliza lo que ya conocemos. Gestiona el conocimiento más rápido y barato que nosotros; eso nos lleva a ser más creativos con los planteos que le hagamos y ser más abiertos con las sugerencias que recibamos. Podríamos considerarlo como otro salto cualitativo en el trayecto que nos presenta la IA, al integrar un modelo de lenguaje de última generación adaptado al chat en una interfaz muy fácil de usar.

Una característica diferencial de ChatGPT es que ha abierto su uso de manera gratuita al público, lo que ha despertado un enorme interés a nivel global porque personas de todo el mundo comenzaron a interactuar con el algoritmo. Claramente, esto evidencia un paso más en la evolución y en la sofisticación de la IA y, según diferentes referentes, podría cambiar la forma en la que trabajamos e incluso las habilidades que necesitemos en el futuro. Es importante aclarar también que grandes empresas tecnológicas como Google, Meta y Microsoft están desarrollando tecnologías similares.

Aprendizajes e impacto
La reconocida publicación The Conversation reunió a un grupo de académicos de las universidades de Tennessee, Colorado, Michigan y Florida International para analizar el impacto del ChatGPT en el futuro del trabajo y los aprendizajes que podemos capitalizar. Basado en los mismos, sintetizaremos nuestro punto de vista:

—Podemos hacer una analogía con lo que ocurrió en la década de 1980, con la aparición de los programas de generación de texto (como WordPerfect). Ciertas actividades como los mecanógrafos desaparecieron casi por completo. Sin embargo, para la mayoría de las personas, con sólo una computadora personal, pudimos empezar a generar textos con mucho mayor facilidad, incrementando la productividad significativamente.

—Como toda nueva tecnología potente que automatiza una habilidad, en este caso, la generación de textos coherentes, aunque algo genéricos, afectará a quienes ofrecen actualmente esa capacidad en el mercado.

—Existe una gran diferencia entre saber (disponer de información) y saber hacer/capacidad de acción (conocimiento). Esta tecnología dispone de una cantidad enorme de información, pero no necesariamente sabe ni cómo utilizarla ni para qué. Ella guarda, procesa, conecta y provee información existente. Nuestro cerebro está preparado para realizar actividades mucho más trascendentes, creativas e impactantes.

—Responder lo que ya se sabe (información que se dispone) no es muy creativo (demuestra ser muy útil en tareas que usan información ya existente). Lo genuinamente creativo es poder indagar sobre lo que no se sabe o contestar a preguntas para las que todavía no tenemos repuesta.

—Los grandes modelos lingüísticos permitirán nuevas formas de trabajar, y también darán lugar a nuevos y aún no imaginados empleos.

—Aunque no cabe duda de que los grandes modelos lingüísticos presagian grandes modificaciones para los trabajadores creativos y del conocimiento, aún se vislumbran muchas oportunidades valiosas para quienes estén dispuestos a adaptarse e integrar estas nuevas y potentes herramientas.

—Es ese “respondedor” que siempre quisimos tener: le podemos preguntar muchas cosas y hace un trabajo repetitivo y de bajo valor agregado. Provee información muy valiosa, sí, pero no actúa ni decide. Nos recuerda que el aprendizaje se basa mucho más en preguntar que en responder.

—Muy posiblemente obligará a cambiar numerosos aspectos referidos a cómo aprender y cuándo, pero, sobre todo, qué aprender.

Riesgos y señales de alarma
—Claramente, la tecnología dista mucho de ser perfecta, lo que plantea una serie de problemas, desde la desinformación hasta el plagio, que afectan a los trabajadores humanos.

—Es una herramienta que ahorra tiempo, aunque no genera un producto final. Todo hay que revisarlo, corregirlo, precisarlo y adaptarlo. Todo lo que genera debe chequearse por las posibles inexactitudes.

—La herramienta no puede distinguir si algo es verdadero o falso, si es correcto o incorrecto, ni lo que es simple sentido común.

—Los datos recibidos no siempre son confiables; esta tecnología no tiene la capacidad de diferenciar entre fuentes serias y las que no lo son, como las que se comparten en las redes sociales. Tampoco distingue potenciales plagios.

—No puede leer la mente, con lo que sólo realiza suposiciones basadas en algoritmos y sesgos correspondientes. Esto también implica un riesgo.

Tal como afirma la prestigiosa MIT Technology Review, esta herramienta “puede planear tus entrenamientos, pero no conoce el cuerpo humano”. Del mismo modo, la publicación especializada Fast Company lo sintetiza de esta manera: “Debemos pensar en ChatGPT como la creación de un template (una plantilla pre formateada). Es sólo otra herramienta más que requiere Input para crear lo que fuera”.

Por último, esto nos respondió ChatGPT cuando le preguntamos acerca del futuro del trabajo: “En resumen, el futuro del trabajo es incierto y cambiante, pero está claro que habrá una mayor demanda de habilidades tecnológicas, creativas y de resolución de problemas, así como una mayor flexibilidad en la forma en que se trabaja. Los trabajadores tendrán que estar dispuestos a adaptarse y adquirir nuevas habilidades para tener éxito en el mercado laboral del futuro”.

Recordemos que, cuando hace más de 25 años la famosa computadora Deep Blue le ganó una partida al Gran Maestro y campeón mundial Garry Kasparov, muchos pensaron que ese iba a ser el fin del ajedrez. Sin embargo, las competiciones humanas del deporte-ciencia siguen proliferando y los grandes ajedrecistas emergen permanentemente.

Podemos tomar muchos otros ejemplos, como en la industria manufacturera o en el rol de las personas para tomar decisiones críticas en distintos ámbitos: desde el piloto automático de los aviones (sólo activado por el comandante en determinados momentos del vuelo) hasta el papel central que siguen desempeñando los árbitros de fútbol pese a la aparición del VAR. La última palabra, por ahora, seguirá siendo de los seres pensantes.

Evidentemente, para seguir capitalizando las oportunidades que nos presenta el futuro del trabajo, todos tendremos que adaptarnos y aprender constantemente. Pero, definitivamente, ninguna IA —incluyendo ChapGPT— tiene conciencia, empatía, emociones, juicio, crítico, ética, sentido común, creatividad ni capacidad de innovar. En todo eso, por lo menos hasta el momento, el ser humano sigue siendo inigualable.

* Alejandro Melamed es Doctor en Ciencias Económicas, speaker internacional y consultor disruptivo. Autor de ocho libros, entre ellos El futuro del trabajo ya llegó (2022), Tiempos para valientes (2020), Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017).

Nota:infobae.com

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