Lo humano será un lujo. Del presumible negocio en la anti inteligencia artificial

Actualidad 02 de febrero de 2023
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Hace unas semanas cambiaron el protocolo en la consulta de mi doctora. Ahora al llegar metes tu tarjeta en una máquina y te dan directamente el turno. Ya no hace falta hablar con la persona de recepción

Me acordé de este vídeo que muestra como algunos “Taco Bell” están eliminando la interacción humana al pedir la comida para llevar y a su vez otro ejemplo en un McAuto.

La automatización tiene tanto que ver - o más - con los procesos que con la tecnología. Se ahorra más trabajo humano en hacer que el cliente pida en un kiosko y vaya a la barra por la comanda que introduciendo “robots camareros”

El robot sobre el que hablan en esa conversación tuitera es Bellabot, que empieza a estar presente en algunos restaurantes en España (en Málaga están por ejemplo en Sushisom, en zona Carretera de Cádiz). La experiencia es irregular y hay mucho trabajador pendiente de los incidentes (el más habitual en mi caso es que se fuera sin darme tiempo a recoger la comida)

Siempre me ha interesado el debate sobre por qué sucedió la revolución donde sucedió y cuando sucedió. Estaba aquél argumento de la ética protestante y la frugalidad del norte, pero uno que es materialista siempre ha comprado la teoría de Robert Allen que ya comentamos (la revolución industrial explosionó en su nacimiento en Gran Bretaña debido a que el trabajo era más caro en relación al coste de la energía que en otros países), que ahora parece verse refrendada por los últimos estudios.

Pero ese no es el tema de este artículo. De lo que quiero hablar esta relacionado con lo que apuntaba Hector G. Barnés hace poco en El Confidencial (artículo bajo suscripción, lo siento). Su tesis es que cada vez hay menos espacios donde uno pueda mantener conversaciones no previstas con personas que no son como nosotros. Barnés repasa varias innovaciones que eliminan la necesidad de un humano y matan esas interacciones casuales. Desde el comercio electrónico que impacta en la tienda de la calle (llevado al extremo, recogemos el paquete en un locker y no hablamos ni con el repartidor) hasta la muerte de espacios comunitarios como los bares de parroquianos. Esos entornos “donde se creaba la sociedad”.

Tengo la impresión de que vamos a demandar, de que ya estamos demandando, este aspecto comunitario. Muchos teletrabajadores nuevos se quejan de que han perdido vida social. Los “viejos” ya sabemos que el ahorro de tiempo que conseguimos al no desplanarnos es justo en la vida social donde merece la pena invertirlo. Con la desaparición de espacios de comunidad en los barrios - pienso en el declive de las parroquias - veo probable que esa demanda vital la cubran los centros deportivos, desde el club de pádel hasta el gimnasio o el box de crossfit (el club tiene una gran ventaja que es tener bar)

Sumo otro argumento para llegar a mi tesis. Se podría decir que además de todo esto, ha habido un intercambio de vida social “tradicional” por otra digital. En ocasiones se suele entender que en internet invertimos en muchas relaciones débiles (decenas, cientos, miles de seguidores) y perdemos en relaciones fuertes presenciales. Pero no siempre es el caso, como atestiguan los matrimonios que empezaron por un contacto online.

Sea como fuere, este vivir en el metaverso (no en la realidad virtual, pero sí con lo digital y virtual con más presencia e importancia en nuestra vida) nos desconecta de lo presencial también cuando nos movemos de la mesa del ordenador o del uso del dispositivo en casa. Cada vez más pendientes del móvil en todos lados, incluso cuando caminamos establecemos esa barrera con cualquier posible interlocutor que son los auriculares, a ser posible con cancelación de ruido.

Llegando al asunto de este post (ya me vale con la enorme introducción), la aparición de las inteligencias artificiales supone una capa adicional. Con la explosión de creación de contenidos generados por IA (es un asunto que discutimos a fondo hace poco), tenemos también una presumible automatización de procesos posible gracias a la IA.

El doblaje de actores y películas, también recitar audiolibros, creación de artículos básicos escritos (o en su defecto, los creados por humanos pueden ser resumidos con gran eficiencia), pronto hablaremos de vídeo, creatividades de videojuegos… e incluso hay quien apunta a terapeutas, influencers y talentos creadores de contenido, amigos y amigas, pornografía, atención al cliente, escritura de libros y cómics.

Hay un escenario de cierta probabilidad, que es el de que la automaticación en tareas creativas nunca acabe de satisfacernos (véase Gary Marcus). Otra visión, de la que tiendo a ser más partidario, es que vamos hacia un escenario en el que la inteligencia artificial sea un asistente en toda tarea creativa, una suerte de autompletar, pero casi nunca un sustituto.

Aún así, la versión barata, suficiemente buena, basada en inteligencia artificial se conseguirá pronto en algunas de estas disciplinas. Los financieros en de dichas industrias invitarán a experimentar a bajo coste con generación basada en IA y probar cuando menos la rentabilidad de las propuestas. Al contrario del caso tan complejo de los camareros robóticos, como hemos venido contando, la automatización viene a impactar primero a aquellos disciplinas que se desarrollan detrás de una pantalla.

Llegados aquí, hay un aspecto en el que tengo dudas. Detecto, leo y escucho a muchísima gente que quiere escribir artículos y hasta libros con ChatGPT pero no conozco a nadie que quiera leerlos. Es más, la posibilidad en estos casos de que gran parte de lo creado no lo haya leído ni el “autor humano” creo que es bastante alta. Quizás sea por nuestra necesidad de que arte y creación sigan siendo exclusivamente humanos, veo más probable que aceptemos un disco como el de Quevedo si se nos ofusca que los arreglos están calculados por una IA en función de lo que triunfa en Spotify, Tiktok y Youtube que si alguien nos viene con una canción y nos dice “está creada con una IA”

Ahí creo que va a haber una demanda. Al igual que en el mundo “no virtual” apostaría e invertiría en lugares capaces de potenciar el encuentro social, lo comunitario, en digital veo habrá un valor en certificar que algo es 100% creado por humanos. Artur Piszek lo compara con la demanda de comida no procesada frente a la explosión de los ultraprocesados

La generación con inteligencia artificial va a ser un gran negocio de enorme impacto. La corriente anti inteligencia artificial que demanda el contacto y creación por humanos también lo va a ser. Es posible que esto último, conforme las IAs sean cada vez mejores y se acerquen a un buen nivel en distintas disciplinas, se convierta en un lujo: aquello por lo que estaremos a dispuestos a pagar más.

Por:Antonio Ortiz

Nota:https://www.error500.net/

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