Así operaba la clínica trucha de la secta del porno sado: creen que drogaban a la fuerza a sus víctimas para silenciarlas

Actualidad 17 de agosto de 2022
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La historia de la secta Escuela de Yoga Buenos Aires llega a su capítulo más oscuro hasta ahora. La organización, allanada en el último fin de semana tras una larga investigación de la división Trata de Personas de la Policía Federal está acusada de los delitos de trata de personas y lavado de dinero a gran escala, de vender iluminación espiritual a los pies de un falso maestro para prostituir a sus víctimas con empresarios y hombres ricos, o quitarle los bienes incluso después de muertas fraguando sus testamentos y certificados de defunción con su propio estudio jurídico. La secta podía recaudar hasta 500 mil dólares por mes. Los acusan de exigir “sobres” a sus estudiantes, donaciones de hasta diez mil dólares por mes. La estructura, en un amplio organigrama trazado por los investigadores, incluye operaciones en Estados Unidos, filiales en Chicago, Las Vegas, New York, compra de oficinas o literalmente de edificios.

Pero, tal vez, lo peor de todo estaba en el Abasto.

El sábado por la madrugada, la Federal entró por la fuerza en la clínica Consultorios de Medicina Integral Abasto, situada en una casa chorizo en la calle Guardia Vieja al 4000. Allí, encontraron cerca de cien historias clínicas, junto a una supuesta paciente y una enfermera.

También se encontraron juguetes sexuales.

CMI Abasto operaba al menos desde 2009, de acuerdo a su viejo sitio web, dado de baja. Hablaban de enlaces con Estados Unidos, con una misteriosa operadora, y un enfoque terapéutico poco ortodoxo. “La figura del coach filosófico es clave en la terapia, brindara apoyo en todo momento del tratamiento medico. En caso de ser necesario mantenimiento, el paciente contara con el correspondiente coacheado filosófico”, anunciaban, el típico speech de la secta. Ofrecían tratamientos para adicciones, medicina del sueño, neumología, nutrición. Aseguraban haberle curado el cáncer no una, sino dos veces, a una mujer que les dedicó un poema.

Para la Justicia, el CMI Abasto era un agujero de torturas.

Un documento de la causa al que accedió Infobae revela que “allí ‘alumnos’ y “alumnas” serían internados y adormecidos durante varios días como forma de “aleccionamiento” y ‘subordinación’, cuanto tendría lugar fundamentalmente cuando algún integrante plantea alguna crítica o duda respecto del líder y la organización”. El expediente continúa: “Esta práctica, que se realizaría a través del consumo de psicofármacos y la denominan ‘cura de sueño’, es resistida incluso por quienes secundan al líder por miedo a quedar adormecidos”.

Peor todavía: de acuerdo con la causa, el alumno castigado tenía que pagar su propio tormento en pastillas.

En el allanamiento en Guardia Vieja se hallaron anotaciones sobre una paciente consideradas de sumo interés para el expediente a cargo del juez Ariel Lijo y el secretario Martín Canero. Estaban en un pizarrón, que decía: “Celeste F. I:10-04-22. Dar media porción de comida. Todos los viernes por la noche entra en descanso, hasta domingo al despertar”.

Drogar gente no ocurría solo en situaciones puntuales. Se sospecha que habría personas controladas con psicofármacos de manera permanente para ser fácilmente manipulables. La Escuela de Yoga Buenos Aires tenía con qué. Los medicamentos y jeringas fueron una figura repetida en los más de 30 allanamientos de la Federal. Marcela Sorkin, alias “La Leona”, una de las jefas del grupo bajo el máximo líder, Juan Percowicz, fue arrestada en el aeropuerto de Ezeiza mientras intentaba huir con 300 blisters de pastillas y un bollo de 6700 dólares en el bolsillo.

Hay siete sospechados señalados en la causa del Juzgado Federal N°4 como presuntos operadores de la clínica, entre ellos un presunto psicólogo que anuncia en sus perfiles web sus “tratamientos filosóficos”: el organigrama de la PFA lo señala directamente como implicado en las “curas de sueño”. Hay administrativos, otros presuntos terapeutas. La líder de la clínica, según el viejo sitio web de CMI Abasto, es Alicia Arata, de 62 años, alias “Doqui”, jubilada en los papeles, bioquímica y farmacéutica según su sitio web.

Arata fue una de las 19 sospechosas arrestadas el fin de semana pasado, la Federal había marcado su camioneta Ford Explorer, que terminó embargada por la Justicia. Para el juez Lijo, es una de las titulares de la clínica. Se incautaron recetas firmadas por ella, así como recetarios en blanco con su sello. Se negó a declarar. La encontraron en el complejo de la secta, un edficio de la calle Estado de Israel al 4000, donde cayeron otros nueve sospechosos, entre jeringas y pornografía, además de máquinas de contar dinero, cuadernos, computadoras e instrumental quirúrgico. En el mismo edificio fue arrestada Susana Mendelievich, una de las miembros de segunda línea de máxima confianza del capo Juan Percowicz, al que llamaba “papi” en audios encontrados en el caso.

El expediente continúa. Ayer, el juez Lijo rechazó excarcelaciones y ordenó restringir el patrimonio de los acusados. La pista estadounidense de la secta podría ser el próximo paso. CMI Abasto se traducía, aseguran investigadores, en dos organizaciones radicadas en Estados Unidos. “A su vez, la organización trasladaba psicofármacos y antidepresivos a Estados Unidos de América. Para ello, colocaban los medicamentos en el interior de las valijas de quienes realizaban los viajes”, llamados “casalitos” en la jerga interna, según un nuevo documento del caso firmado por Lijo.

La misteriosa mujer que era mencionada como la operadora americana en la vieja web de la clínica figura como su cabeza. El truco es peor que en el Abasto: el blanco esta vez son adictos en recuperación con dinero en el bolsillo que pueden ser convertidos en aportantes al jefe.

Nota: infobae.com

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