La historia de Pastalinda: la máquina de pastas "made in Argentina" que hoy se exporta a EE.UU. y ya facturan millones

Historia 30 de junio de 2022
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Para los italianos la pasta "fatta in casa"es fundamental dentro de su vida. Y en 1950 un milanés decidió crear la mejor máquina para hacer pasta del mundo. Sin embargo, este invento no lo realizó en su tierra natal sino en un pequeño pueblo rural bonaerense de tan solo 2000 habitantes. Con el tiempo, Pastalinda, se convirtió en un genérico y hoy la marca todavía se mantiene tras un boom de ventas durante la cuarentena.

La familia Prot comenzó su historia emprendedora en 1935 luego de abrir una planta especializada en fabricar maquinas lavadoras, embotelladoras y etiquetadoras, que trabajaba con importantes marcas italianas como Campari y Branca. Pero como les sucedió a muchos otros pequeños empresarios,las consecuencias económicas y sociales de la Segunda Guerra Mundial los llevaron a buscar un nuevo horizonte en la Argentina.

NO PUEDE FALTAR LA PASTA
En 1948 don Augusto Prot trae parte de su planta al país y decide instalarse en General Las Heras. Ahí se dedicaba a la fabricación de maquinaria agrícola. No obstante, como buen italiano, también disfrutaba de un plato de pastas caseras. Su formación en el mundo de la mecánica lo inspiró a querer crear él mismo una máquina que facilitara esta tarea.

El prototipo estaba hecho en madera tallada y, al ver que funcionaba, hizo el primer modelo con aluminio fundido para que fuera resistente. Su hija, María Pía, comentó: "Qué linda es esta máquina. Es una pasta linda". Y en ese momento los Prot se dieron cuenta que tenían el nombre para su producto.

Primero lanzaron la Pastalinda Hogar en 1950 y cinco años más tarde presentaron la versión Pastalinda Hotel pensada para comercios gastronómicos. Prot falleció diez años después de haber creado la máquina y su legado lo continuaron su hija y su marido.

AUGE, CAÍDA Y REINVENCIÓN
Durante los 70 Pastalinda vivió un momento de auge, pero en la década siguiente experimentó una caída. De 400 máquinas por día pasaron a solo 50. Pero con la llegada de la cuarta generación la empresa se revitalizó. Jonathan Romero, bisnieto de Prot y actual presidente de la firma, encaró una inversión que unificó la producción de piezas y ensamblado en La Paternal. Desde ahí elaboran el 100% de las partes de cada unidad.

 Jonathan Romero, bisnieto del fundador y actual presidente de Pastalinda
Con el crecimiento de la cocina hogareña en pleno aislamiento, la marca ganó popularidad. Multiplicó sus ventas, agotó producción e incluso tuvo que agrandar su plantilla. Además, con el correr de los años, Pastalinda sumó productos a su portfolio, como sellos, cortapastas, secapastas y fundas. En 2020 abrió su propio showroom en Palermo.

MODELO INDESTRUCTIBLE
Su diseño y variedad de colores lo convirtieron también en un artículo de decoración vintage. Sin embargo, su duración llegó a representar un issue para la sostenibilidad del negocio. Llegaron a recomendarles que utilizaran piezas más baratas para que las máquinas se rompieran más rápido y, de esta manera, así habría un mayor recambio.

 Pero no desde la compañía optaron por tomar el camino opuesto y apostar justamente por esta durabilidad como una manera de fidelizar a los clientes. Hoy Pastalinda factura alrededor de $ 650 millones por año y sus máquinas de pastas llegan a Uruguay, Paraguay, Canadá y los Estados Unidos.

Nota: apertura.com

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