







Pueden surgir otros, pero la punta para empezar a ordenar el tránsito del peronismo hacia octubre del 2027 apareció. El impresionante triunfo de este domingo validó toda la estrategia de Kicillof desde que resistió las presiones de Cristina y Máximo para que fuera candidato a la Presidencia en el 2023, hasta la decisión arriesgadísima de desdoblar las elecciones bonaerenses, por primera vez en la historia de la provincia. Jugo fuerte y ganó fuerte.


El discurso de triunfo fue ajustado y es el segundo paso de su proyecto presidencial. El primero era ganar esta elección. Está parado en una montaña de votos y no tiene un solo caso de corrupción en su extensa carrera política. No es un rival para subestimar, un error que -sobre todo el kirchnerismo- repitió.
El gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, se apuró a saludarlo y habló de un destino común. Jaldo el año pasado coqueteaba con Milei, pero hace unos meses se amigó con Manzur y ahora confía en aplastar a los libertarios en octubre. Algo cambio.
El peronismo demostró una vez más que es una maquina política implacable. Este domingo plantó dos potenciales gobernadores: Katopodis que se cargó la elección al hombro con el triunfo en el Conurbano norte y Julio Alak, que sorprendió en la siempre difícil La Plata. Hasta ganó en la coqueta City Bell, donde no ganaba el peronismo desde 1946. Milei dijo que le ganó el aparato que el peronismo pone en juego en las elecciones ejecutivas. O sea, vaticinó un triunfo peronista en la próxima elección de gobernador.
Milen entró en crisis severa de gobernabilidad. La pregunta del momento es: ¿Quién será el Massa de Milei? El libertario está en una situación muy parecida a la de Alberto Fernández antes del ingreso de Massa al gabinete. Necesita un salvataje político y económico. Tiene los dos motores detonados y el vínculo con la sociedad complicado.
Santiago Caputo logró evitar la guillotina que le hubieran aplicado si Karina y los Menem le ofrecían un triunfo a Milei y ahora va por la "reconstrucción" del triángulo de hierro. Pero eso es una mentira blanca para Milei. Va por la conducción del gobierno y de la política del gobierno. Es decir, va por Karina.
La diferencia que le sacó el peronismo a los libertarios, incluso con una participación que superó las elecciones recientes obliga a preguntarse si no estaremos ante un punto de inflexión en la sociedad con el libertario, que trasciende las fallas de técnica electoral.
El asesor presidencial impuso la teoría que falló la implementación política, pero se mantiene el respaldo popular a Milei. Es decir, que desplazados los Menem y Pareja y bajo su conducción se puede ganar en octubre. Milei compró esa teoría y por eso en su discurso prometió autocrítica al mismo tiempo que ratificó de manera absoluta el modelo económico.
Esta lectura no es compartida por sus aliados del PRO: "Se perdió un 50 por ciento por la economía, porque a la gente no le alcanza y otro 50 por ciento por la política, la agresividad la falta de cintura para ceder en temas delicados como los discapacitados", afirma uno de los dirigentes del macrismo que más empujó por cerrar con los libertarios.
La diferencia que le sacó el peronismo a los libertarios, incluso con una participación que superó las elecciones recientes, obliga a preguntarse si no estaremos ante un punto de inflexión en la sociedad, que trasciende la técnica electoral.
Para el establishment Milei está muy cerca de ser un proyecto fallido. Un líder que vapea capital electoral, incapaz de traducirlo en poder político sólido. Un líder que expulsa aliados, que delega decisiones críticas en gente poco preparada.
Como no aparece un Massa austríaco a la vista, en el PRO creen que en la emergebcia hay que reconstruir el vínculo con la política y proponen a Santilli para el Ministerio del Interior y Ritondo para la presidencia de Diputados. "Desde ahi reconstruir el vínculo con los gobernadores y traer de nuevo a los radicales", afirman. Pero el problema más acuciante sigue están en la economía. Y para eso no hay respuestas.
Los genios del mercado vendieron que si Milei perdía por hasta cinco puntos esto era un respaldo a su programa económico, que por la maldita política había tenido que ceder en sus principios de libre mercado de manera transitoria. Que luego de las elecciones volvía la libertad. Bueno perdió por casi el triple de ese límite que ellos mismos trazaron y repitieron como loros sus voceros habituales.
JP Morgan, el banco de inversión más importante del mundo, recomendó mantenerse invertido en bonos de Argentina si el resultado se mantenía en esa franja. O sea que ahora hay que vender. Malas noticias para el gobierno en las tortuosas semanas que le quedan hasta las elecciones del 26 de octubre.
El debate que seguramente tome fuerza ahora girará en torno a la administración de tres viejos conocidos de la Argentina que se suponía Milei venía a desterrar: devaluación, cepo y reperfilamiento de la deuda.
Milei apeló a la magia de la política para resolver lo que no lograba resolver en la economía. Y perdió.
Por Ignacio Fidanza / LaPoliticaOnline







