


El alto porcentaje de profesionales que cambiarían de trabajo si les imponen mayor presencialidad
Recursos Humanos28/07/2025




En pleno avance del esquema híbrido y con un 48% de los trabajadores que prefieren combinar presencialidad con tareas a distancia —según un estudio de Grupo Gestión basado en más de 3.100 casos—, la productividad dejó de ser un tema menor. Aunque el modelo de trabajo híbrido se transformó en un diferencial competitivo para atraer y retener talento, muchas empresas aún sienten que falta un marco claro para evaluar desempeño.


De acuerdo con el informe Talent Trends 2025 de la consultora Michael Page, un 42% de los profesionales argentinos considera que rinde mejor trabajando desde casa. A su vez, un 46% de los empleadores afirma que la productividad no varía entre el trabajo remoto y el presencial, mientras que un 33% cree que mejora en la oficina. La lectura de estos datos no es concluyente, pero sí deja la certeza de que no existe todavía una forma estandarizada y efectiva de medir la productividad en entornos híbridos o remotos.
"Las organizaciones muestran una evidente dificultad para medir resultados en el trabajo remoto, lo que desgasta la confianza", afirma Francisco Scasserra, director de Michael Page. En su visión, hay puestos que permiten métricas claras —ventas, cantidad de llamados, objetivos numéricos—, pero otros roles, como los vinculados a Recursos Humanos o relaciones con clientes, dependen de habilidades cualitativas más difíciles de cuantificar.
Esta ambigüedad repercute directamente en la cultura organizacional. El estudio revela que solo un 5% de los profesionales siente que existe confianza absoluta con su empleador. Otro 35% habla de un "alto nivel" de confianza y un 35% más reconoce una confianza media. El dato más preocupante es que el 58% de los encuestados admite sentirse vigilado o no saber si está siendo monitoreado. Este clima, lejos de impulsar la productividad, genera ansiedad, menor compromiso y una sensación de control constante.
"Las organizaciones muestran dificultad para medir resultados", dice Scasserra
Para Scasserra, esta erosión del vínculo entre líderes y equipos está íntimamente ligada a una de las principales falencias del teletrabajo: la falta de criterios objetivos de evaluación. En muchos casos, las empresas siguen gestionando a partir del presentismo digital, es decir, por la cantidad de horas conectadas o reuniones agendadas, más que por los resultados reales obtenidos.
El 67% de los profesionales cambiaría de trabajo si se les impusiera mayor presencialidad
El debate sobre productividad no puede estar aislado del contexto legal y cultural. La Ley de Teletrabajo, sancionada el 30 de julio de 2020 en plena pandemia, trajo avances clave en materia de derechos laborales, como la desconexión digital, los límites horarios y la provisión de equipamiento. Sin embargo, cinco años después, la norma convive con una realidad laboral mucho más dinámica y con múltiples formas de organización que no siempre se ajustan al texto legal.
"El hecho de que exista un marco legal que protege al colaborador y ofrece claridad a las empresas es motivo de celebración. Pero también debe reconocerse que hay reglas del juego que variaron y siguen cambiando", señala Scasserra. Hoy, el trabajo remoto dejó de ser una solución de emergencia para convertirse en un beneficio estratégico para atraer y retener talento. De hecho, un 67% de los profesionales argentinos afirma que cambiaría de trabajo si se les impusiera mayor presencialidad, según datos de Michael Page.
La flexibilidad, por lo tanto, tiene un precio. "El modelo híbrido y la flexibilidad laboral están monetizados, lo que implica que las compañías deben contemplar una inversión por exigir asistencia presencial frecuente", explica el ejecutivo. En ese contexto, algunas organizaciones ofrecen transporte o beneficios adicionales para contrarrestar el impacto del regreso parcial a la oficina.
Pero, ¿cómo compatibilizar esa flexibilidad con procesos claros de evaluación del desempeño? La clave, según Scasserra, está en redefinir los liderazgos y generar estructuras basadas en objetivos. "Es importante que las organizaciones reserven los días en la oficina para tareas de carácter relacional, mientras que las más transaccionales se realicen desde el hogar", propone. Es decir, no se trata solo de dónde se trabaja, sino de para qué se convoca la presencialidad.
En este sentido, y según datos de WeWork y Colliers, las oficinas dejaron de ser simplemente lugares de trabajo para convertirse en puntos de encuentro, espacios para el intercambio. "En la actualidad, las oficinas se consolidan como espacios que promueven la interacción, la posibilidad de crear valor en conjunto", destaca Rocío Robledo, directora de WeWork Cono Sur.
El 55% prefiere la oficina solo para interactuar con su equipo
Esa visión también se traduce en números: el 55% de los argentinos elige ir a la oficina para interactuar con su equipo, según una encuesta de WeWork. En paralelo, la vacancia en oficinas premium en Buenos Aires cayó a 15,83% en el primer trimestre de 2025, de acuerdo con Colliers, lo que evidencia una revalorización de los espacios diseñados para conectar personas, no para vigilar.
En definitiva, no alcanza con contar horas ni acumular reuniones. Coinciden los especialistas en que, para sostener el modelo de trabajo híbrido sin resignar productividad, las empresas deben invertir en confianza, fortalecer el liderazgo y establecer objetivos claros. Solo así podrán atraer y retener talento en un mercado laboral cada vez más competitivo.
Nota:iprofesional.com







