Paradoja política: a Cristina Kirchner le conviene el fallo en contra de la Corte Suprema

Actualidad - Nacional12/06/2025
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En cierto sentido, lo mejor que le podía pasar a Cristina Fernández de Kirchner era que la Corte Suprema confirme su condena en la causa “Vialidad” este martes 10. Aunque parezca contradictorio y hasta irónico, hay una realidad: todos, comenzando por CFK, sabían que el fallo sería adverso. Ya en el 2019 la ex presidenta sabía que no lograría zafar y en su alegato final lanzó su ya icónica frase: “a mí me absolvió la historia, pero a ustedes los va a condenar”. Sin entrar en un análisis pormenorizado de la causa y llevando el análisis al plano político, la ratificación de la condena a Cristina Kirchner en la causa “Vialidad” le permite victimizarse y apelar al concepto del “lawfare” y la proscripción, generando algún plus de popularidad para su maltrecha imagen pública en el medio de una reñida campaña electoral. De alguna manera la saca del barro de una elección local en la tercera sección electoral de la Provincia de Buenos Aires y de su guerra civil con Axel Kicillof, logrando cierta unidad en el peronismo sin obligarla a ceder. Y también elimina el riesgo de que una dirigente de su talla vea disputado su capital político por un frente unificado entre La Libertad Avanza y el Pro que aspira a ganar en la Provincia. De fondo, le permite soñar en un posible retorno triunfal “a lo Lula” pero con una gran salvedad: cumpliría la sentencia en prisión domiciliaria.

Es difícil tratar de justificar que para cualquier ciudadano, en especial una dirigente política que acababa de anunciar una candidatura, sea conveniente que se termine de confirmar una sentencia adversa por corrupción durante su mandato. Los cortesanos Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti podrían haber cajoneado la decisión esta semana, especulando con el timing político, y permitiendo que Cristina sea candidata y que hasta acceda a un cargo legislativo bonaerense, lo que le garantizaría ciertos fueros. Esto le hubiera permitido estar más tiempo en libertad y posiblemente evitar el encarcelamiento, aunque por su edad (72) sería en su domicilio y no en un penal.

Pero hay una realidad política: Cristina y el kirchnerismo venían hundiéndose en una intranscendencia cada vez mayor, obligándola a confrontar con Kicillof en la Provincia de Buenos Aires y forzándola a ser candidata por un cargo completamente marginal. Tuvo que dar el brazo a torcer con el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses de las nacionales y finalmente intentó fumar la pipa de la paz con Kicillof, que con el apoyo de los intendentes se mostró inflexible. Intentó levantar su perfil en las últimas semanas, en especial desde que se empezó a mover el expediente en el Palacio de Tribunales, y más allá de un buen rating en su entrevista en C5N, movilizó pocos militantes y sus apariciones públicas dejaron de ser tratadas como una cadena nacional de facto por los medios de comunicación. Y, más allá de que las encuestas le eran ampliamente favorables, corría el riesgo de que un alto ausentismo favorezca el armado de los hermanos Milei, que cooptaron parte del partido de Mauricio Macri y podrían sorprender con los votos de los bonaerenses.

Lawfare

La estrategia del “lawfare” caló hondo entre sus seguidores quienes ahora pueden apuntar a una supuesta proscripción en pleno proceso electoral para justificar que “la jefa” fue víctima de una persecución política-judicial. Su defensa ya había anunciado que frente al esperado fallo en contra apelarían a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en un proceso que se va a extender en el tiempo, dándole más carretel a la ex presidenta para atacar al poder judicial, a Milei, a Macri y a todos los que ella considera que están detrás de la conspiración en su contra.

Es sabido que el gobierno de Javier Milei apunta a confrontar con el kirchnerismo como estrategia electoral. Se vio en la Ciudad de Buenos Aires, donde obligaron al candidato peronista Leandro Santoro a nacionalizar la elección que finalmente ganó el vocero presidencial, Manuel Adorni. Al sacar a Cristina del partido, los libertarios se quedan sin su principal enemigo, mientras que el peronismo podría unirse detrás de la figura de Kicillof. Aunque no se debería descartar una buena elección de LLA en la Provincia, el peronismo unido tiene más chances de sostener sus bastiones históricos.

A futuro, si al gobierno de Milei le fuera realmente mal, Cristina podría soñar con una vuelta a las primeras planas de la política nacional. Es el caso de Lula en Brasil que pasó 580 días tras las rejas y luego volvió a ganar la presidencia. Aunque no es el único ejemplo, también está el caso de Jair Bolsonaro, inhabilitado para presentarse a elecciones hasta 2030 por abuso de autoridad y acusado de liderar un intento de golpe de estado por la Corte Suprema de su país. Hoy considerado un paría político.

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