





La Argentina se inclina hacia una pendiente totalitaria; esta pendiente es incomparable, tiene grandes diferencias con los fascismos históricos. No obstante, se han puesto en marcha a través de los dispositivos del poder una serie de procedimientos que coinciden, al menos parcialmente, con los regímenes fascistas históricos.


En la ultraderecha argentina se ha logrado constituir un discurso epocal: al estigma histórico de los zurdos y la visión del kirchnerismo como un monstruo que en cualquier momento ataca de nuevo, se ha agregado un código de insultos que se repiten a diario: mandriles, kukas, viejos inútiles. Este modo de nombrar a seres reduciéndolos a cosas que ya no pertenecerían a la vida humana puede ser definido como un rasgo fascista en el interior de la ultraderecha actual. No se trata solo de una cuestión discursiva, sino que estos términos invitan a pasar al acto.
El Mal no es solo una categoría ética, es también una pieza fundamental de la política. En el tiempo histórico que nos toca vivir cada vez será más acuciante la pregunta sobre qué es lo que hace un gobierno con la maldad inherente al ser.
¿Qué se hace con esta guerra larvada donde no hay compasión por los otros?
Las imágenes de estos días confirman como lo vulnerable es atacado como un elemento a suprimir con un lamentable grado de aceptación de una mayoría. Precisamente el rasgo más específico que da cuenta de que se está atravesando un período de “exterminio sublimado” es que dentro de algunos años seguramente casi nadie se hará responsable de esta indignidad.
Tal como se dice actualmente del modo más cruel, “esto sucede porque tenía que suceder”, “mueren porque tenían que morir”, “se van porque se tenían que ir”.
¿Cómo no evocar las palabras de Primo Levi sobre el exterminio? “Si sucedió una vez, puede volver a suceder”.
Por supuesto, hay muchos comentadores y analistas políticos que entenderían lo que afirmo en estas líneas como una exageración dramática; hay muchos razonamientos ideológicos que argumentan con una supuesta lógica el apoyo al neo fascismo neoliberal. Las decepciones sufridas, la impotencia de la política, el Estado ineficiente, la inflación, son los mantras con los que se suele justificar la situación actual.
Cuando llegue la hora de juzgar este tiempo histórico, todas estas justificaciones quedarán vacías, huecas. No podrán borrar jamás la responsabilidad histórica de los que estuvieron en juego.
Por Jorge Alemán / P12







