Nieve tóxica

Actualidad17/05/2025
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Preferimos los diagnósticos poco tranquilizadores y las hipótesis realistas, porque esa impronta nos obliga a prepararnos para escenarios más exigentes. Los vaticinios acerca de un pronto derrumbe del gobierno libertario están siendo desmentidos una y otra vez por los hechos, muy a nuestro pesar. La llegada al poder en Washington de los jefes de la ultraderecha global apuntaló la estabilidad del oficialismo, al menos por unos meses, precisamente aquellos en los que se celebran las elecciones de medio término. El mundo se ha salido de eje, camina hacia un horizonte desconocido y nuestro país se ubica a la vanguardia de esa transición que angustia. La muerte del papa Francisco supone la pérdida de un contrapeso contra la crueldad y el desenfreno de los ricos. 

En la Argentina, los comicios que ya comenzaron son un ejemplo de cómo, por detrás de la discusión coyuntural sobre la relación de fuerzas parlamentarias, se dirime una mutación estratégica en la naturaleza de las instituciones. La tendencia general es hacia una fragmentación extrema del sistema político. Y por lo tanto, su debilitamiento.   

los comicios que ya comenzaron son un ejemplo de cómo, por detrás de la discusión coyuntural sobre la relación de fuerzas parlamentarias, se dirime una mutación estratégica en la naturaleza de las instituciones.
 

En primer lugar, se afianza el desenganche de las votaciones provinciales respecto del comicio nacional, ahora estimulado por la modificación que significa la boleta única electrónica. El desdoblamiento en la provincia de Buenos Aires por primera vez en la historia da cuenta de una alteración en la dinámica del federalismo. No se trata de atribuir esas variaciones a un designio maligno, o catalogarlas como negativas en sí. De hecho hay quienes desde posiciones democráticas saludan la consolidación de una soberanía local y regional contra el tradicional aplanamiento que impone la discusión nacional.

Una segunda propensión que parece afirmarse es la deserción de cada vez más personas de su derecho a sufragar. El primer ejemplo con que contamos, la votación santafesina del 13 de abril, fue un récord llamativo. Hay un rasgo singular de lo sucedido en la tercera provincia más populosa del país que resulta destacable: las propias autoridades actuaron de una manera que desalentó la participación. Es posible que en los comicios porteños, y también en los bonaerenses, se repita un fenómeno similar, por la mezcla de creciente apatía ciudadana e impotencia estatal para hacer de las elecciones un efectivo acto de expresión popular. Otro ejemplo es Jujuy, que pasó de ofrecer cinco frentes electorales en 2023 a once en 2025.

La tercera línea parece ser la más dramática en lo inmediato: luego del pasaje de un escenario de polarización (que primó durante varios quinquenios) a un formato de tres tercios, lo que vemos desplegarse hoy es una virtual pulverización de las fuerzas políticas, en favor de la proliferación de figuras y facciones que se disputan de manera descarnada las cuotas de poder existentes. No ocurre solo en el peronismo, que debe tramitar una derrota histórica; sino también en el extinto Juntos por el Cambio, que se dirime entre dejarse llevar por la fuerza de gravedad derechizadora o pugnar por un republicanismo testimonial; pero lo más llamativo es que afecta incluso al oficialismo libertario, que ni siquiera desde el poder logra ordenar a la propia tropa.

Podría decirse que estas circunstancias son típicas de la coyuntura de mitad de mandato y que dentro de dos años las cosas volverán a su curso habitual. Pero hay umbrales que se cruzan y no tienen vuelta atrás. Por lo pronto, hay un dato que parece obvio aunque cuesta terminar de procesar y actuar en consecuencia: el kirchnerismo ha dejado de ser el centro en torno al cual gira la política argentina, ya sea para adherir o confrontarlo. La llegada de Milei al comando estatal desordenó de manera decisiva el sistema de referencias al que nos habíamos acostumbrado. La conciencia de ese protagonismo le permite al partido libertario conservar la iniciativa, ante la desorientación del resto.

La denuncia contra la casta no supone el advenimiento de un personal político mejor sino llevar al paroxismo ese método indecente, hasta que el nihilismo se haga costumbre.

Ahora bien, la hiperfragmentación general no es tan sorpresiva como descolocante. Si miramos con atención, es el programa confeso de la ultraderecha: voluntad destituyente sin propuesta de un orden alternativo o superador. La denuncia contra la casta no supone el advenimiento de un personal político mejor sino llevar al paroxismo ese método indecente, hasta que el nihilismo se haga costumbre. El develamiento de una mentira no da paso a una verdad, más bien instala el reinado de la desconfianza.

Tenemos por delante un desafío que se pone cada vez más inclemente. Y nos da la sensación de que, en la pelea que se viene, lo viejo no funciona. La realidad siempre supera a la ficción.

 

Por Colectivo Editorial Crisis / Revista Crisis

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