







La narrativa oficial repite que la macro, o sea, la macroeconomía, está ordenada. Es una ficción convalidada por gran parte del mundo empresarial y de las consultoras de la city.


La economía de Milei tiene los siguientes registros, transcurrido diecisiete meses:
* Un tipo de cambio atrasado.
* Intervenciones audaces del Banco Central para deprimir la cotización del dólar.
* El stock de reservas sube soló con anabólicos de créditos del FMI, Banco Mundial y el BID.
* El superávit comercial se está evaporando.
* El saldo positivo de las cuentas fiscales se logró frenando obras públicas, reteniendo fondos de las provincias, desfinanciando decenas de programas públicos, deprimiendo el salario del empleado público, hundiendo el sistema de ciencia y técnica y el presupuesto de la Universidad y, en especial, podando los ingresos de los jubilados.
* El superávit fiscal financiero es trucho porque no contabiliza los intereses de una porción de la deuda pública en pesos, renta que se capitaliza para dibujar esta cuenta.
* La industria, el comercio y la construcción no se han recuperado luego del mazazo de la megadevaluación de Milei, del 13 de diciembre de 2023.
En el arranque de este año las pymes no pudieron sostener el nivel de ventas, con una caída generalizada de todos los sectores de 5,5%.
El programa económico es insustentable.
Luego de recorrer esta incompleta lista de resultados de la gestión, el interrogante surge en forma espontánea: ¿cuál es el orden macroeconómico conseguido por la dupla Javier Milei-Luis Caputo?
Se convierte en un atentado al sentido común evaluar en forma positiva un programa económico insustentable, sólo mantenido con el respirador artificial del Fondo Monetario Internacional, que entregó un insólito crédito a un deudor insolvente para rescatarlo del abismo.
Afirmar que “la macro está ordenada” no es un razonamiento serio, y cuando lo hacen economistas de la city avalan las críticas que reciben por la debilidad de sus diagnósticos y posteriores pronósticos.
Cuando lo hacen empresarios o cámaras empresariales pueden recibir un manto de piedad porque, la mayoría de ellos, están cegados en términos políticos y expresan un pensamiento económico rudimentario.
La economía real está crujiendo
Al despejar el humo libertario respecto a la evolución de la economía, y también de la violencia discursiva de Milei -con una tolerancia incomprensible de politólogos y empresarios-, las señales detectadas son inquietantes sobre la situación de sectores productivos y firmas en particular.
Sin la contaminación de informes de cámaras empresariales vinculadas directa e indirectamente con el gobierno de Milei, la última encuesta Radar Pyme de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC) refleja un panorama crítico.
Con la participación de 290 empresarios de 16 provincias, el relevamiento corresponde al primer trimestre de 2025. El informe precisa que el último trimestre de 2024 fue el mejor en desempeño de ventas de los cuatro trimestres que había recorrido el gobierno de Milei. Sin embargo, advierte que en el arranque de este año las pymes no pudieron sostener el nivel de ventas, con una caída generalizada de todos los sectores de 5,5%.
En particular, el comercio registró un desplome en las ventas de 14,12% en los primeros tres meses del año. Un 49,1% de las empresas de este sector respondió que tuvo caídas de ventas mayores al 10% en unidades en el período analizado.
Se menciona que las pequeñas y medianas empresas contabilizaron un incremento en los costos de 21,16%, mientras que el aumento promedio de precios fue de 15,65%.
“Esto expresa una caída en la rentabilidad y que las pymes no son formadoras de precios al consumidor”, señala la ENAC. Si bien la inflación que mide el Indec fue de 8,3% en el mismo período, el aumento de costos en las pymes fue el doble.
Caída de las ganancias, destrucción de empleo y perspectivas negativas
Como se mencionó, la economía real cruje, con caída de ventas y destrucción de empleos, mientras el gobierno promueve la fiesta financiera con endeudamiento externo.
El informe de la ENAC ilustra la tensión que existe en la cadena de pagos en el circuito comercial, con extensión al frente financiero de las pymes. La encuesta revela que apenas cuatro de cada diez empresas afirman que tienen rentabilidad positiva, mientras que dos de cada diez tuvo rentabilidad negativa en el primer trimestre del año.
La situación en la cadena de pagos es crítica: un 55,33% de las empresas mencionó que hubo una extensión en los plazos de cobro en forma unilateral, mientras que el 39% contra el 29% del último trimestre de 2024 afirmó que hubo un alza en el incumplimiento de pagos.
Respecto de los trabajadores, las pymes informaron que se retomó la dinámica de destrucción de empleo, con un 20,96% de las consultadas que despidieron trabajadores y 26,5% redujo horas extras.
En el comercio, la capacidad utilizada promedio fue de 55,32%, lo que expresa la floja dinámica del mercado interno en el arranque del año. A la vez, un 66,7% de las pymes considera que la economía de este año empeorará, mientras que un 12,03% afirma que mejorará.
La economía real cruje, con caída de ventas y destrucción de empleos, mientras el gobierno promueve la fiesta financiera con endeudamiento externo.
No se ven subiendo las burbujas del buzo
El relato oficial tiene la virtud de la repetición hasta la saturación para instalar una realidad virtual, que no tiene nada que ver con la verdad de los datos duros.
El presidente Milei insiste con la potente recuperación de la actividad económica, pero el mediocre recorrido positivo fue breve. Los últimos registros de la producción industrial y de la construcción exhiben resultados negativos.
El índice de producción industrial manufacturero (IPIM) y el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) del Indec, de marzo, demuelen la narrativa optimista liberal-libertaria.
El IPIM subió 5,2% respecto al mismo mes del año previo, pero hubo una caída de 4,5% respecto a febrero. La magnitud de la caída intermensual no era prevista por la mayoría de las consultoras de la city ni por el equipo económico.
El inicio de este año ya había mostrado síntomas de agotamiento del leve rebote del gato muerto (término financiero que describe un repunte temporal en el precio de un activo, en este caso de la actividad económica, durante una tendencia bajista).
En enero de 2025 hubo síntomas de debilidad con una baja del 1,7% respecto a diciembre y en febrero con un insignificante alza de 0,3%. El primer trimestre del año cerró con una retracción en la producción industrial de 2,7% respecto al último trimestre de 2024.
Si se compara el desempeño del primer trimestre de 2025 en relación al último de 2024, los resultados son muy malos. Apenas cuatro sectores tienen saldo favorable: Madera, papel, edición e impresiones, con una mejora de 0,7%; Productos textiles, 3,3%; Otros equipos de transporte, 8,6%; y Productos de tabaco, 15,3%.
Solo con estos datos, sin necesidad de incorporar la inconsistencia de las cuentas externas y fiscales, la debilidad del mercado laboral y la fragilidad de las reservas del Banco Central, resulta un desquicio analítico afirmar que “la macro está ordenada”.
Por Alfredo Zaiat / El Destape







