Trump en el Atlántico Sur, el modelo que no cierra y el circo de la libertad





Tres días le alcanzaron al almirante Alvin Hosley para sacar provecho de su visita a la Argentina. Apenas dos semanas después del desembarco del secretario del Tesoro Scott Bessent, el jefe del Comando Sur se reunió a solas con el presidente argentino, una distinción que no se le concede en cualquier lugar. Hosley reclamó la reactivación del radar Leolabs en Tolhuin y consiguió avanzar con la venta de los vehículos blindados Stryker que Argentina pensaba comprarle a Brasil. Un lobby que llevaba años sin prosperar.
Lo más notorio fue el viaje que hizo en un avión Gulfstream C-37B de la Fuerza Aérea estadounidense a Ushuaia, la misma ciudad que un año antes había visitado la generala Laura Richardson escoltada por Javier Milei.Aunque el gobernador de Tierra del Fuego Gustavo Mellella no lo recibió, Hosley fue agasajado por el comandante del Area Naval Austral Guillermo Prada. La Argentina de Milei es una oportunidad única.
En el marco de su disputa con China, Donald Trump tiene un interés especial en el Atlántico Sur y el Pentágono quiere invertir en la construcción de la Base Naval Integrada y el Polo Logístico Antártico que Argentina planea desde hace tiempo. Según La Nación, se trata de una inversión de 360 millones de dólares para desarrollar un proyecto de valor estratégico e impacto geopolítico. Considerada la principal puerta de entrada a la Antártida, la base tendrá participación militar norteamericana, según lo que dijo Milei un año atrás y ratificó Victoria Villaruel el último 2 de abril en Ushuaia. La vicepresidenta perdió el contacto con Milei, pero tiene una relación privilegiada con la embajada de Estados Unidos, un país al que considera distanciado del Reino Unido. El mismo que cometió el dictador Galtieri.
En el gobierno dicen que Ushuaia es el principal cruce militar bioceánico del continente porque el Canal de Panamá es utilizado de manera prioritaria para comerciar todo tipo de mercaderías y sustancias. Además, por su ubicación estratégica en el Atlántico Sur, la ciudad que visitó el almirante Hosley es un lugar inmejorable para instalar un puerto que compita con el que tiene Chile en Punta Arenas y pretende desarrollar Gran Bretaña en Malvinas, ahora con 200 millones de dólares de la banca Rothschild, según publicó en marzo Mercopress, la agencia del gobierno britanico con sede en Uruguay. Los vínculos de Chile con los ingleses tampoco son cosas del pasado. El 23 de abril, el jefe de Planificación Estratégica de la Royal Navy, Thomas Shaves, firmó un acuerdo para desarrollar la industria naval con el jefe de la Armada de Chile Juan de la Maza. La contraparte es un gobierno que renunció al reclamo de soberanía por Malvinas y tiene designados en Londres a Mariana Plaza y Carlos Ortiz de Zarate, un matrimonio que nombró Jorge Faurie durante el macrismo y sobrevivió al peronismo indemne en el cargo. Al interés por las rutas marítimas, el Comando Sur le suma la prioridad por el litio y el 5G, tal como admitió Hosley en su mensaje ante el Congreso de Estados Unidos en febrero pasado.
En el arranque del año electoral que preocupa en Washington, el gobierno de La Libertad Avanza tiene un respaldo fenomenal de la administración Trump y el Fondo Monetario Internacional. El blindaje de 20 mil millones de dólares que aprobó el Fondo a instancias de Bessent y Kristalina Georgieva es una garantía de estabilidad electoral que se pagará durante décadas. Pero no asegura la baja del riesgo país ni evita que las empresas multinacionales se vayan de la Argentina. Tampoco impide que el poder adquisitivo de los trabajadores esté por el piso.
A casi 17 meses de gobierno, Milei no logró atenuar la caída de consumo y se prepara para una nueva temporada de aumentos. Según un informe del centro de estudios IDESA, los salarios reales cayeron 25% en 10 años y se consolida la crisis de empleo. El trabajo del instituto que preside el consultor de empresas Jorge Colina sostiene que el empleo tuvo una muy modesta expansión en un contexto de caída de la producción y “la clave para que no hubiera destrucción de empleos formales fue la enorme caída del salario real”. Sin embargo, dice, se generaron muy pocos empleos formales y la inserción fue precaria, con 40 % de monotributistas y 60% de asalariados o cuentapropistas no registrados. Colina es docente en la UCA y en la Universidad Austral. El informe de su instituto advierte que la baja la inflación impide sostener la licuación hacia adelante y considera que, de mediar cambios en la economía, el ajuste que viene será sobre el empleo, con más desocupación.
En base a datos del INDEC del cuarto trimestre de 2024, IDESA destaca que de las 18,6 millones de personas en edad de trabajar, solo 4 millones (el 21% del total) acceden a un empleo de calidad, como asalariados privados formales o cuentapropistas profesionales En contraste, 6,2 millones tienen trabajos de baja calidad y más de 5 millones están afuera del mercado laboral o por falta de incentivos o porque estudian. Para revertir la situación, la propuesta del instituto coincide con lo que sugiere el FMI y el gobierno: una reforma laboral y cambios en el sistema educativo para premiar el mérito y postergar los intereses de los sindicatos.
Lo particular del experimento de La Libertad Avanza es que las relaciones carnales con Trump y el salvataje del FMI no revierten sino que aceleran la huida de las multinacionales de la Argentina. Telefónica, Petronas, Mercedes Benz, Procter & Gamble, Itaú, HSBC y Exxon están entre los gigantes que vendieron sus activos desde que Milei asumió. El caso de la compañía malaya es el más notorio porque abandonó la planta de GNL de 30 mil millones de dólares que el gobierno promocionó durante meses en Río Negro. Entre los empresarios locales que compraron están Héctor Magnetto, Miguel Galuccio, Pablo Peralta y Roberto Domingez, Rubén Chernajowsky, Jorge Brito y las familias dueñas del Galicia y Pluspetrol. A eso hay que sumarle la compra de empresas eléctricas que cerró el consorcio de los hermanos Juan y Patricio Neuss, Guillermo Stanley, Federico Salvai y Cherñajovsky con el fondo de inversión Rohatyn Group, de Miguel Gutierrez, el financista al que Mauricio Macri le entregó la conducción de YPF.
El proceso no empezó con Milei, pero acelera en medio del ajuste más grande de la historia. Por qué sucede es materia de discusión, pero la nacionalización de empresas desmiente la publicidad oficial y confirma que el control de cambios persiste. Mientras promueve el crecimiento de expertos en mercados regulados, el presidente no despeja dudas con un modelo que no cierra ni por arriba ni por abajo. La fenomenal ofrenda del RIGI no logró su objetivo y el éxodo de multinacionales se combina con una marcada concentración en mercados estratégicos como energía, alimentos, bancos y telecomunicaciones.
En este contexto, la centralidad estudiada de Santiago Caputo coincide con la tensión interna en la cúpula de la extrema derecha. El asesor estrella tiene una facilidad absoluta para adueñarse de la escena y la usa para evitar que lo marginen de las decisiones. La foto posada a pura sonrisa con Macri y la intimidación al fotógrafo de Tiempo Argentino Antonio Becerra forman parte de su pelea por desbaratar el cerco que le fija Karina Milei. Ya lo había hecho cuando amenazó a Facundo Manes, en un intento por eludir el corralito al que lo habían confinado la hermana del presidente y los Menem en la apertura de sesiones. Caputo, que probó con Macri y con Patricia Bullrich antes de acertar con Milei, se considera autor del personaje que hoy gobierna la Argentina.
Opacado por el consultor en la cena de la Fundación Libertad y el debate de candidatos porteños, Manuel Adorni no puede estar fastidiado: es el “defecto de la excelencia”, la forma que encontró el vocero para justificar la aparición de Caputo en la charla con Jonathan Viale. Más difícil es que Adorni digiera las versiones de que Caputo financia a Ramiro Marra y Eugenio Casielles, sus ex compañeros del colegio Manuel Belgrano. Para el karinismo, los dos son desertores que funcionan como células dormidas del caputismo y tienen una terminal en el primo Jorge. Sin el poder de fuego Daniel Parisini, Casielles apuntó en los últimos días contra los Menem y Pareja por utilizar los recursos del PAMI y la Anses para hacer campaña en provincia de Buenos Aires. La pelea pública entre las segundas y terceras líneas de Karina Milei y Caputo junior combina la disputa de espacios de poder con un temor: quién será el culpable si se repiten los malos resultados en las elecciones, como sucedió en Santa Fe.
En nombre de la tropa de Karina, Sebastian Pareja salió a desautorizar las sonrisas de Caputo con Macri, lo que parecía el paso previo a un acuerdo inminente en la provincia de Buenos Aires. Macri afinó la puntería en la última semana: dejó de lado al consultor y fue a un medio que es propiedad de empresarios aliados al gobierno para decir que la no alianza con el PRO era “decisión de Karina Milei”. “No hay otra explicación. Tuvimos la generosidad inédita en la historia argentina de haber bancado los trapos en 2023 ayudando a fiscalizar, bancando en 2024 cada vez que estaban al borde de la hiperinflación”, dijo. Difícil que el relato del ex panelista asuma semejante grado de fragilidad.
En defensa propia, el ex presidente tiene dos semanas para poner todo en la campaña de Silvia Lospennato contra Adorni y Horacio Rodriguez Larreta. A su alrededor, recuerdan que lo hizo con éxito hace casi dos años cuando ayudó a su primo a superar a Martin Lousteau. Si para el gobierno nacional salir segundo detrás de Leandro Santoro aparece como un buen resultado, para Macri quedar tercero en la zona franca del PRO suena a partida de defunción. Pero la rendición incondicional que exigen los hermanos de gobierno pone a Macri en una disyuntiva: capitular sin beneficio alguno o ir a pelear por la propia supervivencia. Como si ya fuera un marginal del poder, el líder de los residuos del PRO también maltrató al periodismo en la cena de la derecha. Todo sirve al circo de la libertad.
Mientras Milei estira su estabilidad con el respirador artificial del FMI, la dirigencia política tiene más tiempo para prolongar la endogmia. En el peronismo, las tensiones camino al cierre de listas se dan en espejo y subsisten. La pelea abierta entre las segundas líneas del cristinismo y el axelismo suma capítulos todos los días y cuesta descifrar cuándo son parte de un movimiento mayor. A un lado y al otro, se repiten las “jugadas personales sin estrategia”, según la definición de un dirigente bonaerense que no se sube a la ola de la confrontación interna. En medio del naufragio colectivo, sobran intentos de lograr posicionamientos individuales.
Cristina repitió en las últimas horas que el contexto obliga al peronismo a mantenerse más unido que nunca. Sin embargo, las diferencias se exponen a cielo abierto camino al cierre de listas. Entre los ministros de Kicillof, reconocen que lo más complicado todavía no se dio y aluden a la discusión por los lugares. Otros piensan que, con el desdoblamiento y la suspensión de las PASO ya confirmados, sería suicida para el viejo kirchnerismo ir dividido a pelear contra la fuerza de Milei.
Todavía queda pendiente la discusión finísima del calendario electoral, otra cuestión que raya lo incomprensible para los 13 millones de bonaerenses que están habilitados para ir a votar. Unos y otros se preparan para una discusión muy dura en la que no puede descartarse el escenario de ruptura. Pero nadie quiere ser el culpable de fracturar el espacio que, aún debilitado y en crisis, subsiste todavía como principal oposición al gobierno de la extrema derecha.
Por Diego Genoud / El Destape