El muro trumpista avanza a paso de comedia

Actualidad - Nacional13 de febrero de 2025
20230219-Bullrich-militar

El paso de Patricia Bullrich por Aguas Blancas, en el límite con Bolivia, va de escándalo en escándalo. Los trabajadores que participaron de la colocación del primer poste del alambrado que fijaría límite con Bolivia -con la ministra presente- revelaron este miércoles que media hora después les dijeron que tenían que remover el poste. Esa es la razón por la que ahora no hay poste, sino sólo un agujero, bastante tapado, en el piso. Pero, además, surgieron supuestos propietarios de una parte del terreno y afirman que el lugar es suyo por lo que, si quieren colocar un alambrado, debe realizarse el proceso de expropiación y, por supuesto, tendrá que efectivizarse el pago correspondiente. El interventor en Aguas Blancas prometió analizar los títulos de propiedad y dudó de la autenticidad de los documentos. En la localidad salteña el episodio es tomado con humor, esencialmente porque todos saben que si se construye un alambrado de 200 metros, los bagayeros pasarán por otro lugar, ubicado a una cuadra o dos. Lo que no se tomó con humor en la visita de Bullrich es el reclamo de los gendarmes que le dijeron cara a cara a la ministra que no pueden seguir en la fuerza con salarios de hambre. La funcionaria les mintió prometiéndoles viviendas del Plan Procrear, clausurado por Javier Milei porque "es demasiada carga para el estado".

Bullrich estuvo el lunes en Aguas Blancas y protagonizó el show en compañía del gobernador Gustavo Sáenz y el interventor en la localidad Adrián Zigarán. La ministra hizo un enorme esfuerzo para agarrar una pala y cavar el hueco donde se puso el poste, para lo cual tuvo que ser ayudada por los funcionarios que la acompañaban. Pero la visita a Salta quedó opacada porque familiares de los integrantes de la Gendarmería Nacional reclamaron -tal como anticipó Página/12- por los bajos sueldos que cobran sus hijos. Un suboficial apenas llega a 700.000 pesos, pero los trasladan a Rosario o a CABA, donde tienen que pagar alquileres de 300.000 o 400.000 pesos y -según dijeron los padres- “están pasando por situaciones de hambre”. Además, con ese ingreso, no les alcanza para pagar un pasaje y volver cada tanto a su provincia a visitar a su familia. Un padre, gendarme retirado, reveló que cruzan a Bolivia a comprar las botas y otros elementos del uniforme.

Un móvil de C5N, a cargo de Diego Lewen, localizó a la esposa de uno de los trabajadores que cavó el pozo para colocar el primer poste del alambrado de 200 metros que separaría la frontera con Bolivia, dentro de Aguas Blancas, a orillas del Río Bermejo. La mujer contó que a su esposo le dieron la orden de cavar el hueco para que la ministra hiciera la inauguración, pero media hora después del acto lo instruyeron para que saque el poste. Es decir que todo fue una actuación. El argumento oficial es que se trató de algo simbólico y que luego vendrá la empresa, la única que se presentó y ganó la licitación -35 millones de pesos por los 200 metros de alambrado- que efectivamente realizará los trabajos. Hoy por hoy, lo que queda es un hueco, tapado. El poste se lo llevaron.

Mientras tanto, distintos medios salteños revelaron otro elemento de incertidumbre: la aparición de los supuestos dueños de una parte de los terrenos en los que se pretende colocar el alambrado. Como en Aguas Blancas todos se conocen, el interventor Zigarán los identificó como la familia Calderón y la familia Gardei, dueños de otros terrenos en la localidad. Calderón habría presentado un documento de catastro “en una lonja de casi 70 metros”, señaló la página Qué pasa en Salta. “Vamos a revisar los documentos, pero el proyecto no se para”, redondeó Zigarán. 

Todo el asunto es tomado a risa desde los dos lados de la frontera. Es que en Bermejo (Bolivia) venden de todo a menos de la mitad de precio de lo que salen las cosas en la Argentina. La especialidad son las cubiertas de camiones y camionetas, algunas de las cuales cuestan 200.000 pesos en Bermejo y 500.000 pesos en la Argentina. Lo mismo sucede con celulares, zapatillas, parlantes, acondicionadores de aire y todo tipo de electrodomésticos. El paso siguiente es arreglar con un bagayero y las chalanas cobran unos dos mil pesos. Por supuesto que esquivar el alambrado de 200 metros, en una frontera que tiene 700 kilómetros, es un juego de niños. Por eso, todo el show de Bullrich se tomó con humor. La esposa del trabajador que cavó el hueco simbólico razonó: “estos porteños no tienen ni idea de lo que pasa acá”. 

Por Raúl Kollmann / P12

Te puede interesar