La falta de orientación vocacional provoca desigualdad de oportunidades en América Latina
Guiar a los jóvenes para tomar una decisión informada sobre la elección de carrera que toman al pasar a la educación media superior y superior es uno de los procesos más importantes no solo a nivel individual, sino también para las propias universidades y el mercado laboral.
Entre los 12 y 18 años se atraviesa por un periodo crítico para la toma de decisiones sobre su futuro académico y profesional. La importancia de impartir orientación vocacional a los adolescentes radica en que esta etapa es crucial para construir una identidad personal y profesional. Durante estos años, los jóvenes comienzan a explorar sus intereses y habilidades, pero también enfrentan presiones familiares, sociales y culturales que pueden influir en sus decisiones. Una orientación adecuada puede prevenir problemas como el abandono escolar, la elección de carreras poco compatibles con sus aptitudes o intereses, y el descontento laboral en el futuro.
En América Latina, el acceso a la orientación vocacional está lejos de ser universal, lo que perpetúa brechas de inequidad en el acceso a oportunidades educativas y laborales. Además, los sistemas de orientación existentes enfrentan numerosos desafíos que limitan su efectividad. Estos problemas no solo afectan a los individuos, sino también a las economías locales, que requieren de un capital humano bien preparado y alineado con las necesidades del mercado laboral.
Los desafíos actuales de la orientación vocacional
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los estudiantes que reciben orientación vocacional tienen más probabilidades de obtener mejores resultados en sus empleos como adultos jóvenes. Un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) expuso que a pesar de los beneficios del acompañamiento temprano de los estudiantes, la orientación vocacional no es una prioridad en México, pues usualmente las materias referentes a este tema se introducen hasta el último año del bachillerato, y en su mayoría ignoran contenidos cruciales para la toma de decisiones.
De acuerdo con Fernanda Domínguez, coordinadora de sociedad del IMCO, uno de los principales retos que enfrenta la orientación vocacional en América Latina es la falta de recursos y personal especializado. Muchas escuelas carecen de orientadores vocacionales capacitados, y cuando existen, su carga laboral suele ser excesiva, lo que dificulta la atención personalizada que los estudiantes necesitan. Según datos de la UNESCO, en varios países de la región, un orientador puede estar a cargo de cientos de alumnos, lo que limita significativamente el impacto de su trabajo.
La brecha tecnológica es otro obstáculo importante. Aunque las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) podrían ser una herramienta poderosa para mejorar la orientación vocacional, en muchas comunidades rurales y de bajos recursos, el acceso a estas tecnologías sigue siendo limitado. Esto no solo reduce las opciones de orientación disponibles, sino que también perpetúa las desigualdades entre los estudiantes de áreas urbanas y rurales.
Según la especialista del IMCO, la desconexión entre los programas de orientación vocacional y las necesidades reales del mercado laboral también representa un gran reto, ya que muchas veces los orientadores no cuentan con información actualizada sobre las tendencias laborales o las profesiones emergentes, lo que limita la capacidad de los jóvenes para tomar decisiones informadas. En una economía cada vez más globalizada y cambiante, esta desconexión puede llevar a un desajuste entre la oferta educativa y las demandas del mercado laboral.
Otro factor a considerar es la influencia de estereotipos de género y culturales en las decisiones vocacionales. En muchas comunidades, las expectativas sociales pueden restringir las opciones percibidas por los estudiantes, especialmente en el caso de las mujeres, que a menudo enfrentan barreras adicionales para acceder a carreras en campos como la tecnología, la ingeniería o las ciencias. Esto subraya la necesidad de incorporar una perspectiva de equidad en los programas de orientación.
Hacia una orientación vocacional más inclusiva y efectiva
La falta de colaboración entre los sectores educativo, empresarial y gubernamental limita el impacto de la orientación vocacional en América Latina. Aunque algunas iniciativas exitosas han demostrado el valor de unir estos sectores para crear programas de orientación más efectivos y alineados con las demandas del mercado, estas experiencias siguen siendo la excepción más que la regla.
Para superar estos retos, es esencial que los países de América Latina prioricen la inversión en orientación vocacional como parte integral de sus sistemas educativos. Esto incluye no solo la capacitación de orientadores, sino también el desarrollo de herramientas tecnológicas accesibles y la creación de alianzas entre los sectores educativo, empresarial y gubernamental.
En un mundo en constante cambio, donde las demandas laborales evolucionan rápidamente, la orientación vocacional no debe ser vista como un lujo, sino como una necesidad básica para garantizar que los jóvenes tengan las habilidades y conocimientos necesarios para prosperar. Solo así se podrá construir un futuro más equitativo y prometedor para la región.
La orientación laboral en el mundo digital es un desafío que implica un cambio de paradigma en la forma de entender y practicar la orientación. Para ello, es necesario contar con una formación adecuada, una actitud proactiva y una visión estratégica que permitan a los orientadores y los orientados aprovechar al máximo las ventajas del mundo digital sin perder de vista el factor humano que caracteriza a la orientación laboral.
Nota:infobae.com