La estrategia del escorpión
Javier Milei logró una módica victoria política porque logró sostener su veto a la Ley de Financiamiento Universitario en la Cámara de Diputados, donde la oposición no consiguió los dos tercios para insistir con la normativa. Ganó con una votación ajustada –en realidad, perdió 159 a 85, pero alcanzó para sostener el veto– en la que estrenó algunos aliados y ratificó su sociedad con el PRO, a pesar de que en los días previos se profundizó el malestar con el expresidente Mauricio Macri y se abrieron nuevas preguntas sobre cómo funcionará esa convivencia para la próxima etapa.
En esta ocasión no hubo 87 «héroes» como en el rechazo a la ley jubilatoria, sino 85, que resultaron suficientes debido a algunos faltazos de último momento. La oposición necesitaba llegar a los dos tercios de los presentes, por eso las ausencias favorecieron al oficialismo.
La votación mostró realineamientos parlamentarios. Unión por la Patria (UxP), la izquierda, la mayoría de los radicales y la Coalición Cívica (CC) jugaron a favor de la ley, mientras que La Libertad Avanza (LLA) sumó a sus socios del PRO y logró reclutar votos de dos gobernadores peronistas cercanos a la Casa Rosada: el tucumano Osvaldo Jaldo, que aportó a sus tres legisladores, y el catamarqueño Raúl Jalil, que negoció la ausencia de Fernanda Ávila, la diputada de UxP que acaparó todas las críticas de sus compañeros. También puso lo suyo el misionero Hugo Passalacqua con sus cuatro legisladores, que habían votado a favor del financiamiento universitario en agosto y ahora se abstuvieron.
Los «radicales peluca» sellaron su salto a las fuerzas del cielo. De los cinco que ya habían cambiado su voto cuando se trató el veto a la reforma jubilatoria, cuatro volvieron a votar junto al oficialismo: Luis Picat, Mariano Campero, Martín Arjol y Federico Tournier. El quinto del grupo, Pablo Cervi, había votado a favor de la ley universitaria en agosto y esta vez se abstuvo. A este panorama ajustado se sumaron otras ausencias que no estaban contempladas y resultaron decisivas para que el oficialismo pudiera anotarse un nuevo triunfo.
Socios. Habla Cristian Ritondo, titular de la bancada del PRO, que una vez más se alineó con La Libertad Avanza.Foto: NA
¿Quién lo capitaliza?
Mauricio Macri fue el principal garante de la gobernabilidad de Milei desde su asunción. Pese a su malestar, el bloque del PRO acompañó casi por completo, con la excepción del larretista Álvaro González y el cordobés Héctor Baldassi, que habían adelantado que votarían a favor de la ley. En los últimos días, Macri despotricó contra el Gobierno y el comunicado de su partido en el que confirmaron su acompañamiento estuvo cargado de críticas al oficialismo. ¿De qué manera y en qué momento piensa Milei retribuirle al expresidente el favor de no despegarse?
El creciente malestar de Macri lo verbalizó su mano derecha y exsecretario general de la presidencia, Fernando De Andreis, quien acudió a la fábula de la rana y el escorpión. Así lo escribió en su cuenta de X: «Como el escorpión que mata a la rana que lo está ayudando a cruzar el río, no pueden resistirse, está en su naturaleza».
Ese tuit tuvo lugar un día después de que Macri se juntara con el bloque de senadores del PRO, a quienes les dijo que no encontraba el sentido de «seguir yendo a comer milanesas» a Olivos, ya que Milei luego incumplía sus promesas. Las declaraciones encendieron las alarmas de Santiago Caputo. El asesor estrella de Milei recibió a Macri esa misma tarde en sus oficinas privadas, las que usa cuando no quiere que lo vean en la Rosada, en un encuentro donde no llegaron a ninguna conclusión.
En la Rosada afirman que Macri solo pide cargos, mientras que Caputo –y la mayoría de los funcionarios de Milei– pretende evitar que el PRO escale posiciones en el Gobierno y aseguran que el acuerdo que alcancen debe ser parlamentario, con la creación de un interbloque en el Congreso. Los temas judiciales y la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires también son dos caballitos de batalla que usará el expresidente.
Las diferencias se profundizarán a medida que se acerquen las elecciones de 2025. Macri empezará a pujar por abrir internas en todos los distritos que pueda, mientras Karina Milei y los Menem buscan generar un armado propio en todo el país. En la Ciudad, cuna del PRO, deberán saldar las diferencias, sobre todo si Milei planea poner un candidato.
Las próximas batallas
Milei decía a los suyos que no le preocupaba que le anularan el veto. Repetía que eso expondría a la «casta» y nada lo haría romper con el equilibrio fiscal. En caso de un revés, en la Rosada ya analizaban dos caminos: la judicialización o la reasignación de partidas previstas para salud y proyectos de obra pública para las provincias. Ahora no tendrán que explorar ninguno.
¿A qué costo? El Gobierno se autogeneró un problema con las universidades, que tendrá continuidad. Es una pelea antipática para una sociedad que todavía valora a la educación pública, que además logró aglutinar nuevamente a sectores muy diversos de la oposición, y que una vez más dejó en evidencia que el oficialismo necesita al PRO para que no estalle una crisis política. La intriga ahora es si se trató de un nuevo «triunfo pírrico» –en palabras que usó Cristina Fernández hace un mes– o si lo que sucedió en el Congreso verdaderamente fortalece a la construcción libertaria. El diputado Miguel Pichetto consideró que hay una derrota escondida detrás de esta aparente victoria. «Creen que ganan, pero en realidad pierden, inevitablemente pierden», lanzó. Se sumó Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica, quien analizó: «Hoy no nos alcanzó, pero estoy convencido de que perder fue el primer paso para ganar». Desde la izquierda, compartió la lectura Myriam Bregman: «Milei está aprendiendo rápido que, a veces, ganar es perder».
La próxima prueba será el Presupuesto 2025, que ya empezó su debate en Comisión esta semana. Milei se ataja: se muestra convencido de que Cristina Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau son los titiriteros de los intentos de «desestabilizarlo», poniéndole «palos en la rueda». Con una fuerza en minoría, hasta ahora logró sacar la ambiciosa Ley Bases y torcer votaciones que parecían destinadas a una derrota. Mostró así su muñeca política, sostenida en los «héroes» circunstanciales que lo apoyan y por el sometimiento del PRO. «¿Hasta cuándo nos bancaremos ser la rana que ayuda al escorpión?», es la pregunta que algunos se hacen en el partido de Macri, a la que su jefe no ofrece ninguna respuesta. La caída en la imagen del presidente, que según la mayoría de los consultores se profundizó en las últimas semanas, resiente sus métodos y las consecuencias de sus políticas.
Por Lucia Aisicoff / Acción