Microscopios políticos

Actualidad16 de septiembre de 2024
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El microscopio, creado en el siglo XVII, fue uno de los mayores inventos de la humanidad. Permitió acceder a un mundo distante de las perspectivas comunes, la existencia de objetos infinitamente pequeños, que a diferencia de las estrellas no podían siquiera ser supuestos.

Fragilidades.

No existe un instrumento como el microscopio para entender los cambios en las subjetividades posmodernas, queda la investigación social, que habitualmente va a mucha distancia de los sucesos cotidianos. Jean-François Lyotard, en su invaluable Moralidades posmodernas, señala que la característica social más destacable del Occidente de estos días es el nihilismo, un lugar donde la vida carece de sentido, o propósito. Este vacío se vincula con el desarme de la identidad y la generación de una lucha individual para recomponerla, aunque sea en forma de creencias débiles, o fugaces. Por ese motivo los discursos neonacionalistas vuelven a ocupar los centros políticos, a mucha distancia de la marcha globalista de los años 90. Kamala Harris está políticamente lejos de lo que fuera Barack Obama.

Existe en estos días un dispositivo que es largamente producto y efecto fundante de estas creencias volátiles: el celular. Ya se puede quitar el sustantivo teléfono, ya que su primer destino es la obtención de entretenimiento. Se trata de un objeto que suple las creencias profundas por un objeto del deseo que solo dura algunos segundos. Giorgio Agamben, en su pequeño libro ¿Qué es un dispositivo?, plantea tres características de un dispositivo: 1) Un conjunto heterogéneo que incluye virtualmente cualquier cosa, tanto lo lingüístico como lo no lingüístico: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas de policía, proposiciones filosóficas, etc. En sí mismo el dispositivo es la red que se establece entre estos elementos. 2) El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta y siempre se inscribe en una relación de poder. 3) Como tal, resulta del cruce entre relaciones de poder y relaciones de saber. Tanto el microscopio como el celular resultan dos dispositivos pero el primero decodifica los datos que arroja un conjunto muy restringido de sujetos, mientras que el segundo resulta omnipresente, ubicuo y al que tienen acceso prácticamente todos los sujetos casi desde la niñez.

¿Nunca fuimos nac&pop?

En este marco, habitualmente todas las noticias llegan a través de esta pequeña pantalla donde se expresan las luchas políticas en forma fragmentada, u orientadas por inciertos algoritmos. De esta forma se plantea el debate entre Kamala Harris y Donald Trump, o la pelea entre Cristina Kirchner y Javier Milei, donde los efectos políticos subjetivos en el público son prácticamente incontrastables. En este sentido, las tradicionales encuestas de opinión pública se enfrentan al problema constitutivo de quien propone el cuestionario, ya que las preguntas que se realizan suponen cierto acuerdo sobre los problemas, sobre lo que existe consenso social. Quizá por ese motivo no sea posible desentrañar la contradicción que expresan miles de encuestados entre las dificultades para sortear la vida cotidiana y el aval –aunque menguante– que obtiene el Presidente. Hay múltiples códigos posmodernos a descubrir, diría Lyotard.

La lucha política argentina adquiere ribetes bizarros extraordinarios. Un grupo de diputados radicales y del PRO plantean una ley para incrementar los haberes para los jubilados, el Poder Ejecutivo la veta y en una segunda instancia algunos de esos mismos legisladores votan para que esa ley no llegue a regir. ¿Traición, cambio de opinión, conveniencia? La consecuencia de ese veto probablemente traiga un impacto a mediano plazo entre los votantes del ex Juntos por el Cambio. Para Milei es doble ganancia, ya que fortalece su imagen de inflexible y debilita a sus socios. Las pérdidas las contabilizará en los próximos años, solo si la oposición logra articular una alternativa creíble.

Narrativas en lucha.

El próximo veto anunciado será para la Ley de Financiamiento Educativo. “Veto total” fue el escuálido mensaje de Milei en la red X, el espacio público donde parecen dirimirse las disidencias. Naturalmente se volverán a poner en marcha los motores legislativos para revertir la decisión del Ejecutivo. Pero acá el sujeto de las políticas educativas son los jóvenes, muchos de ellos constituyen el corazón del voto mileísta. Aquí se verá si la épica libertaria del superávit fiscal también lograr imponerse a la creencia colectiva argentina de que la educación es un logro histórico. También habrá que observar si el movimiento universitario puede volver a convocar una marcha multitudinaria como la del último 23 de abril. El Gobierno cuenta con el desgaste natural que provoca la necesidad de realizar actos públicos a cielo abierto. También cuenta con la estrategia de Patricia Bullrich de reprimir aun en situaciones en que el orden público no se encuentra comprometido, como en el caso de la niña gaseada por un efectivo policial con el nuevo tipo de gas pimienta. El intento de disimular el hecho en el corazón de la prensa oficialista resultó un verdadero error no forzado con un alto costo. El dispositivo celular mismo también es un testigo privilegiado frente a todo tipo de falsificación de la información.

Viejas y nuevas luchas.

La presentación de Cristina Kirchner en la Universidad del Oeste apuntó directamente al discurso económico y político de Milei. Citó párrafos enteros de la presentación dada por el Presidente durante el acto en la 45a Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, apuntando especialmente a la “dolarización endógena”. Es cierto que Luis Caputo provocó un giro dramático en el proceso de blanqueo que está en curso promoviendo la emisión de tarjetas de débito para consumir “hasta una Coca-Cola” con los ahorros largamente atesorados por los sectores medios y medios altos que tuvieron la oportunidad de acceder al verde tesoro. El acierto de Caputo fue entender la desconfianza que genera en los depositantes sostener estos ahorros hasta fines de 2025. Cristina, tras su discurso, solidifica la polarización con Milei y vuelve a ocupar el centro geográfico opositor, y no pocos ya sueñan con que encabece la lista el año próximo.

Por Carlos de Angelis *Sociólogo / Perfil

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