El asesinato de Arturo Mor Roig: el crimen de Montoneros que desconcertó al país y aceleró la violencia

Historia15 de julio de 2024
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Los carteles de neón que ofertan "parrilla", "banquetes", "chopería"; el toldo metálico de la época que cubre la vereda hasta el cordón, con dos Fiat 600 protegidos abajo. Hay que adivinar los colores de todo, la foto es en blanco y negro. Sin saber el contexto, podría ser una escena de un álbum añorable de los setenta, pero el detalle de la cantidad de gente acumulada en la esquina abre la sospecha de que acababa de suceder algo fuera de lo normal.

Y era eso, porque aunque los episodios de violencia política estaban instalados hacía varios años, tampoco era algo de todos los días que a un hombre en una actividad de lo más rutinaria la atacaran a tiros otras dos personas sentadas en una mesa cercana, y como si no fuera suficiente, entraran dos personas más para rematarlo en el piso.

Así fueron los hechos el 15 de julio de 1974, hace exactamente 50 años, en la cantina Rincón de Italia, Provincias Unidas 3701, San Justo. La víctima, un habitué, trabajaba como asesor legal de una metalúrgica que estaba a una cuadra y ese mediodía almorzaba con dos ejecutivos de la empresa. Pero su asesinato no tenía que ver con eso, sino con lo que había sido. 

Arturo Mor Roig había nacido en Lérida, España, y había llegado de chico con su familia a la Argentina. Era Mor por su papá y Roig por su mamá. Adoptó la ciudadanía e interesado por la política en 1939 se afilió al radicalismo. 
Se recibió de abogado, e instalado en San Nicolás, fue dos veces concejal, luego senador provincial y años más tarde diputado nacional: ejerció la presidencia de la cámara durante el gobierno de Arturo Illia. Antes, en 1956, cuando el radicalismo se dividió entre la la línea antiperonista de Ricardo Balbin (UCR del Pueblo) y la línea conciliadora de Arturo Frondizi (la UCRI), había elegido la primera opción. 

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El momento controversial de su carrera politica llegó cuando en 1971 aceptó ser ministro del Interior del gobierno militar de facto de Alejandro Agustín Lanusse, el general que decía que a Juan Domingo Perón no le daba "el cuero" para volver a la Argentina desde su exilio.

Raúl Alfonsín, una figura ya prominente en el radicalismo, pidió la expulsión de Mor Roig del partido. Pero Mor Roig se mantuvo al frente de la cartera durante todo el gobierno de Lanusse, Desde ese lugar impulsó el Gran Acuerdo Nacional, basado en el proyecto "La Hora del Pueblo", que procuraba una retirada "digna" de la llamada Revolución Argentina para una salida electoral. Mor Roig intentaba ser una especie de custodio de la recuperación democrática, pero con el claro objetivo político de que Ricardo Balbín llegara a la presidencia.

Por eso dispuso la rehabilitación de la actividad de los partidos políticos y armó una comisión asesora para estudiar una reforma constitucional, con voto directo, ballotage y mandato de cuatro años. Es el sistema actual, que en aquel momento se aplicó paras las elecciones de 1973. Luego caducó porque se exigía una ratificación en una Asamblea Constituyente, que llegó en 1994. Ahí se plasmó un legado.

rucci-y-mor-roig-1835175El sindicalista José Ignacio Rucci y Arturo Mor Roig, ambos asesinados

La historia fue hacia un lugar distinto al que hubiera preferido Arturo Mor Roig. Volvió Perón, Héctor Cámpora fue presidente y luego asumió nuevamente el General. El exministro entonces pasó a la actividad privada. Su tarea política quedó acotada a la publicación de columnas semanales en el diario El Día, de La Plata. Pero lo hacía con un seudónimo, Esteban Sastre. El director del diario, su amigo David Kraiselburd, tuvo su mismo destino. Lo secuestraron el 25 de junio de ese 1974 y lo mataron 54 horas después que a él, cuando la policía descubrió la casa en Gonnet donde lo tenían cautivo.

Más allá de esta faceta periodística, aquel 15 de julio de 1974 encontró a Arturo Mor Roig con su actividad principal como asesor legal de la empresa Socema, de San Justo, propiedad de un amigo de Ramallo, y con la atención puesta en la vida familiar. Ese día tenía planeado ir a Retiro a buscar a su hija quien, acompañada de sus tres hijos, iba a pasar unos días en Buenos Aires. El abuelo había comprado entradas para ir al Luna Park y ver con sus nietos Hollyday on Ice, un clásico de las vacaciones de invierno en aquellos años.

Antes, almorzaba en la cantina y parrilla Rincón de Italia, que ese lunes estaba con bastante gente. En una de las mesas había dos jóvenes bien vestidos que en un momento se levantaron y caminaron hacia el lugar donde estaba Mor Roig. Al mismo tiempo, eran las 14.25, estacionó un auto rojo (se cree que era un Fiat 1500) con cuatro personas más.

Para entender el contexto: dos lunes antes, el país había sido sacudido por la muerte de Juan Domingo Perón. Ahora la presidenta era Isabel Perón, que trataba de acomodarse y asegurar su gobernabilidad en sus primeros días al frente del país.

Los dos jóvenes que estaban dentro del restaurante tenían pistolas 9 milímetros. Y adelante de todo el mundo, le dispararon unas 10 veces a su víctima. Enseguida entraron dos hombres más y remataron a Mor Roig en el piso, con disparos de escopeta de caño recortado.  

El cuerpo fue llevado al Instituto de Cirugía de Haedo, donde le hicieron la autopsia y contaron 32 impactos. El exministro tenía 59 años cuando fue asesinado.

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¿Por qué habían matado a Mor Roig, un personaje que prácticamente estaba afuera de la política, o al menos muy lejos del centro de las discusiones?

Una teoría puntual fue una venganza por los fusilamientos de militantes del ERP y Montoneros en Trelew, que sucedió cuando Mor Roig era ministro del Interior, en agosto de 1972.

Pero se impuso una segunda línea: lo habían matado los Montoneros porque representaba un "simbolo" de un período, pero sobre todo para marcarle la cancha a Isabel Perón y presionarla para que los incorporara a las mesas de negociaciones. El vínculo ya estaba roto desde el día que en los últimas semanas de su vida el general fallecido los había llamado "estúpidos" e "imberbes" desde el balcón de la Casa Rosada. 

En una nota que publico Perfil, el historiador Robert Potash lo contó así:  “Tras la muerte de Perón, el 1º de julio de ese año, la llegada a la Presidencia de su poco experimentada y más maleable viuda ofreció a la guerrilla una nueva oportunidad para actuar. El asesinato de Mor Roig, apenas dos semanas después de la asunción de Isabel Perón, puede ser visto como parte de un plan para demostrar su poder y extorsionar al gobierno". 

El asesinato de Arturo Mor Roig; detenidos y teorías

A Mor Roig lo velaron en el salón de los Pasos Perdidos en el Congreso. Al ingreso, la policía palpaba de armas a cualquier persona que por su aspecto no le cuadraba. Balbín llegó a las 2 de la madrugada para llorar a su amigo.

La causa por el asesinato la tomó el juez federal Alfredo Nocetti Fassolino, que a las pocas horas ordenó la detención de 28 integrantes del Partido Socialista de los Trabajadores. Pero no tenían nada que ver.

La punta sobre la autoría apareció cuando en algunos actos algunos cantaba: "¡Oy, oy, oy, qué contento que estoy! Vivan los montoneros que mataron a Mor Roig!".

A diferencia de otros hechos, Montoneros no se atribuyó oficialmente el asesinato, aunque de distintas formas dejó trascender los motivos. En La Causa Peronista, una revista controlada políticamente por Rodolfo Galimberti, uno de los jefes de la organización, se definía a Arturo Mor Roig como "el cerebro político del lanussismo. El hombre que llevó fe y optimismo a la camarilla militar. El que le dio cauce legal al decreto que proscribía la candidatura de Perón".

En un encuentro que Ricardo Balbín mantuvo con Roberto Quieto, el miembro de la conducción de Montoneros le explicó la teoría de que la organización no podía ser dejada de lado en las discusiones sobre el país. Balbín les respondió que Mor Roig ya no era dirigente y que además se había desafiliado al radicalismo. La organización también mencionab el Gran Acuerdo Nacional, que en su visión garantizaba la permanencia de "los intereses imperialistas" en alianza con la burguesía local. 

El asesinato de Mor Roig fue seguido un serie de episodios que marcaban a la violencia como imposible de frenar. El 16 de julio de 1974 apareció asesinado por Montoneros el periodista David Kraiselburd, amigo de Mor Roig. El mes de la muerte de Perón cerró con el crimen en plena Capital al abogado del PRT-ERP y diputado nacional Rodolfo Ortega Peña, baleado por una banda de ultraderecha el 31 de julio de 1974.

Por Leonardo Torresi / Perfil

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