Cómo se forman en Ezeiza los nuevos profesionales de la industria nuclear argentina

Recursos Humanos 08 de abril de 2024
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Creado hace 18 años, a partir de un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el Instituto de Tecnología Nuclear Dan Beninson brinda una formación de excelencia a los profesionales que van a tomar la posta en el desarrollo de esta industria clave para el país.

Esta institución académica forma parte del ecosistema universitario creado por la CNEA para formar especialistas en el ámbito de la energía nuclear. Sus “gemelos” son el Instituto Balseiro, ubicado en San Carlos de Bariloche y asociado a la Universidad Nacional de Cuyo; y el Instituto Jorge Sábato, en el Centro Atómico Constituyentes, este último también en la órbita de la UNSAM.

 El Beninson tiene como “gemelos” al Instituto Balseiro, ubicado en San Carlos de Bariloche y asociado a la Universidad Nacional de Cuyo; y el Instituto Jorge Sábato. (Foto: Fernando Calzada)
 
En el Beninson se dictan una tecnicatura universitaria, una carrera de grado, tres especializaciones y un doctorado. En el caso de la carrera de grado, Ingeniería Nuclear con orientación en aplicaciones, el ciclo básico inicial, de dos años, se dicta en el campus de la UNSAM; mientras que en el Beninson se cursa el ciclo superior, de tres años. 

Para el cursado del ciclo superior, la CNEA ofrece la cantidad de becas necesarias -entre ocho y diez anuales- para que los alumnos puedan dedicarse full time al estudio. “La formación que reciben es única porque el Centro Atómico Ezeiza cuenta con dos reactores, instalaciones de irradiación de alimentos, centros de investigación en medicina nuclear y un espectro muy amplio de actividades”, destacó, en diálogo con DEF, el director de la carrera, el doctor Pablo Vizcaíno.

Un ecosistema científico-tecnológico de primer nivel
 
“Los egresados del Beninson están en condiciones de ser contratados para trabajar en la CNEA, en empresas como Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) e INVAP, o conseguir una beca y hacer un doctorado en el exterior”, explicó Vizcaíno. “Nuestras cohortes tienen cinco, seis o siete alumnos”, especificó, al tiempo que aclaró que para graduarse realizan una tesis que suele insertarse en proyectos de la propia Comisión y de empresas mixtas del sector, como la propia NA-SA o CONUAR.

“Nosotros estamos en permanente comunicación con los estudiantes, tenemos un aula virtual y gestionamos visitas para traerlos al Centro Atómico Ezeiza, que conozcan nuestras instalaciones y también se entusiasmen”, añadió Vizcaíno, quien se desempeña también como representante de CNEA en el directorio de la empresa Combustibles Nucleares Argentinos (CONUAR), una empresa de la CNEA y del grupo Pérez Companc.

Al respecto, señaló que los estudiantes entran en contacto con profesionales que trabajan en actividades de nicho dentro de la ingeniería nuclear, la medicina nuclear y la metalurgia física -ciencia que estudia las propiedades, estructura y comportamiento de los metales-, entre otras disciplinas. Las definió como “actividades tecnológicas de punta” y manifestó su orgullo por los premios que han obtenido alumnos y graduados del Beninson.

Excelencia académica y oportunidades laborales
“La tecnología nuclear ha ido diversificándose con el tiempo”, afirmó el director de la carrera de Energía Nuclear del Instituto. “Hoy no incluye solamente el diseño y la construcción de reactores. Se utilizan, además, radiaciones en medicina, en el agro, en la industria y también existen aplicaciones en el campo de la geología”.

Si bien reconoce que el panorama actual en Argentina es de incertidumbre por la falta de definiciones del nuevo gobierno en torno al futuro del sector nuclear, Vizcaíno manifestó que existen “oportunidades laborales”. “Estos jóvenes tienen una formación de excelencia, que les permite rápidamente conseguir trabajo tanto en Argentina como en el exterior”, remarcó.

En cuanto a los docentes del ciclo superior, los que dictan las materias eminentemente técnicas provienen de la propia CNEA, de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y de empresas del sector, como INVAP, NA-SA o CONUAR. “Son especialistas y tienen un involucramiento directo en las áreas cuyos conocimientos después enseñan en el Beninson, lo cual es un valor agregado importante de nuestra carrera”, subrayó Vizcaíno.

El rol del Estado en la industria nuclear argentina
Vizcaíno mencionó, con orgullo, la participación de los profesionales de la CNEA en procesos de alta complejidad, como fue el reentubado de la Central Nuclear Embalse, un indicador de la calidad de los recursos humanos con los que cuenta el sector nuclear argentino. “Todos los componentes del reactor de Embalse fueron fabricados en CONUAR; solo se compró un insumo importado y se lo procesó en la Argentina”, recordó.

“Todo esto tiene un sentido de amor al país, de pertenencia, y de creación de trabajo local, que nos permite obtener productos de muy alto valor agregado”, completó Vizcaíno, orgulloso, al tiempo que destacó que Argentina es el país de América Latina que más ha avanzado en el desarrollo completo de ciclo del combustible nuclear.

En ese sentido, remarcó el irremplazable rol del Estado en un sector estratégico como es la energía nuclear, donde lo hecho por el sector público a lo largo de las últimas siete décadas ha permitido a la Argentina ocupar un lugar de privilegio, reconocido a nivel mundial. No es casual, en ese contexto, que el actual director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sea un compatriota: el diplomático Mariano Grossi.

 Nota:infobae.com

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