Cómo perdimos las Malvinas

Actualidad 29 de febrero de 2024
xs

El pasado 19 de febrero, el secretario de Estado para Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones del Reino Unido, David Cameron, visitó las Islas Malvinas. Por un lado, la presencia de este funcionario británico no fue repudiada por la Cancillería, pese a que el comunicado ya estaba redactado, y sólo mereció un comentario irónico de la canciller Diana Mondino en la red X. Por otro lado, el vocero presidencial Manuel Adorni expresó que sólo era “un tema de agenda” de ese país y que no le correspondía al gobierno argentino “opinar sobre la agenda de otros países”.

Por el contrario, Cameron afirmó que los isleños “son absolutamente bienvenidos y los apoyaremos y ayudaremos a protegerlos y defenderlos absolutamente, en lo que a mí respecta, por el tiempo que quieran. Y espero que sea por mucho, mucho tiempo, posiblemente para siempre”.

Tanto la ausencia de reacción argentina como las acciones británicas no deben sorprendernos. 

La estratégica británica

En primer lugar, no extrañan las acciones británicas porque son consecuentes con su tradición en materia de política exterior. Basta con recordar la conocida frase del ex Primer Ministro Henry Temple (1855-1858 y 1859-1865), conoció también como Lord Palmerston, que afirmó en la Cámara de los Comunes en 1848 que el Reino Unido “no tiene eternos aliados y no tiene enemigos perpetuos (…) Nuestros intereses son eternos y perpetuos, y es nuestro deber seguirlos”.

En este sentido, se entiende la política de poder (hard & soft power) que ha estado desplegando esta potencia hacia la Argentina.En lo que respecto al hard power, señalemos algunos ejemplos recientes:

  • Las Fuerzas Británicas del Atlántico Sur (BFSAI, por sus siglas en inglés) dependen del Comando Estratégico del Reino Unido, subordinado al Ministerio de Defensa. La mayor concentración de militares y de armamento se encuentra en la Base de Monte Agradable, sede de las BFSAI, a 45 kilómetros al sur de Puerto Argentino. Dicha instalación militar cuenta con un puerto (Mare Harbour), una base aérea con capacidad de lanzamiento de misiles, y un centro de monitoreo y de comunicaciones. Se estima que residen allí unos 1.200 militares y 300 civiles. El 75% de los efectivos corresponden a las fuerzas terrestres de la Falkland Islands Roulement Infantry Company (FIRIC), integrada por elementos de distintos batallones. Además, el Ejército está a cargo de la defensa antiaérea a través del sistema Sky Sabre, que cuenta con tres componentes clave: un radar de vigilancia de alcance medio, un sistema informático y misiles modulares antiaéreos comunes que pueden alcanzar velocidades de 2.300 mph eliminando aviones de combate, drones e incluso bombas inteligentes guiadas por láser. En lo que respecta a los medios navales, se estima que hay aproximadamente 150 efectivos de la Armada británica que operan un buque patrullero HMS Forth, con base en East Cove. Durante la campaña antártica de verano, utilizan el rompehielos HMS Protector y otros buques de investigación oceanográfica como el HMS Scott. Por su parte, la Fuerza Aérea nuclea al resto de los 150 efectivos permanentes, distribuidos en dos escuadrones aéreos: el 1.435, equipado con cuatro Eurofighter Typhoon con capacidad de lanzar misiles crucero y el rol principal de caza interceptor de defensa aérea; y el 1.312 equipado con un Airbus A-330 MRTT (Multi Role Transport Atlas) con capacidad de reabastecimiento en vuelo, búsqueda y salvamento. La base cuenta con dos pistas, una perpendicular a la otra, cuyas extensiones son de 2.590 metros y 1.525 metros, lo que permite el despliegue de aeronaves de gran porte. Asimismo, el Reino Unido tiene la capacidad de desplegar entre 4.000 y 5.000 efectivos en las Islas Malvinas por vía aérea en ocho horas” [1].
  • El apoyo de facto de los Estados Unidos a la posición británica. Además del restablecimiento de la IV Flota en 2008, la cuenta de X del Commander Submarine Force Atlantic (COMSUBLANT) informó que un submarino nuclear había realizado un ejercicio de “oportunidad” con las fuerzas británicas en las Islas.
  • Los reiterados ejercicios que el Reino Unido realiza en la región, que incluyeron el lanzamiento de misiles, de proyectiles por parte de la fragata HMS Iron Duke y la presunta presencia de armas nucleares [2], y que merecieron reiteradas protestas argentinas desde 2008.

Más interesantes resultan las políticas de soft power que realiza el Reino Unido en la Argentina. De acuerdo a Brand Finance del año 2023, este país ocupa el segundo puesto en el ranking de potencias con mayores índices de poder blando del mundo. Veamos algunos ejemplos: 

  • El programa Darwin Plus, lanzado en 2021, proporciona financiamiento para implementar proyectos ambientales en dichos territorios y becas de formación para obtener experiencia técnica y científica. De acuerdo con la información publicada en fuentes oficiales, desde 2012 ha financiado más de 247 proyectos de 298 instituciones, a través de 17 países en 13 biomas y ecosistemas. En el caso de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, se financiaron 59 proyectos [3].
  • En 2016 se lanzó el programa Blue Belt con una inversión de 20 millones de libras para la creación de áreas marinas protegidas. Las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur han sido incluidas en estas acciones [4].
  • El Reino Unido financió stands en la Feria Agraria Expo Prado de Montevideo durante 2020 y 2021, en la que se ofrecieron oportunidades de turismo y trabajo en el archipiélago, con folletería y carteles en los que se reivindicaba la soberanía británica de las islas.
  • La potencial venta de los F-16,que no tienen capacidad de afectar los intereses británicos en el Atlántico Sur, son ofrecidos por los Estados Unidos con acuerdo del Reino Unido, luego de una fuerte política de seducción.
  • También las acciones del British Council son políticas de soft power, así como la cátedra del Reino Unido en la UCEMA, cuya titularidad ejerce el actual secretario de Asuntos Internacionales de la Defensa del Ministerio ídem, Juan Battaleme, quien en representación de la misma envío sus condolencias a ese país por la muerte de la Reina Isabel II. Por ello, no sorprende que este funcionario se haya pronunciado en mantener un canal de cooperación con el Reino Unido en diciembre último. 

La estrategia argentina incompleta

En 1825, el Reino Unido y la Argentina firmaron el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación [5]. En ese entorno de paz y cooperación, y sin que hubiera habido ninguna reserva sobre la soberanía de las Islas Malvinas, esa potencia atacó e invadió nuestro territorio forzando la expulsión de 150 habitantes, incluidos los tripulantes de la ARA Goleta Sarandí, entre ellos niños como Malvina Vernet, que había nacido en Puerto Soledad el 5 de febrero de 1830.

Desde el inició de la ocupación, la Argentina protestó insistentemente ante el gobierno británico [6], pero queremos destacar tres hitos en el reclamo: a) la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en 1965 la Resolución 2.065, por la cual reconoció la disputa de soberanía e instó a ambas partes a negociar; b) el gobierno británico ofreció en junio de 1974 un acuerdo de cesión de soberanía que se frustró por la muerte del Presidente Juan Domingo Perón; y c) en 2016 la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de las Naciones Unidas aprobó por consenso las recomendaciones argentinas presentadas en 2009 respecto al límite exterior de la plataforma continental, pero no se pronunció sobre los límites en las Islas Malvinas, Islas Georgias e Islas Sandwich del Sur hasta tanto ambos países resolvieran el conflicto limítrofe, reconociendo con ello la existencia del conflicto de soberanía [7].

A esta estrategia bilateral y multilateral, se le sumaron sanciones económicas durante los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015) y, por primera vez en la historia argentina, la Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN) 2021 definió que la persistente presencia militar, ilegítima e ilegal del Reino Unido en las Islas del Atlántico Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes obliga a tomar los recaudos de planificación de capacidades,despliegue y organización acordes por parte de nuestro sistema de Defensa.

Ahora bien, tal como ocurrió durante los gobiernos de Carlos Menem (1989-1999), Fernando de la Rúa (1999-2001) y Mauricio Macri (2015-2019), el Presidente Milei congela el reclamo de soberanía. Esto no tiene una única explicación, aunque algunas ideas ayudan a entender estas políticas:

  • El alineamiento automático con Estados Unidos y la continuidad del modelo económico de valorización financiera, que destruye las capacidades industriales del país. Esto no sólo se ha reflejado por la ausencia de declaraciones del gobierno argentino, sino también por el silencio de la Secretaría de Malvinas, Antártida, Política Oceánica y Atlántico Sur, Paola Di Chiaro; y del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los Espacios Marítimos e Insulares Correspondientes, creado por la ley 27.558.
  • La existencia de un sector de la política y de la academia que considera que las Islas del Atlántico Sur son o deberían ser británicas. Por ejemplo, la actual diputada Sabrina Ajmechet [8]; el diputado Fernando Iglesias [9]; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich [10]; y el ex Presidente Macri. También se han expresado en contra de la soberanía argentina de las islas intelectuales como Beatriz Sarlo (Clarín, 2021) y Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Rafael Filippelli, Emilio de Ípola, Vicente Palermo, Marcos Novaro y Eduardo Antón [11].
  • La falta de percepción de amenaza del Reino Unido a los intereses vitales y estratégicos de la Argentina entre algunos políticos y militares argentinos. Ejemplos: a) en los focus groups efectuados entre febrero de 2022 y diciembre de 2023, el 84.39% de los consultados consideró que esta potencia no era una amenaza; b) en una encuesta online realizada en 2023, el 83,5% de los encuestados tuvo la misma opinión; c) se relevaron 35 planes de estudio de las carreras de las instituciones de formación básica y superior de las Fuerzas Armadas a los efectos de conocer si el Informe Rattenbach es bibliografía obligatoria de los planes de estudio, hallando que solo en la Escuela de Suboficiales del Ejército Argentino está incluido en la materia Historia Militar Argentina [12].
     

¿Malvinas cómo pasado o como futuro?

De una u otra manera, parte de la academia, la política y los militares piensan las Malvinas como historia que hay que recordar y enseñar, pero no como un problema que requiera el diseño de una estrategia nacional que debe abarcar, para ser completa, el diseño de diferentes políticas públicas del Estado Nacional y no limitarse a la diplomacia, lo cual no significa violar lo dispuesto en la Constitución Nacional. Por ello, la sanción de la ley 27.558 es un primer paso para avanzar en este sentido. En cuanto a la política de defensa nacional, es fundamental para apoyar a la política exterior en esta cuestión y así lo definió la DPDN 2021, y las acciones que se tomaron en consecuencia de ella: el radar 3D en Tolhuin; la creación de la Guarnición Militar de Tierra del Fuego; la construcción de la nueva Base Naval en Ushuaia; y la reapertura de la Base Petrel en la Antártida.

 

[1] Calvo, Juan; Díaz, Araceli & Eissa, Sergio (2023), “El Sur también existe: la relevancia estratégica del Sistema Atlántico Sur. Una apreciación desde la República Argentina”. Este Informe fue resultado de un proyecto de investigación que no ha sido publicado aún.
[2] Calvo, Juan; Díaz, Araceli & Eissa, Sergio (2023), Op. Cit.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Para más detalles sobre las acciones argentinas desde 1810, ver Eissa, Sergio (2023), “Underbalancing: Malvinas y la política de defensa nacional de Argentina”. En Revista de Defensa Nacional Nº 8.
[6] Para el detalle de los reclamos, se sugiere la lectura de los documentos digitalizados aquí.
[7] Eissa, Sergio (2023), Op. Cit.
[8]“Tanto tiempo y las Malvinas siguen siendo inglesas. Por suerte dejaron de ser un tema”; “Las Malvinas no existen. Las Falkland Islands son de los kelpers”; “Las Malvinas no son ni NUNCA fueron argentinas”, entre otros tuits borrados cuando fue electa.
[9] “Defensa militar. Recursos naturales. Industrias manufactureras. Islas Malvinas: las obsesiones de la ‘izquierda’ argentina en el Siglo XXI”.
[10] “Daría las Islas Malvinas a la empresa farmacéutica Pfizer”.
[11] Eissa, Sergio (2023), Op. Cit.
[12] Las muestras no son representativas. Informe del Proyecto de Investigación UNDEFI Nº 358/22, Resolución Nº 15/22 “Guerra de Malvinas: ¿punto de inflexión en la doctrina militar de las Fuerzas Armadas argentinas?”. No ha sido publicado aún.
 
 

 Por Sergio Eissa / El Cohete

Te puede interesar

Ultimas noticias

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email

                  02_AFARTE_Banner-300x250

--

                

Te puede interesar