Observados desde el cielo

Actualidad 21 de febrero de 2024
Albedo-satellite

Ha tardado poco: si en 2019 se especulaba con la posibilidad de que los nuevos satélites situados en la llamada LEO, o Low Earth Orbit, pudieran llegar a ser utilizados para la vigilancia de las personas, en 2024 ya tenemos una compañía, Albedo, dedicada precisamente a ello.

El número de satélites en las capas bajas de la atmósfera está disparándose. Además de la carrera entre Starlink y otras compañías, que aspiran a mantener entre decenas de miles y cientos de satélites cubriendo la práctica totalidad de la superficie terrestre con fines como las telecomunicaciones, tenemos una cantidad creciente de satélites dedicados a todo tipo de usos, entre ellos, los de tomar imágenes de alta resolución.

En el caso de Albedo, que afirma no poder identificar a las personas que fotografíe a partir de las imágenes, se dedica en principio a ofrecer asistencia en situaciones de emergencia como incendios o catástrofes naturales (y de hecho, su servicio está licenciado por el National Environmental Satellite Data and Information Service, NESDIS, dependiente de la NASA), pero a nadie se le escapa su potencial a la hora de ser planteado como servicio de vigilancia. La página web de la compañía no hace mención alguna a ningún tema relacionado con la privacidad, y cita usos relacionados con la agricultura, el desarrollo urbano, los seguros y la inversión, la cadena de suministro, la sostenibilidad y la defensa e inteligencia.

La compañía, que ha levantado cien millones de dólares de financiación, espera lanzar su primer satélite a principios de 2025, y aspira a mantener en órbita baja, a tan solo unos cien kilómetros de la superficie terrestre, una flota de veinticuatro, y a vender su servicio de toma de imágenes en alta resolución a todo aquel que esté dispuesto a pagar por ellos. La mejora progresiva de las cámaras permite obtener fotografías de cada vez más calidad, haciendo realidad la predicción del artículo de MIT Tech Review que comenté en 2019 que afirmaba que «los satélites serán capaces de verte en todas partes y en todo momento».

Aunque la capacidad para tomar este tipo de imágenes en alta resolución desde una vertical de cien kilómetros exista ya, la regulación de su uso es todavía prácticamente inexistente. La Electronic Frontier Foundation (EFF) pidió la regulación de su utilización en 2019, pero aún no ha obtenido ningún tipo de respuesta gubernamental. Mientras los drones si están siendo sujetos a cada vez más regulaciones, tienen zonas en las que está prohibido su uso y pueden ser, en ocasiones, notablemente poco discretos, los satélites están más allá de esas limitaciones y pueden obtener, cada vez más, imágenes de personas o de vehículos que hace mucho que no son ya simples puntos o manchas difusas, y que pueden permitir la identificación en función de algunas variables, aunque no, lógicamente, la identificación facial dada su perspectiva cenital. Si vas a meterte un dedo en la nariz, no te va a servir de nada mirar al cielo porque no vas a saber si un satélite te está mirando o no… pero él sí te verá a ti.

En cualquier caso, el uso con propósitos de vigilancia es perfectamente factible, y deberíamos plantearnos que esté sujeto a las mismas protecciones y reservas sobre su utilización a las que lo están otro tipo de servicios: ser utilizados únicamente bajo autorización judicial, tras un cuidadoso análisis de su conveniencia y un balance de sus implicaciones. La nueva frontera para la privacidad está ahora a unos cien kilómetros sobre nuestras cabezas.

 
 Nota:enriquedans.com

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