"Vamos a darles Pascua todos los días", aseguró Michele Ferrero. Así le transmitió su idea a Giuseppe Salice, que corrió hacia su taller. Poco después llegó con el producto terminado: un huevo de chocolate con leche cuyo relleno no era dulce, sino una cápsula que contenía un juguete. Kinder Sorpresa cumple 50 años  y su creación inspiró a una generación de coleccionistas que se obsesionaron con los muñecos que encontraban en su interior.

Varias décadas antes del lanzamiento de Kinder, la familia Ferrero había inventado otro producto que cosechó fanáticos por todo el mundo. Pietro y Giovanni Ferrero eran dueños de una fábrica de dulces en Piamonte, pero los precios del cacao se dispararon durante la Segunda Guerra Mundial. Eso los llevó a experimentar mezclando cacao con avellanas para hacerlo rendir más.

En 1946 los hermanos presentaron entonces el giandujot, una barra dulce que se rebanaba como un pan y luego se untaba en las tostadas. No obstante, ambos murieron con pocos años de diferencia y Michele, hijo de Pietro, quedó a cargo del negocio.

El giandujot evolucionó hacia una consistencia más cremosa a la que bautizó Supercrema y unos años más tarde renombró como Nutella. Su producto se expandió por Europa y pronto Michele decidió ampliar el portfolio de la compañía.

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La aparición de Kinder
La familia de marcas creció con la llegada del chocolate Kinder en 1968. Se trataba de una barra individual que se vendía con el slogan: "Menos cacao, más leche". Un año después presentaron las pastillas Tic Tac.

Pero durante la creación del Kinder, Ferrero tuvo una charla con sus colaboradores. "¿Saben por qué a los niños les gustan tanto los huevos de Pascua? Porque tienen una sorpresa adentro. Vamos a darles Pascua todos los días", dijo el dueño de la empresa.

El encargado de llevar adelante el proyecto fue Giuseppe Salice, que había entrado a trabajar en la empresa en 1960. "Michele tuvo la idea y yo fui el ejecutor material", respondió varios años después. De esta manera, en 1974 lanzaron el Kinder Sorpresa, un huevo de chocolate con leche recubierto en su interior por un glaseado a base de leche.

En su interior, el huevo albergaba una cápsula de plástico que contenía a la sorpresa en cuestión. Cada juguete era fabricado de manera artesanal y pintado a mano. Ferrero producía alrededor de 100 diseños nuevos cada año, desde las colecciones de soldados de metal hasta las más conocidas de los animales, como las tortugas, los pingüinos y los felinos. 
    
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¿Argentina pionera?
Si bien la idea revolucionó el negocio internacional de los dulces, en la Argentina ya existían opciones con sorpresa en los kioscos. Por caso, Felfort había presentado su chocolatín Jack en los 60 y en esos años también los Fantin tenían en su portfolio al chupetín Topolin.

Hoy los huevos Kinder Sorpresa sumaron más opciones, desde versiones XL hasta opciones sin juguete. En tanto, la compañía sigue en manos de la familia Ferrero, que es la más rica de Italia con una fortuna que supera los u$s 33.000 millones.

Nota:apertura.com