El misterio y las sorprendentes similitudes entre la campaña libertadora de San Martín con un plan inglés de 1800

Historia 05 de mayo de 2023
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El sábado 14 de septiembre de 1811 José de San Martín se embarcó en Lisboa hacia Londres, ciudad que concentraba a las principales personalidades que buscaban la independencia de América. Sir Charles Stuart, diplomático inglés en España, fue el que le otorgó el pasaporte luego de que las autoridades militares accedieran a su pedido de irse de baja para atender asuntos privados en Lima. Su amigo James MacDuff, conocido en España como Lord Mcduff, le había dado cartas de recomendación y letras de cambio a su favor, que nunca usó.

Nunca más volvería a ver a su madre Gregoria Matorras, quien vivía con su hermana María Elena y moriría el 28 de marzo de 1813. Tampoco lo haría con sus hermanos Juan Fermín, que vivía en Manila y a Manuel Tadeo, que en 1812 cayó prisionero de los franceses en la defensa de Valencia. Se reencontraría con Justo Rufino y María Elena cuando emprendiese su exilio.

Vivió en Inglaterra cuatro meses. Allí se encontró con Carlos María de Alvear, Matías Zapiola, Tomás Guido y Manuel Moreno, hermano de Mariano, muerto en alta mar en marzo de ese año. Entabló relaciones con el venezolano Andrés Bello, el mexicano Servando Teresa Mier y el chileno Bernardo O’Higgins, entre otros. Ya estaban en marcha logias secretas, tanto en ese país como en España, que perseguían un objetivo en común: la liberación de América del dominio español.

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Casa que habitó San Martin en Londres

Se alojó en el 28 Grafton Street, en una casa de cuatro pisos. Allí había vivido Francisco Miranda y habían nacido sus dos hijos. Fue en Londres donde adquirió, de segunda mano, su mítico sable corvo.

Con un plan en su cabeza zarpó, junto a otros americanos, hacia el Río de la Plata el 19 de enero de 1812 en la fragata George Canning. Llegó a Buenos Aires el 9 de marzo.

La incógnita que persiste es si había tenido conocimiento de un plan inglés, elaborado por el 1800, de apoderarse de las colonias españolas en América, controlar Buenos Aires, hacerse fuerte en Mendoza, cruzar los Andes, liberar Chile, establecer allí una base naval y por mar conquistar el Callao y apoderarse de Lima y México.

Salvo lo de este último país, es casi un calco de lo que llevaría adelante quince años después.

Su autor fue el militar escocés Thomas Maitland, y salió a la luz gracias al sorprendente hallazgo que Rodolfo Terragno realizó en 1981 revisando archivos en ese país cuando buscaba datos de James Duff, cuarto conde de Fife, y su relación con el Libertador. Este documento se transformó en el libro Maitland & San Martín.

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En la colección Steel-Maitland el abogado, historiador y periodista argentino halló un manuscrito de 47 hojas titulado “Plan para capturar Buenos Aires y Chile y luego ‘emancipar’ Perú y México”. La fecha probable del documento es entre 1800 y 1803.

Controlar Buenos Aires, hacerse fuertes en Mendoza, coordinar un ejército en Chile, cruzar los Andes y derrotar a los españoles en ese país. Luego dirigirse por mar a Perú y liberarlo. Se usaría el Cabo de Buena Esperanza como base de operaciones de la flota que ocuparía Buenos Aires y Montevideo.

Maitland propuso atacar Buenos Aires con 4000 infantes, 1500 hombres de caballería desmontada y artillería. La expedición debería partir en mayo para entrar en acción a fines de julio, para evitar “las fuertes lluvias”.

Consideraba que si se dominaba Chile, el Perú quedaría expuesto a ser tomado. En caso de que las fuerzas británicas se vieran comprometidas, debían dirigirse al río Bío-Bío y obtener refuerzos con los indígenas, enfrentados con los españoles.

Calculó que el cruce de los Andes demoraría entre cinco y seis días. Tuvo en cuenta el clima tropical y las enfermedades de la zona de Lima y Quito.

Para el éxito del plan contaba con la ayuda de los indígenas y los comparaba con los aborígenes norteamericanos en cuanto a su cualidad de mantener un secreto.

Fue por 1799 que Maitland habría puesto mano a la obra en tiempos en que gobernaba William Pitt “el joven”, apodo que se ganó porque tenía 24 años cuando asumió por primera vez en 1783. Además era una forma de diferenciarse de su papá, William Pitt “el viejo”. Inglaterra y España estaban en guerra. Gran Bretaña sintió la necesidad de expandirse cuando perdió las colonias en América del Norte y temía el arrollador poder expansionista de Bonaparte.

Una fuente importante de datos sobre cómo eran las colonias y los pasos cordilleranos los proveyeron algunos jesuitas -que tenían la sangre en el ojo por haber sido expulsados de América en 1767- a sir John Cox Hippisley. Entre ellos se encontraban el mendocino Juan José Godoy y el peruano Juan Pablo Viscardo. Hasta algunos se ofrecieron a integrar una expedición.

Hippisley les pasó los datos a Maitland y le pidió que elaborase un plan preliminar. Se sugirió formar un ejército de 10 mil hombres, formado por regimientos de la India y por una flota de la Compañía de las Indias Orientales.

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Habría habido un proyecto precursor realizado cuatro años antes. Su autor Nicholas Vansittart, miembro del parlamento, allegado al secretario de Guerra Henry Dundas, había esbozado un plan para que una armada conquistase, por el Pacífico, las colonias españolas. Primero se debía tomar Buenos Aires y luego navegar por el Cabo de Hornos y pasar al Pacífico.

Se establecería una base naval en Chile, desde donde saldrían buques para capturar el Callao y Lima. Este plan se lo canceló en 1797.

Maitland también habría contado con informes sobre el clima en la región y de datos relevados por la expedición de Jean Francois de la Pérouse en 1788. Elevó un texto preliminar a Dundas, quien se entrevistó con Maitland. De allí surgió el plan definitivo que lo tuvo el secretario de Guerra a mediados de 1800.

El gobierno cayó el 3 de febrero de 1801 y el plan quedó archivado ya que el primer ministro Pitt renunció el de febrero de 1801 cuando el rey Jorge III se opuso al proyecto de unificar Inglaterra con Irlanda, dando libertad de culto a los católicos. Para colmo Dundas fue sometido a un proceso en el que se lo investigó por una supuesta apropiación de dineros públicos. Cuando William Pitt volvió al gobierno en 1804, no hubo tiempo de prestarle atención a las colonias españolas, ya que el predominio de Napoleón en Europa concentraba toda la atención.

El 12 de octubre de 1804 Dundas se reunión con Pitt. Fue acompañado por sir Home Riggs Popham -uno de los protagonistas de las invasiones a Buenos Aires- y por Francisco Miranda. Fueron a pedirle apoyo para una expedición, que incluía además apoderarse de Buenos Aires.

Luego de estudiarlo, Dundas lo aprobó pero Pitt demoró en dar la orden de ejecución y todo pasó al olvido cuando el primer ministro falleció.

Cuando los ingleses fueron rechazados en Buenos Aires, se dio de baja un plan tendiente a ocupar Chile y Perú, que debían actuar en coordinación con una Buenos Aires ocupada por británicos.

Hubo un intento de apoderarse de México y de ahí dirigirse al Río de la Plata. También quedó en la nada.

El plan es muy parecido al monumental cruce de los Andes. Se especula que San Martín pudiera haber tenido acceso a este documento por las relaciones que mantenía con varios británicos. Con James Duff se habían conocido en España; peleó en la batalla de Albuera y en el sitio de Badajoz, bajo las órdenes de William Carr Beresford, que en 1806 había conquistado Buenos Aires.

Otro de los colaboradores cercanos del argentino fue James Paroissien. Con estudios inconclusos de medicina y química, se fue para Buenos Aires cuando se enteró que los británicos la habían ocupado. En 1812 el Segundo Triunvirato le otorgó la ciudadanía. Fue un cercano colaborador en la expedición libertadora. Cuando San Martín inició su exilio, viajó a Londres. Se instaló en el 12 Park Place, en una casa alquilada por el sobrino de Paroissien. Actualmente hay una placa que recuerda que vivió allí.

En el Ejército de los Andes contó con la colaboración del irlandés John Thomond O’Brien y con William Miller, un veterano de Waterloo. Fue capitán de artillería y se hicieron amigos. También era amigo del escocés John Parish Robertson, entre otros.

Con el almirante escocés Alexander Thomas Cochrane no terminaron para nada bien. Estuvo al mando de la flota que partió de Chile. Luego de cobrar dinero que le mandó San Martín por sueldos adeudados a sus tripulaciones, lo abandonó, y en el exterior se dedicó a difamarlo.

El historiador Félix Luna remarcó que “San Martín fue un gran estratega y si se inspiró en el Plan Maitland no fue por incapacidad sino, por el contrario, porque tomó seriamente la empresa que se disponía a emprender. Hubiera incurrido en una imperdonable negligencia si antes de venir a Sudamérica hubiese desperdiciado las oportunidades que tuvo de conocer las iniciativas de otros estrategas....”

A sir Arthur Wellesley, duque de Wellington, que combatió en España, pudo haberlo conocido a San Martín de los tiempos de la guerra napoleónica en España. El inglés veía el panorama claro cuando afirmó que “el único modo de arrancarle las colonias a la corona de España es por una revolución y con el establecimiento de un gobierno independiente dentro de ellas”, tal como rescata Terragno en su libro.

Que el plan haya estado en conocimiento de San Martín no le quita ningún mérito a su inédita campaña militar de cruzar el macizo andino, liberar Chile y luego Perú. Una hazaña que no estaba en los papeles de nadie.

Por Adrian Pignatelli * Infobae

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