Diego García y Malvinas, la hora de la soberanía

Actualidad - Internacional 08 de enero de 2023
Malvinas

En su biografía, el príncipe británico Harry admitió sin pudor que asesinó a 25 talibanes a los que nunca vio como personas. No sorprende. El ADN imperial determina que el mundo se divide entre seres superiores –con derecho a matar y a apropiarse de vidas, tierras y bienes ajenos- y los subhumanos, sobre quienes es lícito ejerce violencia. 

Como parte de esa conducta, la isla Diego García (como Malvinas y tantos otros enclaves coloniales británicos) fueron y siguen siendo sometidos a la humillación y a la guerra. Sin embargo, algo podría cambiar en este 2023. Diego García es parte de un proceso más amplio de descolonización iniciado por el Reino Unidos y la República de Mauricio, país que reivindica la soberanía sobre esa isla y todo el archipiélago de Chagos que la contiene. Este proceso bien podría ser considerado un antecedente más a favor de los reclamos argentinos por las Malvinas, a 190 años de su ocupación.

Diego García es la isla más grande del archipiélago Chagos, en el Océano Índico Central. Como Malvinas, posee una poderosa base militar extranjera porque su situación geográfica la convierte en un punto óptimo de control estratégico. Desde Malvinas, el imperio anglonorteamericano puede dominar los océanos Atlántico, Pacífico e Indico además del sur de los continentes americano y africano. Desde Diego García, Estados Unidos fiscaliza y proyecta sus planes contra China y la Ruta de la Seda además de controlar las rutas marítimas de comercio legal e ilegal. 

En febrero de 2019, la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de la ONU, determinó que la ocupación de Chagos era inaceptable y, en mayo, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó por abrumadora mayoría una resolución que urgía a Reino Unido a devolver Chagos a Mauricio en seis meses. Londres no cumplió. En enero de 2021, el Tribunal Internacional del Derecho del Mar emitió un fallo reafirmando que la corona británica no tiene soberanía sobre el archipiélago y condenó su negativa a devolverlo. 

El pasado 3 de noviembre, bajo presión, Londres notificó que iniciaría negociaciones con las autoridades de Mauricio y el primer día del 2023, el primer ministro mauriciano, Pravind Jugnauth, confirmó el proceso. El acuerdo tiene, no obstante, una cláusula innegociable: la base militar del Pentágono y el “campo de interrogatorios” de la CIA, estacionados en la isla Diego García, no se tocan.

La historia funesta de la isla 

Hasta el siglo XVIII, Diego García era lo más parecido a la imagen que cualquiera puede tener del paraíso. En 1814 (19 años antes que Malvinas) fue usurpada por Londres y, en 1966, en plena Guerra Fría, Estados Unidos la alquiló al Reino Unido por 50 años (el arriendo venció en 2016 pero fue renovado hasta 2036) para construir una base aeronaval. En aquel momento, Washington necesitaba la isla para el control del tránsito de hidrocarburos desde el Golfo Pérsico y como punto estratégico para su guerra en Vietnam.

El drama para los habitantes de la Diego García fue que Estados Unidos la quería vacía. Los testimonios fílmicos de los casi 2.000 habitantes originarios, forzados a dejar todas sus pertenencias al ser deportados a las islas Mauricio y Sychelles (también colonias británicas) son desgarradoras. Sin piedad el imperio los condenó al desarraigo con las consiguientes secuelas de pobreza, alcoholismo y suicidios.

Diego García dejó de ser un paraíso. Los corales fueron dragados para permitir la llegada de buques de guerra. Centenares de cocoteros fueron arrancados de cuajo para pavimentar la base y construir depósitos para almacenar bombas con puntas de uranio empobrecido y armas nucleares. Hoy la tierra y el mar están altamente contaminados.

En el siglo XXI, la isla fue clave para las “guerras preventivas” del Pentágono sobre todo las de Irak y Afganistán. Allí se instalaron centros clandestinos de detención donde se cometieron las peores violaciones de los derechos humanos. En junio de 2006, el senador suizo Dick Marty, investigó y publicó dos informes que prueban la existencia de esas cárceles a donde eran trasladados, en vuelos secretos de la CIA, prisioneros detenidos ilegalmente. Se los interrogaba y se los torturaba. El escándalo fue tan grande que el ex presidente George Bush hijo tuvo que reconocer la existencia de un programa secreto y el ex premier británico, Tony Blair, tuvo que pedir disculpas ante el Parlamento por el tránsito de detenidos-desaparecidos en la isla británica.

Los chagocianos deportados que sobrevivieron a la brutalidad colonial y sus descendientes no dejaron de pelear legalmente por su derecho a volver a su tierra. 

Londres se va. Washington se queda

Como parte de la negociación, la República de Mauricio, un país de 1.200.000 personas, ha ofrecido a Estados Unidos el arrendamiento de Diego García por 99 años. "Somos conscientes de la importancia que la base en Diego García tiene para Washington", dijo Jagdish Koonjul, embajador de Mauricio ante la ONU en una entrevista reciente. “El acuerdo de arrendamiento cuenta con el apoyo de todos los partidos políticos. Hay un consenso nacional de que no vamos a obligar a los estadounidenses a abandonar el archipiélago de Chagos o la isla de Diego García".

Los mauricianos copian el discurso estadounidense de que es importante “proteger las rutas petroleras y garantizar la seguridad del Indo-Pacífico", lo que traducido al lenguaje geopolítico significa “contrarrestar la creciente influencia de China”. Estados Unidos ya ha implementado varias estrategias. Una es el Diálogo de Seguridad Cuatrilateral, Quad, también conocido como la “OTAN asiática”, que incluye el intercambio de información y ejercicios militares entre Estados Unidos, India, Japón y Australia. Otra, lanzada por el presidente Joseph Biden el 2022, es el llamado IPEF 13 (Foro Económico del Indo Pacífico), conformado por los mismos cuatro países más Vietnam, Corea del Sur, Indonesia, Filipinas, Malasia, Brunei, Nueva Zelanda, Singapur y Tailandia. Todos tienen como primer socio comercial a China.

Mauricio alega que el contrato de arrendamiento de 99 años es su estrategia para afirmar la propiedad y tratar directamente con Washington en lugar de con Londres. "Nuestra oferta es mejor que la que han ofrecido los británicos", afirmó Koonjul. "Cuando llegue el 2036, sería ilegal que el Reino Unido continúe otorgando arrendamiento a los estadounidenses".

El canciller y ex militar británico, James Cleverly, confirmó que la base militar de Diego García continuará operando independientemente de los resultados de las charlas “sobre la soberanía" de las islas.

La vinculación con el caso Malvinas es tan obvio que los británicos se pusieron a la defensiva. Alison Blake, gobernadora ilegal de las Islas Malvinas, justificó: “Esto no representa un cambio más amplio en la política del Reino Unido hacia las Islas Malvinas, que es una relación moderna basada en la asociación, los valores compartidos y el derecho de los isleños a determinar su propio futuro. El gobierno británico siempre defenderá su soberanía en el Atlántico Sur y seguirá comprometido con la defensa de los isleños que en el referéndum de 2013, 99,8 % votó a favor de que las islas siguieran siendo un territorio de ultramar autónomo de la corona”.

Por Telma Luzzani

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