A 127 años del nacimiento de Perón: su infancia en Roque Pérez y el día que le regalaron un rifle de caza

Historia 08 de octubre de 2022
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Seguramente para Juan Domingo Perón su cumpleaños número 50 fue distinto. Esa noche, mientras lo festejaba junto a Evita y unos allegados en el cuarto piso de Posadas 1567, recibió el ultimátum del general Eduardo Avalos, jefe de la poderosa guarnición de Campo de Mayo: le informó que había perdido el apoyo militar y le exigía renunciar a sus cargos de vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. Fueron largas horas de indecisiones que tendrían su cénit nueve días después con la jornada del 17 de octubre de 1945.

Para desandar los cincuenta años anteriores, hay que recordar quién era Roque Pérez. Abogado cordobés, murió víctima de la fiebre amarilla en 1871, cuando estaba al frente de la Comisión Popular de Salubridad. Al momento del nacimiento de Perón, el poblado se reducía a un caserío que se fundaría como pueblo el 21 de septiembre de 1884 gracias a la llegada del ferrocarril, y obtendría su autonomía municipal el 24 de junio de 1913.

Roque Pérez vs. Lobos

Por muchos años, hubo una tensa rivalidad con la vecina ciudad de Lobos, ya que ambas se disputaron ser la cuna del ex presidente. La historia oficial señalaba que había nacido en la casa de la calle Buenos Aires 1380, de esa ciudad. Pero se descubrió que esa edificación había sido construida con posterioridad a 1895, que allí funcionó la pensión de Moore, donde solía alojarse el papá de Perón. Pacientes investigaciones de biógrafos del general finalmente brindaron las pruebas que había sido en una habitación de piso de tierra, en un rancho de adobe en las afueras de Roque Pérez.

Roque Pérez empezó a instalarse como el origen donde todo comenzó en la década del setenta, cuando una campaña de la juventud peronista fogoneó que en esa ciudad había nacido su líder.

Perón habría sido un hijo natural, tardíamente reconocido. Su abuelo, Tomás Liberato Perón, que falleció en 1889, fue médico, presidente del Consejo Nacional de Higiene y combatió en la guerra del Paraguay. Su hijo, el porteño Mario Tomás -nació en Corrientes y Libertad- abandonó sus estudios de medicina y a los 23 años llegó a Lobos para ser juez de paz. Su papá le había recomendado los aires de campo para curarse de una neumonía. Allí conoció a Juana Sosa Toledo, una criolla con sangre mitad tehuelche y española, que trabajaba en una estancia en Salvador María, criando ovejas y realizando diversos menesteres.

Mario y Juana convivieron en Lobos. Primero nació Mario Avelino el 30 de noviembre de 1891 y al tiempo se mudaron a Roque Pérez, a un rancho que estaban construyendo por 1893, con paredes de adobe y ladrillo, techo a dos aguas, una ventana y dos puertas. En una foto de ese año, se ve a Juana embarazada, parada detrás de Mario Tomás.

Para los roqueperenses, nació un 7 de octubre de 1893, y no de 1895 como siempre se creyó. La lejanía de los registros civiles hacía que la gente anotase tarde a las criaturas o que nunca se lo hiciera. Para ir a Lobos, había que transitar unos 35 kilómetros y vadear, cuando se podía, el río Salado, que entonces carecía de puentes. Biógrafos, como Enrique Pavón Pereyra e Hipólito Barreiro, descubrieron que había nacido el 7 de octubre de 1893 en ese rancho de Roque Pérez.

Se llamó Juan Domingo, por los nombres de sus dos abuelas. Y se lo anotó como Sosa. Sus padres, Mario, de 33 y Juana, de 26, se casaron al mediodía del 25 de septiembre de 1901 y reconocieron a Mario Avelino y Juan Domingo como sus hijos.

Perón, el niño cazador

Luego del casamiento, el padre viajó solo a Santa Cruz a probar fortuna. Al año, hizo ir a la familia, la que se embarcó en el buque “Santa Cruz”. En el sur el niño Juan Domingo recibió su primer regalo: un rifle calibre 22, con el que aprendió a cazar. Los fríos extremos que debían soportar en el invierno, los hicieron radicarse más al norte, en Chubut.

Tiempo después lo mandaron a estudiar a la ciudad de Buenos Aires. Vivió un tiempo en Ramos Mejía, en la casa del abuelo paterno. Entre 1904 y 1905 iba al turno mañana en la escuela del distrito 1, en San Martín 548, junto a sus primos hermanos Julio y María Amelia Perón. Su primera maestra fue Agustina Boggero y la de segundo grado fue Asunción Deroqui de Banquero. Después, continuaría sus estudios en la Escuela Parroquial Nuestra Señora de la Merced, en la calle Cuyo 1251. Los primeros tres años del secundario los cursó en el Colegio Politécnico, que funcionaba en la calle Cangallo 2311, y que luego se mudó a Olivos. Iba a Chubut en las vacaciones a visitar a sus padres.

La calavera de Juan Moreira

Siendo niño se divertía asustando a Gabriela, la vieja empleada de su abuela Dominga y a las vecinas del barrio con el cráneo de Juan Moreira, un gaucho que estuvo al servicio de distintos políticos y famoso por sus duelos a cuchillo. Muerto en Lobos, cuando exhumaron sus restos para ser estudiados, regalaron la calavera al abuelo de Perón. Estuvo en la familia hasta que, en una de las bromas del niño Juan Domingo, el cráneo cayó al piso, perdió un par de dientes y terminó en una vitrina del Museo Histórico de Luján junto a las gigantescas dagas que usaba.

Estaba entusiasmado en estudiar medicina, pero cambió de idea cuando algunos compañeros se anotaron en el Colegio Militar y lo convencieron que hiciera lo mismo. Pero el hecho de ser un hijo natural podía ser un impedimento para el estricto ingreso. Nuevamente, Pavón Pereyra aseguró que pudo entrar gracias a las gestiones de Julio Amodeo, que integraba la comisión de Guerra (no existía la denominación Defensa entonces) de Diputados y también por los contactos de la perseverante abuela Dominga. El 1 de marzo de 1911 comenzó su carrera militar.

A los roqueperenses les viene como anillo al dedo el origen de Perón, porque les sirve para compararlo con el de Evita: ambos hijos naturales, de familias humildes, nacieron en ranchos y convivieron con gauchos.

El rancho, de 48 metros cuadrados, se conserva tal cual, está aún sobre calle de tierra, que se llamaba Mitre y que fue cambiado por Perón, y estuvo habitado hasta 1995. Está enfrente del hogar de ancianos y muy cerca, hay un terreno de un cuarto de manzana, en Presbítero Francisco Massobrio y Sabaté, que lo había comprado el expresidente, y aún está a su nombre. Arqueólogos que realizaron excavaciones hallaron balas, monedas, botellas, un hacha, una tijera para esquilar, un serrucho, hasta un baúl y una cocina a leña. Todo se exhibe en el rancho.

En 1946, cuando Perón redactó de puño y letra su declaración jurada, incluyó entre sus bienes “un terreno en el pueblo de Roque Pérez, provincia de Buenos Aires”.

Siendo un joven teniente coronel, fue un día a Roque Pérez y enfiló al fondo del pueblo, dándole la espalda al camino principal. En medio del campo, se dirigió a un rancho. Parado en la puerta, señalando al interior le dijo a sus ocupantes, los Illescas: “Yo nací en esa habitación”. Era 1938, Juan Domingo Perón venía de ser agregado militar en Chile y aún era un perfecto desconocido para casi todo el mundo. Ya no lo era tanto ese 8 de octubre de 1945 cuando la historia política de la Argentina estaba por cambiar.

Nota: infobae.com

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