Dejó el negocio familiar para abrir un parque pero terminó creando una cerveza artesanal top

Recursos Humanos 21 de abril de 2022
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Sobran los casos de grupos de amigos que empezaron a fabricar cerveza como hobby y luego se convirtió en una empresa. No obstante, en Córdoba existe un proyecto cervecero que se distingue porque nació de un parque de turismo aventura. Peñón del Águila lleva más de una década caminando en solitario con presencia en góndolas, bares propios y ahora también en el exterior.

A los 11 empezó a trabajar en el grupo fundado por su abuelo Benito Roggio. La primera tarea de Sergio Roggio fue como mensajero de los capataces en la obra del Sheraton de Buenos Aires. Volvió al holding con 23 años después de recibirse como ingeniero civil y tuvo que irse de Córdoba a Bahía Blanca para su primer proyecto. A lo largo de las décadas ocupó varios cargos hasta que decidió armar su propio camino.

 
Sergio y su hermano menor Alejandro les vendieron su parte a sus primos, Aldo y Graciela en 2006. El mayor, entonces, armó Sergio Roggio Resorts, compañía con la que puso un pie en el negocio hotelero. Pero al poco tiempo un amigo lo contacta con una familia de origen alemán que buscaba vender un terreno en La Cumbrecita, Córdoba. Al verlo, Roggio pensó montar ahí un parque de turismo aventura, especialmente pensado para los amantes de la naturaleza.

Nace Peñón del Águila
Así nació Peñón del Águila Aventura Alpina en 2007. Para el proyecto se sumaron sus hijos, Marcelo, Federico y Sebastián, quienes buscaban ideas para innovar dentro del emprendimiento. Una de ellas era ofrecer su propia cerveza artesanal en el restaurante del parque.

Primero cocinaron 50 litros y se los ofrecieron a los clientes del refugio. Como suele sucederles a todos los cerveceros principiantes, los lotes iniciales suelen precisar muchos cambios y mejores. Pero los Roggio no bajaron los brazos y mejoraron la receta hasta lograr un producto que se volvió popular entre los turistas. 

De emprendimiento a fábrica modelo
Para 2013 la producción era tan demandada que la familia precisó de una estructura más amplia. Invirtieron y construyeron una fábrica en La Calera, pero no solo para su marca sino también para llegar a otros bares y restaurantes con su producto. Tres años después la planta les quedó chica y desembolsaron $ 40 millones para abrir otra en Malagueño. En poco tiempo pasaron de producir 8000 litros por mes a 200.000.

 Marcelo Roggio, uno de los encargados de la cervecera.
Ya se habían lanzado en el segmento de botellas en retail, sin embargo con la nueva planta modelo presentaron su variante en lata. Hoy la pata de venta directa al público tomó otro protagonismo a partir de la pandemia. «Estábamos muy apalancados en el turismo y tuvimos que reperfilar nuestro modelo de negocio. Antes de la pandemia el 60% del volumen de ventas se daba a través de bares cerveceros y puntos de venta fríos, y hoy revertimos eso y tenemos un 70% retail y 30% gastronomía«, comenta Marcelo Roggio, en diálogo con El Cronista PyME.

 
Al segmento de góndola se le sumó el gastronómico con su propia franquicia de bares. Para esto se asociaron con la cadena Johnny B. Good para desarrollar su propuesta. Actualmente cuenta con 14 locales en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Tucumán, La Plata y CABA. A su expansión nacional la complementó con los primeros pasos internacionales. Ya exporta a Chile y prevé realizar envíos a Brasil, Bolivia, Perú y Uruguay.

Ahora Peñón del Águila busca dejar de ser vista como una cervecera sino como una compañía de bebidas. Por eso en 2020 lanzó Peñón Destilería a través de una alianza con el gin Covent, creado por Gastón Colotto, además presentó su propia marca, Maleficio. 

 
Fuente: https://www.cronista.com/apertura/empresas/dejo-el-negocio-familiar-para-abrir-un-parque-pero-termino-creando-una-cerveza-artesanal-top/

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