







Como era de esperar, ocurrió el escenario menos deseado para cualquier economía que busque el bienestar poblacional. Aún con dólar intervenido, contexto recesivo, apertura importadora -que Milei y Caputo entienden como regulador del aumento interno- y salarios planchados, los precios se recalentaron y la inflación de noviembre registró un pico de 2,5 por ciento. El dato, que dio a conocer el INDEC, refleja que desde mayo los precios no han parado de subir, no a saltos bruscos, pero sí consolidando un piso alto para semejante crisis. Un piso que no se logra quebrar. Noviembre adelanta, también, que habrá un diciembre de precios calientes y que al menos hasta después de abril del 2026 no se verían números de inflación más acomodados a la baja.
Si el Índice de Precios al Consumidor se contrasta con el acumulado del 2024, hay una suba del 31,4 por ciento y de un 27,9 por ciento en lo que va del año. Lo particular de los datos de noviembre es que empujaron a la inflación tanto tarifas como Alimentos, que subieron muy fuerte impactados por el alza de un producto central: la referencia es para la carne, que explica buena parte de la suba del IPC de Alimentos.
Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (3,4 por ciento), Transporte (3 por ciento) y Alimentos y bebidas no alcohólicas (2,8 por ciento) fueron las divisiones con mayor aumento durante el penúltimo mes del año.
La suba de alimentos, que quedó por encima de la media inflacionaria, es un dato relevante: como Milei se negó a actualizar la fórmula de IPC que se había acordado con el Fondo Monetario (FMI) porque pondera más a los Servicios (tarifas) que los bienes, el rebrote de precio de alimentos le terminó jugando en contra a esa estrategia. Lo que antes disfrazaba la estadística por omisión, hoy la hace más amplia. Los fabricantes de alimentos explican que los precios empezaron a subir fuerte porque los costos subieron, los combustibles subieron y aún sin ventas, se vieron obligados a remarcar para recuperar renta vía precios, cuando las cantidades están ausentes.
El factor recesivo es central en el análisis. Milei está teniendo más inflación que la que hubo en el período de crecimiento más relevante de los últimos tiempos. En 2011, la inflación anual fue del 9,5. En 2015, en tanto, fue del 25 por ciento. En esos años, se creció 10 puntos y 2,9, respectivamente, en materia de actividad económico, con picos de alzas y bajas en los años del medio. En 2025, con la economía desplomada y crecimiento estadístico apalancado por el agro, petróleo y especulación financiera, la inflación está por arriba de los 30 puntos. Vale decir que en el período 2011-2015 el kirchnerismo decidió un lógicamente muy discutible congelamiento tarifario que ayudó al bolsillo, aún en períodos de mayor o menor inflación.
Rubro por rubro
En el detalle que el INDEC publica, los rubros que más y menos pesan quedaron de la siguiente manera. Vivienda y servicios es el rubro que registró el mayor aumento de precios en noviembre, con una suba de 3,4 por ciento que lo ubicó casi un punto por encima del promedio. Los tarifazos quedaron apenas por encima de los aumentos del Transporte (3%).
Alimentos y bebidas no alcohólicas, en tanto, subieron 2,8% en noviembre en la medición nacional, con lo que la evolución de esta categoría estuvo levemente por encima del promedio.
Por su parte, las dos divisiones que registraron las menores variaciones en noviembre fueron Equipamiento y mantenimiento del hogar (1,1 por ciento) y Prendas de vestir y calzado (0,5 por ciento). A nivel de las categorías, los precios Regulados (2,9 por ciento) lideraron el incremento, seguidos de IPC núcleo (2,6 por ciento) y Estacionales (0,4 por ciento).
Los alimentos, el talón de Aquiles
El Centro de Economía Política (CEPA) hizo un análisis de cómo se movió internamente el nivel de precios dentro de rubro Alimentos y Bebidas, que es útil para mirar el asunto en la perspectiva corta. “En promedio, el rubro se movió 2,8% mensual (había sido, en octubre, de 2,3%, en septiembre, de 1,9 por ciento, en agosto, de 1,4%, en julio, de 1,9 por ciento, en junio de 0,6 por ciento, en mayo de 0,5%, en abril de 2,9 por ciento, en marzo de 5,9 por ciento, en febrero de 3,2%, en enero sumó 1,8 por ciento)”.
Agrega el CEPA que “bebidas alcohólicas y tabaco aumentaron 1,2 por ciento (en septiembre había sido 2,4 por ciento). La evolución de los precios, en noviembre, estuvo influenciada por el incremento del precio de la carne en el mayorista, del orden de 19,3 por ciento y 16,7% en novillo y novillito respectivamente, de las frutas (+11,4% por ciento), y las verduras (+3,7%), del pollo (+5,6%) y del cerdo (capón +3,9 por ciento), compensado con un consumo que no repunta y el topeo de salario”.
En paralelo, consignaron que “el tipo de cambio se movió levemente a la baja (-,01% en el mayorista respecto al promedio del mes anterior). Los sub-rubros que más aumentaron su precio en productos de consumo masivo (en el indicador en GBA) fueron: frutas y verduras (ocho productos entre los primeros 20, con incremento promedio de 14,1% entre los cinco), carnes y derivados (seis productos entre los primeros 20, con incremento promedio de 9,1% entre los seis), artículos de limpieza e higiene personal (dos productos entre los primeros 20, con incremento promedio de 3,8% entre los dos) y gaseosa cola, manteca, aceite de girasol y pan de mesa, con incrementos de 6,0%, 4,0%, 3,4% y 3,2% respectivamente”.
Fuente: Pagina12
























