El dilema de Kicillof y la oportunidad de Provincias Unidas

Actualidad - Nacional13/09/2025
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El ganador de las elecciones de medio turno no repite su resultado en las elecciones presidenciales siguientes. Horacio Rodríguez Larreta fue el claro triunfador de las elecciones de 2021 y perdió en 2023. Sergio Massa fue claro ganador de las elecciones de 2013 y perdió las de 2015. Pero sí son un indicador de posibles novedades, como fue en 2021 la emergencia de Javier Milei como diputado junto a otros tres de La Libertad Avanza combinada con Avanza Libertad, disputando en la suma el tercer puesto con el Peronismo Federal de Schiaretti, abriendo ambos su camino hacia las candidaturas presidenciales de 2023.

Estas elecciones del domingo más las próximas de octubre marcan el camino hacia 2027. Schiaretti, fortalecido con Provincias Unidas ya con seis gobernadores (y la aspiración a que se sumen más después de octubre), con representación electoral en 18 provincias, aspira a obtener ahora en 2025 el doble de aquel 7% que tuvo su candidatura presidencial en 2023 y quedar posicionado para presidente en 2027 como el mejor representante del “ni kirchnerismo ni mileísmo”.

Axel Kicillof surgió el domingo ya como el primer precandidato presidencial pero enfrenta un gran dilema: cómo despegarse del calificativo de kirchnerista que genera rechazo en dos tercios del país haciendo imposible cualquier triunfo en un balotaje. Si Cristina Kirchner hubiera sido candidata en la tercera sección como se proponía antes de ser condenada por la Corte Suprema, no sería inimaginable que Fuerza Patria pudiera haber obtenido menos votos, rechazo que se hace aún más notorio en el interior del país. 

Hasta aquí Kicillof tuvo lo que Maquiavelo consideraba condición necesaria: voluntad y fortuna. Voluntad porque confrontó con Cristina Kirchner al mantener desdobladas las elecciones bonaerenses, y fortuna porque al terminar condenada Cristina no pudo ser candidata opacando su protagonismo. También contó con los buenos oficios de un eventual competidor suyo: Sergio Massa, que fue el amable componedor con Cristina Kirchner haciendo tanto de puente y amortiguador con Kicillof para obtener la unidad, como al aceptar sin mosquearse la discriminación de Juan Grabois y la preferencia por este de la expresidenta.

Después de octubre comienza otro partido para el gobernador bonaerense: cómo mostrarle a la sociedad que La Cámpora y Cristina Kirchner dejaron de ser los accionistas mayoritarios del peronismo, para lo cual tendrá que enfrentarla en la práctica conformando un gobierno provincial ya sin rastros de Máximo Kirchner, lo que no se animó a hacer Alberto Fernández en noviembre de 2021, cuando, tras perder las elecciones de medio término, le renunciaron los ministros que respondían a Cristina Kirchner y no se animó a aceptarles las dimisiones. Quizás otra hubiera sido la suerte de ese gobierno.

Parte de los resortes del actual gobierno provincial también están en manos de representantes de Sergio Massa, quien siendo el tercero en la discordia pasa de alguna manera a ocupar el puesto –salvando las distancias– de China en la Guerra Fría y Rusia en la actual guerra comercial: el adversario del más potente, siempre Estados Unidos, trata de cooptar al otro para vencer, antes a la ex Unión Soviética, hoy a China.

Desde el propio Kicillof, públicamente todos le reconocen a Sergio Massa haber sido el principal artífice de la unión del peronismo bonaerense en estas elecciones. Pero si el gobernador instrumenta un definitivo alejamiento del kirchnerismo y La Cámpora, podría precisar mantener a Massa de aliado para que no sea este, con el apoyo del kirchnerismo, otro candidato presidencial que le compita en unas PASO o por fuera a Kicillof.

Massa también es protagonista de la creación de “quintas columnas” en Provincias Unidas promoviendo en Córdoba la candidatura de Natalia de la Sota, dividiéndole el electorado peronista a Schiaretti en su propia provincia.

Los más conocidos nacionalmente de los gobernadores de Provincias Unidas: Llaryora de Córdoba, Ignacio Torres de Chubut y Maximiliano Pullaro de Santa Fe, además de jóvenes y estar en su primer período como gobernadores, pueden todos ser reelectos ahora que Santa Fe modificó su Constitución, dejando a Schiaretti, el más senior del grupo, como natural primus inter pares presidenciable.

Al revés, Axel Kicillof no puede ser reelecto y, después de haber sido dos períodos gobernador del mayor territorio del país, solo le queda competir por la presidencia.

Quien seduzca mejor al centro en el nuevo mapa político podrá resultar ganador: Kicillof logrando la proeza de desembarazarse del kirchnerismo sin que le compita con otro candidato, y Schiaretti pudiendo hacer pie en el territorio ambacéntrico: el conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires. El PRO residual y los desprendimiento del ex Juntos por el Cambio podrían ser la pieza que le falta, vale recordar que en las PASO de 2023 ya se discutió la alianza con Schiaretti, abortada por Patricia Bullrich, hoy ya de la LLA.

La competencia ya comenzó.

Por Jorge Fontevecchia / Perfil

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