Afuera (del lenguaje)

Actualidad10/08/2025
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Ya el año pasado, Milei había dicho que antes de morirse de hambre, a la gente se le iba ocurrir algo.

Depende. Mirá Gaza. ¿Qué pueden hacer los niños de Gaza antes de morir de hambre? ¿Qué pueden hacer sus padres? Seguramente algo que se les ocurrió fue hacerlos grabar videos gritando, pidiendo ayuda, llorando de rabia más que de hambre. Hubo muchos videos de esos hace un mes. Después cesaron.

Milei cree literalmente que la gente se muere de hambre. Y es en parte cierto, ya hay muchos que han muerto por falta de remedios, frío o bala, en el marco de las políticas de crueldad, pero no ruedan porque los entierran. A los muertos que no desaparecen se los entierra.

El presidente es incapaz de registrar un proceso social o de interpretar una frase que lo exprese. Que la gente no llega a fin de mes no es una metáfora de cadáveres rodando por las calles. No comprende el texto. Lo social está fuera de su campo visual y mental. Está solo con sus objetos de apego, que son los que lo enderezan y lo exponen para seguir chupándole la sangre. El se jacta de ser cruel. Da la impresión de ser él mismo, aún hoy, objeto de crueldad.

La misma mente que pensó que “el Estado es un pedófilo entrando a un jardín de infantes con los niños encadenados y envaselinados”, pensó que “la gente no llega a fin de mes” supone el escenario gótico de una peste negra que lleva su apellido, pero por otra parte, no vio cadáveres a sus pies, sino rodando entre los que creen que “la gente no llega a fin de mes”.

Es tan excéntrico y perverso --dos condiciones que se potencian--, que se siente afuera del daño que provoca. No lo ve ni lo admite. Parecería serle neurológicamente imposible.

Esa mente no está preparada para competir, sino para ordenar cualquier cosa, desde despedir cocineros a regalarle nuestros recursos a Trump o a Netanyahu, como si el suelo argentino fuera regalable, un souvenir.

Y los niños, siempre los niños en esta nueva etapa fascista entre cuyos orígenes no puede negarse la reacción de testosterona en “Occidente” ante la avanzada de los feminismos populares en la década pasada.

Después de todo, su núcleo duro son varones supremacistas transversales, que no piensan en términos de clase sino, entre otras cosas, de género, que también niegan llamándolo sexo, porque como todo fenómeno de masas, esta explosión de ultraderecha, que es reacción ante la competencia (de las mujeres, de China, de lo diverso y múltiple), necesita reacomodar los cuerpos y volver a restringir el placer. El placer queda arriba o entre machos.

Se autoperciben alfas. Todos. Hasta los que no paran ni un minuto de decir pelotudeces o frases hechas. De hecho, la ultraderecha global es una fuerza sin lenguaje, que avanza a fuerza de todos los prejuicios y frases hechas estigmatizantes ya instaladas históricamente. Se comunican no solo con nuevas mentiras, básicamente retoman aquellas que arrancaron otras generaciones de garcas.

Están fuera del lenguaje porque no tienen ningún vínculo con la palabra en términos de comunicación. No buscan nunca que lo que significa una palabra fuerza para ellos (“casta”, “libertad”, “decencia”, etc.) signifique lo mismo para sus receptores. Buscan exactamente lo contrario, por eso sus significantes son vacíos y el diálogo es imposible.

Milei no puede dialogar con nadie que lo contradiga. Cree que su palabra es santa. No se puede no pensar lo mismo que él, y para eso si es necesario hay que usar la libertad de dejarse morir. Y en lo posible para morir sobre la vereda.

Se tolera demasiado sufrimiento. Nuestro pueblo está siendo más que ajustado. Nos gozan. Nos humillan. Se ríen de nosotros. Y a estos chorros a la luz del día se les permite lo que a ningún líder político se le toleraría. Lo que no es pueblo, la muchedumbre, ha sido amaestrada para ver el diablo en la política y a dios en los multimillonarios. Es la más grande operación psicológica imaginable, pero es vieja, huele a azufre.

El alfa de Estados Unidos enfrenta el escándalo Epstein. ¿De verdad habrá algún sorprendido? ¿A alguien que lo votó le importa si el tipo además de abusar de mujeres abusó de niños?

Esta época será recordada por muchas cosas si es que no nos extinguimos, pero cuando se cuente la historia de esta especie, deberá apuntar que su extinción se hizo más clara cuando empezamos a abandonar a las crías, cuando no nos pusimos delante cuando fueron por ellas. Cuando entregamos nuestro instinto vital por abulia y atontamiento.

Justo hoy vi un vídeo de una elefanta que estaba comiendo pasto, cuando de pronto se inclinó y parió. El elefantito salió disparado al suelo, envuelto en la placenta, de un solo pujo. La madre esperó unos segundos y fue a limpiarlo. Ya entonces había llegado toda la manada, a festejar juntos y ruidosamente el nacimiento. Hoy admiré visceralmente a esos mamíferos monumentales, los más grandes que andan sobre la tierra y de cuya inteligencia son devotos millones de personas. Los elefantes son tanto más parientes nuestros que estas mugres.

Por Sandra Russo / P12

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