


Historias de sológamos: personas que celebraron su fiesta de casamiento sin pareja, un ritual de amor propio, de Argentina a Japón
Actualidad09/08/2025




“Prometo seguir lo que me apasiona y generar inquietudes. Prometo enamorarme de las imperfecciones al igual que me enamoro de las mías. Prometo verme hermosa y aceptar mi sexualidad". Así se juró amor eterno a sí misma la norteamericana Sasha Cagen en el jardín japonés de Buenos Aires, la primera mujer que celebró una ceremonia de autocasamiento en la Argentina. Sucedió hace más de una década, el 15 de junio de 2014.


Aunque los protagonistas tengan un puñado de invitados por falta de comprensión -entienden que es algo que puede parecer muy extraño-, el movimiento de sologamia continúa creciendo en el mundo, y fomenta la creación de empresas vinculadas a ellas. Los japoneses lideran. Algunas novias quieren lucir un precioso vestido para la ocasión, a otras no les interesa el atuendo, solo les importa el significado del ritual, que suele incluir un anillo.
Esta práctica, conocida como sologamia, permite a las personas celebrar el amor propio mediante una ceremonia individual, simbólica.
La estrella de videos para adultos Mana Sakura se cree que es responsable en buena parte de esta tendencia. En su boda en solitario en marzo de 2019, se colocó el anillo en el dedo y se prometió: “Respetaré mi propia vida. En la salud o en la enfermedad, siempre me amaré y me haré feliz”. Otra mujer, llamada Hanaoka, celebró una ceremonia de boda unipersonal en un restaurante de Tokio. Invitó a 30 amigos y gastó un total de 1.600 dólares, según informó el medio South China Morning Post. “Casarme conmigo misma no significa que no quiera casarme con un hombre”, dijo la flamante esposa y agregó: “Leí sobre bodas en solitario en un artículo de un blogger y pensé que no podría hacerlo. Pero hace unos tres años, comencé a hacer cosas que me hacían feliz, como usar ropa linda, disfrutar de comida deliciosa y bañarme con pétalos de flores. Fue entonces cuando empecé a pensar en casarme conmigo misma”.
Según el mismo medio, las bodas en solitario no solo se restringen a solteros, teniendo en cuenta que casarse consigo mismo nunca puede ser un engaño. En 2018, una mujer casada llamada Yukie, de 47 años, celebró una ceremonia similar. Explicó que quería revivir la sensación de ser una novia y despedirse simbólicamente de su pasado al embarcarse en un nuevo comienzo.
Una agencia japonesa, con sede en Kioto, ofrece un servicio llamado Solo Wedding dirigido a mujeres solteras o divorciadas que buscan experimentar una boda para reafirmar el amor propio. Entre las opciones que brinda la compañía se encuentran maquillaje, peinado, sesión de fotos —con la posibilidad de posar junto a un “novio” ficticio—, fiesta y hasta luna de miel.
Empresas del sector nupcial pronto identificaron una oportunidad de negocio en este contexto. La oferta creció con propuestas como campamentos individuales y experiencias de karaoke.
El servicio está orientado principalmente a mujeres profesionales que priorizaron su carrera y desarrollo laboral y tienen ganas de festejar su autonomía afectiva.
El auge de la “economía de solteros” en Japón impulsó este tipo de bodas, un fenómeno que, según datos del gobierno japonés citados por The New York Times, responde a que el país registró menos de 500.000 bodas en 2021, la cifra más baja en nueve décadas. En 2022 y 2023, los números se mantuvieron en torno a ese umbral, sin grandes repuntes. De manera que la tendencia está ligada a la baja natalidad, el envejecimiento de la población y una disminución en el número de matrimonios.
Un organizador de bodas de una compañía japonesa explicó que este tipo de ceremonias refleja una transformación social: “Las bodas en solitario son un signo de los nuevos tiempos. Ahora, más mujeres japonesas pueden mantenerse sin casarse y no quieren verse limitadas por los roles tradicionales”.
Más bodas sin pareja
Sasha Cagen, autora y coach ontológica nacida en Rhode Island, Estados Unidos, celebró su propia boda en Buenos Aires el 15 de junio de 2014, en un acto de autovaloración y aceptación. Según relató a Infobae, la ceremonia incluyó testigos, alianza, votos, torta, fiesta y luna de miel, elementos característicos de la sologamia.
La escritora, que reside en San Francisco y dicta talleres ontológicos de tango tanto en esa ciudad como en Buenos Aires, explicó que la decisión de autocasarse surgió tras investigar historias de mujeres que optaron por el self marriage para su libro Quirkyalone: A Manifesto for Uncompromising Romantics. “Me llamó la atención la decisión de estas mujeres que entrevisté para mi libro. Al principio me causaba cierto rechazo y pensaba ‘esto no es para mí’”, admitió.
A los 40 años, Sasha optó por organizar su propia boda, a pesar de estar en pareja y sentirse satisfecha con su vida. El día de la ceremonia, prescindió de vestido blanco, velo y ramo, y estuvo acompañada por dos amigas. Desde entonces, lleva una alianza en la mano izquierda, obsequio de una de sus testigos, quien también se autocasó.
Sasha describió el evento como un momento de profunda conexión personal: “El día que me juré amor eterno, fue una especie de conexión única conmigo misma. A partir de este paso viví la relación amorosa más importante de mi vida”. Respecto a la reacción familiar, admitió que enfrentó incomprensión total y que evita compartir su historia ampliamente, aunque su madre la apoyó y se lo tomó con humor.
“No sabía quererme”
Ana Isabel González, fundadora de Risasana y pionera en casarse consigo misma en España, celebró su boda el 10 de octubre de 2010 en Cadafell, según relató a El Mundo. La ceremonia, que quedó registrada en una fotografía compartida en sus redes sociales, marcó el inicio de una tendencia que suma cada vez más adeptas en su país.
El motivo de su decisión surgió durante su formación como terapeuta Gestalt en el Instituto de Barcelona, donde, a través de la terapia individual, descubrió: “No sabía quererme, no sabía cuidarme...”. Este proceso la llevó a organizar una celebración personal que, en sus palabras, representó “algo tan grande y tan bueno” que merecía ser festejado.
La boda, que se extendió durante tres días de viernes a domingo, incluyó actividades como un día de playa y un descenso por el tobogán de 700 metros de la Montaña Escarnosa, siempre acompañada de familiares, amigos y su pareja de entonces. Ana eligió un vestido púrpura satinado, postres de chocolate y una ceremonia en un restaurante donde había trabajado, rodeada de sus invitados en círculo. Allí explicó los motivos de su compromiso y se prometió cuidarse, respetarse y quererse. Como símbolo, encargó una alianza a partir de pulseras guardadas y entregó a los asistentes botellas de vino con cartas personalizadas.
En la descripción de la imagen que compartió, Ana escribió: “Ya van 7 años casada conmigo misma”. Su historia se suma a la de otras mujeres como May, Juncal, Marie, Julia, Cristina, Amalia y Diana, quienes también han optado por este tipo de unión, cada una con motivaciones y celebraciones propias.
Reparto de naranjas
Diez mujeres participaron en la primera boda colectiva de autocompromiso organizada por el colectivo Mujeres Imperfectas en Bilbao el 17 de diciembre de 2011, según relató El País. La ceremonia, celebrada en el Bilborock a las 12:00, marcó el inicio de un formato que luego se replicó en otras ciudades de España.
El evento buscaba desafiar el concepto tradicional de amor romántico y reivindicar la autonomía personal. Una de las participantes, May Serrano, de 47 años, llevó el vestido de boda de su madre y selló su compromiso con una alianza que incluye una roca del Cantábrico. Serrano explicó el sentido de la ceremonia: “Ponerme siempre de primera”, afirmó. Otra de las novias, Juncal Altzugarai, de 36 años, eligió un traje de novia vasca y compartió que, tras el nacimiento de su segunda hija, la boda fue una forma de recuperar su identidad: “Sentí que me diluí”, expresó.
Antes de la ceremonia, las mujeres recorrieron las calles de Bilbao repartiendo naranjas para simbolizar su mensaje: “No somos medias naranjas de nadie, somos naranjas completas”, explicó Serrano. Las reacciones del público variaron entre quienes las consideraron “locas” y quienes manifestaron admiración, como una mujer mayor que confesó que le habría gustado hacer lo mismo. La iniciativa, que comenzó “un poco en broma”, terminó por convertirse en un acto “muy potente y real”, según las protagonistas.
Hombres atormentados que se autocasaron
Antoine Cheval, un francés que se describe como sológamo, decidió casarse consigo mismo tras experimentar 17 relaciones amorosas fallidas, según informaron medios de su país.
Diogo Rabelo, un médico brasileño, celebró su boda en solitario tras la ruptura con su pareja, según reportó Infobae. La ceremonia, que tuvo lugar en una playa significativa para él, se transformó en un acto de reafirmación personal al que asistieron familiares y amigos.
El evento cobró notoriedad internacional cuando las imágenes del matrimonio se difundieron ampliamente en redes sociales, generando miles de comentarios y reacciones en distintos países. Rabelo explicó el sentido de su decisión: “Descubrí mi valor y amo quién soy, amo mi historia, de dónde vengo, por lo que pasé y me concentro en el lugar al que quiero llegar”.
La boda fue organizada después de que su entonces prometido, Vittor Bueno, también médico, pusiera fin a la relación poco antes de la fecha prevista. La propuesta de matrimonio había ocurrido en el Año Nuevo de 2019. A pesar de estar atravesando su dolor, Diogo no canceló los planes de boda ya que optó por una solución: casarse consigo mismo. Hoy, el médico dermatólogo está felizmente casado con otro hombre.
La tendencia, como no podría ser de otra manera, generó debate en redes sociales, donde algunos usuarios expresaron su apoyo. Uno de ellos afirmó: “Las bodas en solitario parecen geniales. Hay muchas maneras de alcanzar la felicidad. Lo más importante es amarse a uno mismo primero”.
Nota:infobae.com







