Ex presa política habló sobre el pasado de Patricia Bullrich. "Infiltrada en el pabellón 48 de Devoto"

Actualidad - Nacional07 de abril de 2025
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A 49 años del terrorismo de Estado, la ex presa política Lucía Torres repasa su historia y recuerda especialmente a su "compañera" de detención, la hoy ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, a la que señala como una infiltrada que fue plantada en el penal de Villa Devoto para averiguar sobre la organización de las presas políticas. 

“Me gustaría encontrarla y mirarla de frente y preguntarle: ¿te acordás del pabellón 48 de Devoto cuando hablabas conmigo y tenías pena porque yo era chiquita? Yo pensaba que eras una compañera y fuiste una traidora”, afirmó.

Lucía Torres fue detenida antes del inicio de la dictadura, cuando tenía 17 años, en noviembre de 1974, en la ciudad salteña de General Güemes. Pasó el primer tiempo de su cautiverio en el Hogar Buen Pastor y el penal de Villas Las Rosas, en la ciudad de Salta, y quince días antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 fue trasladada al penal de Villa Devoto, de donde fue llevada al Centro Clandestino de Detención La Perla, en Córdoba, hasta que finalmente en 1978 se fue exiliada a Italia. 

Con una familia diezmada por el terrorismo estatal, Lucía lucha por justicia por sus hermanos desaparecidos.

Sobre su estadía en el penal de Devoto, Lucía recordó que "la noche previa era el repiqueteo de ametralladoras, hubo un tiroteo alrededor del penal”. 

Entre las mujeres en esos momentos “conversábamos de no tener miedo, ya estábamos adentro y no sabíamos qué iba a venir después. En ese pabellón éramos cerca de 38 compañeras, hacinadas. La única que tenía la cucheta vacía arriba era yo, y una tarde llegó una muchacha con los pelos parados, muy maltratada, desaliñada y pasó a ocupar esa cama”, se trataba de Patricia Bullrich.  

“No se relacionaba, dormía mucho, ella andaba muda al principio, después empezó a salir al patio como las demás. Estábamos en un tercer piso y bajábamos al patio de las madres“. “Patricia empezó a relacionarse conmigo, a hablar, yo le decía que no estuviera acostada, que no había que aislarse, que había que estar juntas, hacíamos actividades. Ella empezó a preguntarme qué era el Frente Carcelario”.

En el penal "todo estaba prohibido" para las detenidas por razones políticas, siempre eran objeto de golpes y torturas y trataban de animarse mutuamente. En ese afán solidario comenzaron a bordar con hilos de las toallas, "las madres de las chicas mandaban toallas de diferentes colores y sacábamos los hilos y de aguja usábamos los huesitos y bordábamos”.

La resistencia se manifestaba con otras actividades, las "compañeras maestras, ensañaban", cantaban, hacían análisis político, con una radio clandestina que escondían en la letrina escuchaban noticis del Oriente Medio y se organizaban para esas ctividades. 

Patricia Bullrich llegó meses después del golpe y estuvo hasta fines de 1977. "Yo la conocí con su nombre verdadero, (el nombre de guerra Carolina) Serrano era su seudónimo" pero desde que llegó la conocieron con el nombre real, dijo. "Nunca sobresalía así que era una del montón, jamás calabozos, jamás por protestar, éramos unas cuantas como yo que siempre éramos castigadas. Pero ella pasaba desapercibida". "Por noviembre, diciembre, hicieron una gran 'calesita' y nos mezclaron a todas y la perdí de vista". En esa ronda algunas fueron subidas a un avión Pucará y “trasladadas a La Perla". "Fueron encapuchadas, las golpearon y solo les preguntaban quién era la cabecilla del Frente Carcelario”, recordó Lucía. Ella misma fue una de las trasladadas. 

Sobre el rol de la ministra, Lucía Torres no duda: "Estuvo el tiempo suficiente para ver el movimiento del pabellón, de lo que hacíamos y nuestra resistencia. Pudo visualizar a las compañeras que eran militantes que estaban más comprometidas”, aseguró.  

“Las compañeras dicen que ella tuvo que ver sobre el traslado a Córdoba, que con nombre y apellido fuimos seleccionadas las que caímos en la época federal durante el gobierno de Isabel Perón. Entonces queda que hubo información fehaciente y querían saber quién era la promotora cabecilla que hacía el movimiento del Frente Carcelario donde sosteníamos: sobrevivir y no nos van a vencer, estamos vivas, y hacíamos cosas para estar activas”, reflexionó.

“Teníamos nuestra forma de comunicarnos y le contamos (a Bullrich) sobre el Frente Carcelario, que luchábamos por cosas reivindicativas, como desde que nos den jabón, lavandina, yerba, cigarrillos, diversas cosas y lo importante es que nosotras siempre llegábamos a un acuerdo a pesar de las ideologías”. 

"Me dió mucha rabia verla luego"

Lucía dice que con los años quedó claro que Bullrich “Es una mujer que mostraba ser de una forma, pero en realidad era otra, en aquel momento me daba pena como estaba. Ella me tocaba la cabeza diciéndome: qué jovencita que sos (Lucía tenía entonces 21 años) y hace tanto que estás acá dentro. Me abrazaba y como que quería tomar mi fortaleza. Me molestaba que las otras compañeras la trataran con tanta aspereza. Y yo no sabía lo que era ella. Ella estaba conmigo y yo le contaba lo que hacíamos en el penal. Me dió mucha rabia, luego. Cuando vi los medios de prensa, me dió mucha bronca”. 

“Me dolía que nos haya traicionado vilmente. Cuando me enteré que entregó a su hermano, y que traicionó a tantos compañeros, capaz que en algún rincón de su corazón sienta arrepentimiento. Por eso digo que fue una persona sin corazón, solo fiel a su formación como todo el aparato represivo y ella recibió eso como los milicos, que nunca sientan nada por nadie y no tuvo piedad ni por su hermano”.

"Nunca estuvo del lado nuestro", concluyó antes de contar que espera que "alguna vez" pague por su acción, "como varios militares que tardíamente fueron presos. Hay un Dios por ahí, y hay un día, alguna vez, va a pagar lo que está haciendo. Porque lo que hace ella es algo muy inhumano. Ahora va contra los abuelos, ella es pura maldad”. 

Los militares golpistas y la actual ministra "sabían muy bien lo que estaban haciendo y a quién se enfrentaron y planificaron el genocidio. (Fueron contra) La organización política, sindical, arrasando obreros, campesinos. En las provincias del norte no quedaron ex presos políticos campesinos porque los mataban en el campo, no les perdonaron que se hagan comunistas”, aseguró.  

Sin embargo, Lucía Torres destacó que en los encuentros de ex presas políticas no las gana el rencor, sino que aunque recuerdan acciones como la de Bulrich, “siempre repensamos nuestro pasado y lo que nos dejó. A pesar del dolor, nos queda la resistencia que logramos y el amor a las compañeras. Nos une un hilo invisible y estamos en contacto siempre, con la memoria firme”.
 
 
 
 
 
 
 
 

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