¿Eres un crítico o un retador?

Recursos Humanos19 de enero de 2025
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Hace unos años, estaba en una de esas reuniones que comienzan tranquilas, pero poco a poco se transforman en un campo de batalla disfrazado de mesa redonda. El equipo de mercadotecnia había trabajado durante semanas en una nueva propuesta para apoyar al área de ventas: gráficos, números, estrategias. Todo bien pulido, aunque, siendo honestos, un poco alejado de lo que ventas suele esperar.

Mientras el equipo explicaba los puntos clave, vi algunas caras asintiendo, otras tomando notas. Todo iba bastante bien, hasta que habló Carla. Ya sabes de quién hablo. Siempre hay alguien así en cualquier sala. Para efectos de esta historia, llamémosla “La crítica”.

“Eso no va a funcionar”, soltó con un tono seco, cruzándose de brazos como si acabara de resolver el misterio más grande del universo. Sus gestos eran casi tan ruidosos como sus palabras: cejas levantadas, mirada fija, y ese leve movimiento de cabeza que dejaba claro que, para ella, todo es un desastre obvio… excepto su postura.

Toda la sala quedó en silencio. Nos giramos hacia ella, esperando algo más. Un detalle. Una solución. Algo. Pero nada. Solo su aire de suficiencia.

“Ok,” le dije, tomando aire para no perder la paciencia. “¿Qué propones?”

Ahí llegó su clásico: “Pues no sé… pero así no”. Ese “no va a funcionar” que muchos usan como si fuera una contribución valiosa. ¿Así no? Me quedé mirándola, tratando de procesar cómo alguien podía ser tan tajante sin tener absolutamente nada que ofrecer. Estaba a punto de responder algo no adecuado cuando otra voz se alzó. Era Sofía.

“Yo también pienso que la idea tiene algunos problemas,” dijo. Su tono era diferente: firme, pero no destructivo. “Creo que esta parte del plan no es realista. Pero, ¿qué tal si ajustamos este punto? Puedo ayudar a aterrizarlo más a lo que realmente estamos viendo en ventas. Tal vez podamos probarlo en etapas pequeñas primero”.

El contraste no podía ser más claro. Sofía tampoco estaba de acuerdo con la idea, pero no la estaba derrumbando; la estaba construyendo. Su comentario cambió el ambiente de la sala. De repente, todos estábamos discutiendo ajustes en lugar de fallas. La tensión disminuyó, y la conversación avanzó.

Fue en ese momento cuando lo entendí: hay dos tipos de personas en cualquier sala. Los que critican y los que retan e incomodan.

Los críticos están ahí para señalar problemas. Su intención no es mejorar nada, solo demostrar que tienen la razón. Los retadores también ven los problemas, pero con una diferencia clave: te desafían a solucionarlos. No están ahí para aplastar tu trabajo, sino para empujarte a hacerlo mejor, llevando las ideas más lejos.

Nota: eleconomista.com

Sin embargo, muchos líderes tienden a etiquetarlos como ‘líderes incómodos’, perdiendo de vista el enorme potencial que este perfil tiene. Analizados correctamente, los retadores son un activo valioso que no solo suma, sino que puede multiplicar los resultados gracias a su influencia en el equipo.

Pero aquí está el punto crítico; no es responsabilidad del talento cambiar su esencia, sino del líder en turno encauzar esa energía y convertirla en un motor de impacto. El tema es ¿qué puedes hacer como líder para manejar a cada uno?

A los críticos: Escúchalos lo justo. Si no tienen propuestas ni aportes concretos, no pierdas tiempo tratando de convencerlos. Su objetivo no es sumar, y no van a cambiar.
A los retadores: Dales el espacio que merecen. Aunque sus comentarios puedan incomodar, son los que te ayudan a mejorar. Son los que te desafían a ser más creativo y estratégico.
La lección de esa reunión
Esa reunión me dejó algo claro; no toda crítica es igual. Hay quienes solo señalan fallas porque es fácil. Y luego están los que, con las palabras correctas, transforman una idea buena en una idea genial.

La próxima vez que alguien critique tu trabajo, hazte esta pregunta: ¿Es un crítico que resta o un retador que multiplica?

Porque al final, no necesitas rodearte de quienes solo ven problemas. Necesitas a los que te ayudan a resolverlos. Esos son los que realmente suman. Revolucionemos el liderazgo. ¿Te sumas?

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