Grupo Bilderberg: cómo funciona el club secreto de la elite mundial que alimenta teorías conspirativas

Actualidad14 de enero de 2025
_107159154_getty176700.jpg

El periodista británico Jon Ronson pudo hablar con tres fuentes diferentes para el capítulo dedicado al Grupo Bilderberg de su libro Them: Adventures with Extremists. Sus tres fuentes eran de alta alcurnia en el club: Dennis Healy, un político laborista que fue uno de los fundadores del grupo, Martin Taylor, un hombre de negocios y luego secretario general de la institución, y otro miembro que no quiso ser identificado. “Este otro hombre me contó una historia”, reveló Ronson a Infobae.

一Los invitados deben hablar para ganarse la cena 一le contó esta fuente一. No pueden quedarse sentados como ratones de iglesia. Están allí para hablar. Recuerdo cuando invité a Margaret Thatcher en el ‘75. No era una persona del mundo. Probablemente nunca había estado en Estados Unidos. Bueno, se sentó allí los dos primeros días y no dijo nada. La gente empezó a quejarse. Un senador se me acercó el viernes por la noche. El senador Mathias de Maryland. Me dijo: “Esta señora que invitaste no ha dicho ni una palabra. Deberías decirle algo”. Así que hablé tranquilamente con ella durante la cena. Estaba avergonzada. Bueno, obviamente pensó en ello durante la noche porque al día siguiente de repente se levantó y dio un discurso de tres minutos al mejor estilo Thatcher. No recuerdo el tema, pero puedes imaginarlo. La sala estaba atónita. A raíz de ese discurso, David Rockefeller, Henry Kissinger y los demás estadounidenses se enamoraron de ella. La trajeron a Estados Unidos, la pasearon en limusinas y la presentaron a todo el mundo.

El Grupo Bilderberg lleva consigo un aura de misterio y exclusividad. Se creó en 1954 con el objetivo principal de fomentar el diálogo entre Europa y Estados Unidos en un contexto de tensiones globales después de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, se convirtió en uno de los foros más influyentes tanto en el plano político como económico.

Las reuniones, que se celebran una vez por año, abordan distintos temas -seguridad, tecnología, cambio climático, economía global y un largo etcétera- y se caracterizan por su absoluta privacidad: ningún medio tiene acceso y los participantes no pueden divulgar lo discutido, lo que siempre alimentó teorías conspirativas en torno al club.

“Si bien es cierto que los temas tienden a entrelazarse en más continentes, sigue siendo muy valioso seguir centrándonos en las regiones originales, Europa y América del Norte. La conferencia de Bilderberg siempre contó con una gran diversidad de orígenes y opiniones políticas”, señaló en diálogo con Infobae un representante de Bilderberg, que pidió que se lo presente como el vocero del grupo.

Según explican, la selección de participantes sigue un método riguroso, que promueve el recambio. Alrededor de un tercio asiste por primera vez cada año, otro tercio regresa tras dos encuentros previos, y el resto son habitués que asistieron tres o más veces.

Por los encuentros de Bilderberg, en hoteles 5 estrellas donde impera el máximo hermetismo, pasaron figuras de la talla de Bill Clinton, Angela Merkel, Christine Lagarde, la reina Sofía de España, Eric Schmidt, ex CEO de Google, el magnate Peter Thiel, entre muchos otros. La selección de los invitados, tan ecléctica como exclusiva, potencia la diversidad y el armado de redes de influencia.

Andrew Kakabadse, profesor de gobernanza y liderazgo en la Universidad de Reading, Inglaterra, y coautor del libro Bilderberg People, dice que el fenómeno no es nuevo en la historia de la humanidad. “Los antiguos atenienses, romanos y el Imperio Británico también se basaban en reuniones de élites a puertas cerradas para moldear mentalidades y direcciones políticas”, indicó ante la consulta de este medio.

En sus palabras, el Grupo Bilderberg representa el “poder blando en su máxima expresión”. “Inicialmente, estas reuniones buscaban garantizar la paz en Europa, pero en la década del ‘60 comenzaron a promover intereses occidentales específicos, una tendencia que se ha intensificado con los años”, mencionó.

Para Kakabadse, no hay punto de comparación entre Bilderberg y otros foros que reúnen personalidades destacadas. “El Foro Económico Mundial tiene el poder y la influencia de una tarde de té para jubilados”, ironizó.

Mientras que el WEF se centra en el networking empresarial, los Bilderberg “tienen como objetivo moldear las opiniones de los formadores de políticas, medios de comunicación, negocios y academia en sus respectivos países”. Ser invitado a una reunión del Grupo Bilderberg se considera un honor. Muchos líderes globales ansían saber si recibirán la invitación, lo que refleja la importancia del evento.

一De hecho, algunas de las personas más influyentes del mundo se ven casi reducidas a expresar emociones infantiles. “¿Me invitarán?”. Y expresar aún mayor ansiedad por: “¿Me volverán a invitar?” 一reprodujo Kakabadse.

Uno de los puntos más controvertidos, según el especialista, es la presión que ejercen las reuniones para adoptar filosofías liberales anglosajonas. “En los últimos 20 años aproximadamente han estado dominadas por los neoconservadores estadounidenses y los atlantistas europeos”, advirtió.

Confidencialidad absoluta
El Grupo Bilderberg opera bajo la confidencialidad como premisa inquebrantable. Sus reuniones están regidas por la denominada regla de Chatham House, un principio que garantiza que los participantes puedan utilizar la información compartida durante las sesiones, pero sin revelar la identidad ni la afiliación de quienes la emitieron.

La regla, establecida por primera vez en el Royal Institute of International Affairs de Londres, apunta al intercambio franco de ideas sin temor a represalias o malinterpretaciones. En Bilderberg, la norma pretende que las voces más influyentes del mundo puedan debatir sobre temas globales sensibles sin el riesgo de ser objeto de escrutinio público inmediato. Según defienden sus organizadores, no es un intento de ocultamiento, sino una estrategia para enriquecer el diálogo y la calidad de los aportes.

“Desde los primeros días de Bilderberg, los representantes de los medios fueron invitados personalmente a participar, no como periodistas reportando, sino como individuos ofreciendo sus perspectivas. Siempre fueron libres de escribir sobre los temas discutidos, respetando la regla de Chatham House”, señaló el vocero de Bilderberg. En otras palabras, se pueden dar a conocer las ideas, pero nunca revelar quién las expresó.

一¿Qué opina de las iniciativas de otros foros de alto nivel, como Davos, que sí apuestan por un modelo más abierto sin sacrificar la relevancia?

一Si bien algunas conferencias son muy transparentes (y con razón), también hay cientos de reuniones que son muy privadas. En general, apoyamos el diálogo constructivo entre regiones y sectores, y entendemos que diferentes grupos y objetivos dan lugar a diferentes formatos 一respondió el portavoz.

      Una de las primeras invitaciones emitidas por el Grupo Bilderberg para asistir a la reunión de 1956
Para los organizadores, la confidencialidad es “un elemento fundamental para el éxito” de BIlderberg. Tras la reunión, cada participante lleva a sus ámbitos conclusiones que puede compartir con sus equipos de trabajo o audiencias, siempre y cuando respeten la reglas de no mencionar los emisores de esos mensajes. Creen que es un balance justo entre apertura y discreción.

Kakabadse coincide en que la privacidad potencia el debate honesto. El grupo propone una garantía de confidencialidad que permite que los asistentes hablen abiertamente, con repercusión mínima o nula. “Es una estrategia común, aceptada en organizaciones empresariales y públicas que buscan crear espacios seguros para la discusión”, afirmó.

Reunir a las personalidades más influyentes del mundo en un ambiente de confianza tiene un impacto enorme en las agendas políticas y económicas globales. Aunque el hermetismo atrae críticas, es también una de las razones por las que Bilderberg sigue siendo relevante a 70 años de su fundación.

Al respecto, Robson recordó un diálogo que tuvo con Dennis Healy, uno de los fundadores de Bilderberg. “Le sugerí que el secretismo era contrario a la democracia y él replicó: ‘No somos secretos, somos privados. Nadie va a hablar libremente si lo van a citar periodistas ambiciosos como tú, que creen que revelar algo de lo que no tienen conocimiento los ayudará en su carrera”.

一Entonces, para usted, ¿el secretismo es una forma de fomentar un diálogo honesto o una estrategia para evitar el control?

一Yo diría que ambas cosas 一concluyó Robson.

Las conspiraciones, a la orden del día
Desde su creación, el Grupo Bilderberg fue blanco de teorías conspirativas que lo sitúan como el epicentro de un supuesto control global. La narrativa afirma que el foro no es un simple espacio de diálogo, sino una plataforma donde se diseñan estrategias secretas para establecer un gobierno mundial único, manipular economías o implementar agendas de vigilancia masiva.

Para Kakabadse, no se trata del centro de conspiraciones secretas que muchos sugieren, pero su influencia es innegable. “Las reuniones de Bilderberg no son conspirativas, sino más bien de nivel 3, para moldear el pensamiento a largo plazo”, explicó. Según cree, el foro actúa como un espacio donde las élites globales desarrollan una filosofía compartida que puede influir en estrategias futuras. “Es un lugar para aceptar una filosofía particular hasta el punto en que nadie se atreve a proponer una mentalidad alternativa”, agregó.

La aparente capacidad para influir en el pensamiento global disparó decenas de teorías conspirativas. El presentador y documentalista estadounidense Alex Jones, una de las máximas figuras de la conspiración, acusa a Bilderberg de ser el motor detrás de un supuesto gobierno global en las sombras. Según dice, el grupo no solo manipula mercados y políticas internacionales, sino que también impulsa una agenda de control social. Si bien carece de pruebas contundentes, las difamaciones se esparcen y encuentran eco en sectores que desconfían de cualquier forma de poder concentrado y exclusivo.

El vocero de Bilderberg, consciente de los cuestionamientos, se refiere a las acusaciones como ficciones. “Nuestra influencia se limita a la agenda y los participantes de nuestra reunión. El objetivo es proporcionar una base sólida para entender cuestiones complejas y relevantes. Nada más”, remarcó. El representante de la organización explicó que las opiniones que los asistentes se llevan de las reuniones pueden impactar de manera indirecta en sus decisiones futuras, pero que “no obedecen a una agenda secreta”.

El secretismo del grupo, defendido por sus organizadores como esencial para garantizar un debate honesto, es también una de las principales razones por las que se le acusa de conspiración. De acuerdo al vocero, la combinación de la Regla de Chatham House y la diversidad de opiniones ayuda a garantizar que los participantes obtengan “aprendizajes personales”. Después, dice, si esos aprendizajes influyen o no en sus decisiones ya depende de ellos.

Robson ofrece una perspectiva menos categórica. “Si eres miembro de un club privado, tendrás oportunidades que otros no tienen. ¿Es eso una conspiración? Para algunos, lo será”, reflexionó. Sin embargo, también critica la falta de rigor en los reportes de figuras como Alex Jones. “Los teóricos de la conspiración siempre añaden una capa de ficción paranoica, de ideología, a los hechos. Jones miente y exagera mucho. Es patológico”, señaló.

Para Robson, la verdad sobre Bilderberg podría estar en un punto intermedio. Y, otra vez, cita a Dennis Healy:

一¿Es esto entonces una conspiración o es la manera en que se hacen las cosas?

Nota:infobae.com

Te puede interesar