Cómo ser más eficiente en tu empresa sin despedir empleados
El recorte de costos tiende a seguir un patrón predecible: llegan las recesiones, las empresas entran en pánico y los líderes empiezan a reducir los presupuestos para sobrellevar el temporal. La crisis financiera de 2008 obligó a las compañías a replantearse todo, desde la contratación hasta los gastos operativos. La pandemia de Covid-19 hizo lo mismo, desencadenando un ajuste generalizado ante la incertidumbre.
Sin embargo, esta vez es diferente. No estamos en recesión. Por el contrario, muchos sectores están prosperando. Pero en todas las industrias se está imponiendo un cambio hacia la eficiencia. Las empresas están cuestionando sus hábitos de gasto, revisando los contratos con los proveedores y buscando formas de recortar los excedentes. No se trata de sobrevivir, sino de aprovechar un momento cultural. ¿El catalizador? Elon Musk.
La eficiencia de Musk: audaz pero arriesgada
Cuando Musk se hizo cargo de Twitter (ahora X) y recortó el 80% de su personal, los críticos alertaron sobre la situación. Seguramente, la plataforma no podría sobrevivir a cambios tan drásticos. Aún así, años después, sigue funcionando. Tanto si consideramos a Musk como un visionario o un villano, su planteo despertó una conversación a escala internacional: ¿Estamos gestionando nuestras organizaciones con la eficacia que deberíamos?
Como director del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Musk llevó su ethos al sector público. Sus audaces movimientos hicieron que la eficiencia sea algo más que una estrategia financiera: se convirtió en algo cultural. Los dirigentes se plantean por fin preguntas que antes evitaban: ¿estamos excedidos? ¿perdemos dinero? ¿podríamos funcionar con equipos más reducidos?
Aunque el enfoque de Musk funciona para los titulares, no está exento de riesgos. Los despidos y los recortes drásticos pueden ofrecer un ahorro rápido, pero pueden desestabilizar los equipos, dañar la moral y perjudicar el rendimiento a largo plazo. Desde nuestro punto de vista, hay una forma mejor, una que no deje una marca de agotamiento y mala imagen a su paso.
Las trampas habituales del recorte de costos
Cuando las empresas se apresuran a recortar costos, empiezan con frecuencia por los despidos. Es la forma más rápida y visible de reducir gastos. Pero los despidos conllevan costos ocultos:
- La pérdida de experiencia: las personas son portadoras de conocimientos institucionales que tardan años en reconstruirse.
- Moral baja: los empleados que se quedan se preguntan si son los siguientes, lo que afecta a la productividad y la confianza.
- Daños a la reputación: los despidos pueden empañar una marca, especialmente en sectores en los que el talento es la ventaja competitiva clave.
En muchos casos, los despidos son una solución a corto plazo para un problema a largo plazo. En lugar de centrarse en los colaboradores, los líderes deberían preguntarse primero: ¿Dónde estamos gastando más de la cuenta? ¿Qué ineficiencias pasamos por alto?
Una eficiencia que construya, no que rompa
La verdadera eficiencia no consiste en recortar los presupuestos indiscriminadamente, sino en identificar las oportunidades adecuadas de optimización. En base a la experiencia con empresas que ahorraron millones sin modificar su personal, es posible reducir drásticamente los gastos con un enfoque sin despidos, centrándose en los costos fijos por encima de los efectivos. Antes de empezar, es necesario establecer tres principios generales para guiar el recorte de costos:
- Perturbación mínima: conseguir ahorros sin perturbar las operaciones diarias.
- Gestión activa: optimización continua en lugar de acciones disruptivas y puntuales.
- Mejores relaciones con los proveedores: crear asociaciones para obtener valor a largo plazo.
Ejemplos reales de cómo se traducen en la práctica:
- Auditá tus contratos con proveedores. Un operador de departamentos de lujo con el que trabajamos tenía 144 propiedades de clase A, ahorró más de 800.000 dólares auditando los contratos de los proveedores de gestión de residuos. Identificamos errores de facturación y renegociamos las condiciones para garantizar un precio óptimo y reducir costos innecesarios.
- Evaluá tus costos. El condado de San Diego, Estados Unidos, logró un ahorro de 2,85 millones de dólares en servicios públicos comparando las estructuras de tasas con los estándares del sector. Esto incluyó la identificación de recargos indebidos y el descubrimiento de opciones de tasas menos conocidas para instalaciones específicas.
- Corregí errores de facturación. Un minorista de zapatillas de deporte ahorró 132.000 dólares corrigiendo errores recurrentes de facturación en la gestión de residuos. Las auditorías revelaron discrepancias y consiguieron créditos, reduciendo sus gastos mensuales en una media de US$ 11.000.
- Enfocate en los costos recurrentes. Una cadena de tiendas de conveniencia incluida en la lista Fortune 500 ahorró 349.000 dólares anuales renegociando las tasas de electricidad y gas natural en 2.700 establecimientos.
Estas estrategias no sólo reducen costos, sino que crean estabilidad, garantizando que las empresas puedan crecer sin sacrificar sus valores ni sus operaciones.
El cambio cultural hacia la eficiencia
Lo sorprendente de este momento es que las empresas no están esperando una crisis financiera para forzar estas conversaciones. La influencia de Musk, amplificada por el Departamento de Eficiencia y sus decisiones de alto perfil, hicieron que la eficiencia (particularmente la eficiencia en las adquisiciones) sea una inspiración. Por primera vez, no es sólo una necesidad; es una estrategia de crecimiento.
El cambio hacia la eficiencia es especialmente evidente en el capital privado, donde cada dólar ahorrado repercute directamente en los márgenes.
También los organismos gubernamentales sienten la presión de hacer más con menos evitando recortes en los servicios. En todas las industrias, el mensaje es claro: la eficiencia no es opcional; es el camino para seguir siendo competitivos.
Equilibrar la audacia con la sostenibilidad
El enfoque de Musk tiene sus méritos: es audaz, decisivo y no teme romper moldes. Pero la mayoría de las organizaciones no pueden permitirse los riesgos de los despidos masivos o los recortes drásticos. La verdadera eficiencia no consiste sólo en recortar costos, sino en recortar los costos adecuados.
En esencia, la eficiencia debe apoyar el crecimiento, no socavarlo. Al centrarse en los costos fijos e implicar a los equipos en el proceso, las empresas pueden conseguir ahorros significativos sin comprometer sus valores ni sus operaciones. Puede que este enfoque no genere polémica ni salga en los titulares, pero construye organizaciones más fuertes y resistentes.
Una forma mejor de avanzar
La verdadera lección de este momento no consiste en imitar el libro de jugadas de Elon Musk, sino en plantearte las preguntas adecuadas. ¿Están tus recursos alineados con tus objetivos? ¿Estás gastando con sensatez? ¿Estás recortando costes de forma que ayude, no perjudique, a tu empresa a largo plazo? La eficiencia ya no consiste en sobrevivir, sino en prosperar. Y para los líderes dispuestos a pasar a la acción, el primer paso no son los despidos, sino preguntarse: ¿Qué nos estamos perdiendo?
Nota publicada en Forbes US.