En un intento por lavarle la cara después de un viaje a Misiones lleno de polémicas y secretismos extraños, Javier Milei publicó en sus redes sociales una foto en la que su hermana luce sentada en el piso del aeropuerto de Posadas junto al presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem a la espera del avión que la trajera de retorno a Buenos Aires. “Estas postales de los políticos como gente común serán cada día más normales en la nueva Argentina”, dice el texto que acompaña a una imagen presumiblemente sacada por un teléfono celular sin que lo supiera la Secretaria General de la Presidencia. Lo curioso de todo eso es que el evento que Karina Milei protagonizó el viernes en la capital de esa provincia se destacó principalmente por lo contrario: los exclusivos asistentes al acto de La Libertad Avanza en el subsuelo del hotel Julio César recibieron la expresa prohibición de registrar los hechos con sus teléfonos. Entre las insólitos restricciones también se incluían las de portar carteras y hasta equipos de mate y tereré, infusión tradicional de la zona, sobre todo en épocas de extremo calor como las que ahora se viven allí.

Karina Milei viajó a la tierra colorada para liderar un acto partidario exactamente un día después de que la Justicia le concediera la personería jurídica al sello misionero de La Libertad Avanza, aunque esta proximidad entre un hecho y el otro despertó un interrogante llamativo: ¿El mileísmo organizó el acto y el viaje en apenas 24 horas, o quizás conocía esa información tribunalicia de antemano y por eso fue armado con más tiempo? Confuso.

Como sea, los movimientos de la hermana del Presidente en Misiones distaron de ser los propios de “gente común”, tal como Milei definió a su hermana en ese posteo de Instagram, red social en la que esa publicación aparece también entre historias compartidas del historietista Nik (quien le prodiga casi diariamente dibujitos cariñosos) y de influencers que aplaudieron esa foto en apariencia espontánea. "El Jefe" (tal como Javier llama a Karina) estuvo siempre rodeada de un férreo operativo de seguridad. Y ni siquiera se hizo presente en la conferencia de prensa que Martín Menem encabezó en un coqueto restaurante de la costanera posadera frente al Río Paraná para celebrar la oficialidad del sello provincial de La Libertad Avanza. 

Los que no pudieron asistir al íntimo y casi confidencial evento del subsuelo del hotel Julio César (al que solo se podía acceder con acreditación previa y la exhibición de un código QR) se enteraron de los pormenores del encuentro a través de un comunicado oficial divulgado por las huestes libertarias. El texto incluye varias frases de relativa superficialidad, salvo una: “La libertad no es gratis”. Tampoco lo fue el viaje a Misiones, que si bien fue realizado con propósitos partidarios y fuera de la agenda oficial tanto de la Secretaria de la Presidencia como del Presidente de la Cámara de Diputados, probablemente haya sido costeado con fondos públicos.

La expedición forma parte de una caravana que Karina Milei viene realizando por distintas rincones del país con la misma misión que su hermano parece haberle encomendado desde hace varios meses: fortalecer la construcción de La Libertad Avanza en las provincias de cara a las elecciones legislativas del 2025 en las que el oficialismo nacional buscará robustecer su fuerza parlamentaria, hasta ahora atada a alianzas con diputados de otros partidos.  

“Está construyendo la herramienta política para que podamos estar confortables en nuestros armados políticos. Eso es lo que a ella la motiva y la mueve”, le confesó el Presidente a la revista Forbes en una entrevista publicada días atrás. También volvió a negar que El Jefe se presente como candidata en los comicios venideros, tal como muchos sospechas, aunque al instante sembró dudas: “No me meto con esas cosas porque recuerdo que en diciembre de 2018 le dije a Alberto Benegas Lynch (h) que ni loco (lo haría yo), sin embargo mire dónde terminé”. 

Entre otras confesiones, Javier Milei también expresó que su hermana es “la tierra” que no le permite “ni el más mínimo desvío de nada” y que lo “recontra caga a puteadas si me engancha meando afuera del tarro”.

Por Juan Ignacio Provendola / P12