¿Cómo hacer preguntas en el trabajo sin parecer conflictivo? Claves para un diálogo abierto
Una pregunta que me hacen a menudo cuando doy charlas en eventos o dirijo sesiones de formación es: "¿Qué pasa si hago preguntas y la gente piensa que estoy siendo conflictiva?" Es una preocupación habitual, especialmente cuando la curiosidad se cruza con la dinámica del lugar de trabajo. Todos pasamos por eso: queremos entender algo mejor, pero nos preocupa que nuestras preguntas puedan sonar mal. Hacer preguntas debería ayudar a generar comprensión, no tensión, así que ¿cómo podemos evitar que los líderes nos malinterpreten?
Esta preocupación puede ser aún más pronunciada cuando se trata con líderes. Muchos líderes temen que las preguntas los hagan parecer desinformados, lo que puede provocar una actitud defensiva. Esto suele estar relacionado con el síndrome del impostor , en el que las personas muy capaces dudan de su propia competencia y sienten que cualquier pregunta que no puedan responder de inmediato los dejará en evidencia. Entonces, ¿cómo se pueden hacer preguntas de una manera que fomente un diálogo abierto y constructivo?
¿Cómo afectan la cultura, el género y la experiencia la forma en que nos perciben?
Cuando se trata de hacer preguntas, la percepción juega un papel muy importante. A través de mi investigación sobre la percepción, descubrí que factores como la cultura, el género, las experiencias pasadas e incluso los roles organizacionales influyen no solo en cómo percibimos a los demás, sino también en cómo nos perciben a nosotros mismos. Estos factores influyen tanto en nuestro deseo de hacer preguntas como en cómo reaccionamos cuando somos nosotros los que estamos siendo cuestionados. Lo que para vos puede parecer una pregunta simple, puede ser percibida de manera diferente por otra persona, dependiendo de sus antecedentes y experiencias.
Comprender estos matices es fundamental cuando se trabaja en un entorno de liderazgo. Adaptar las preguntas para que tengan en cuenta estas diferentes perspectivas puede contribuir en gran medida a evitar malentendidos y crear un entorno en el que las preguntas sean bien recibidas, no temidas.
¿Cómo podés formular preguntas para demostrar un interés genuino?
Todo es cuestión del tono y el enfoque. En lugar de sonar como si estuvieras cuestionando el punto de vista de alguien, formulá la pregunta de manera que demuestre que estás buscando claridad. Por ejemplo, en lugar de preguntar "¿Por qué lo harías de esa manera?", intentá decir "Tengo curiosidad por el razonamiento detrás de este enfoque, ¿podrías explicarme cómo es?". Cambiar el tono de "por qué" a "curiosidad" demostrá que tu intención es aprender, no criticar.
¿Cómo ayuda aclarar la intención detrás de las preguntas?
La gente suele suponer que hay motivos detrás de las preguntas, y de ahí surgen los malentendidos. Una forma sencilla de solucionar este problema es ser sincero sobre tu intención. Antes de hacer la pregunta, empezá con algo como "Quiero asegurarme de que entiendo esto correctamente" o "Te pregunto porque realmente me interesa saber más". Esto indica que querés comprender, no cuestionar a la autoridad.
¿Qué papel juega la escucha activa en el desarrollo de la empatía?
No se trata solo de hacer la pregunta, sino de cómo reaccionás a la respuesta. Escuchar de forma activa (asentir, hacer contacto visual y evitar interrumpir) demostrá que estás involucrado en la conversación. Cuando escuchamos de verdad, no solo nos ayuda a entender la perspectiva de la otra persona, sino que también desarrollamos empatía. Al escuchar con atención, podés comprender mejor de dónde viene la otra persona, lo que te ayuda a hacer preguntas de seguimiento que promuevan la conversación en lugar de estancarla.
A menudo sugiero parafrasear lo que escuchás después de recibir una respuesta . Esto demuestra a la otra persona que la entendiste y le da la oportunidad de aclarar algo si es necesario. Podés decir algo como: "Entonces, si te estoy escuchando correctamente, estás diciendo...". Este enfoque no solo garantiza que recibiste el mensaje correctamente, sinó que también refuerza el hecho de que estás allá para comprender, no para confrontar.
¿Cómo puede la adaptación de tu enfoque hacia la audiencia mejorar las conversaciones?
Cada lugar de trabajo tiene su propia dinámica y no todos reaccionan a la curiosidad de la misma manera. Comprender las personalidades, culturas y estilos de comunicación de tus colegas puede ayudarlo a adaptar su enfoque. Algunos equipos pueden apreciar las preguntas directas y concisas, mientras que otros pueden responder mejor a consultas más indirectas y exploratorias. Ser consciente de estos matices puede marcar la diferencia en la forma en que se reciben tus preguntas.
¿Cómo afectó mi propia experiencia el evitar hacer preguntas?
Cometí muchos errores al no hacer preguntas al principio de mi carrera como representante de ventas. Pensé que ya debería saberlo todo o tenía miedo de hacer preguntas que me hiciera parecer inexperta. Pero a menudo eso me llevó a malentendidos y a perder oportunidades. En retrospectiva, hacer las preguntas correctas no solo habría mejorado mis conocimientos, sino que también habría fortalecido las relaciones con los clientes. Por eso siempre enfatizo la importancia de hacer preguntas, incluso si te preocupa la percepción: conducir a una mejor comprensión es el éxito a largo plazo.
¿Cómo afecta el lenguaje corporal la forma en que se percibe tu pregunta?
A veces, no es lo que decís, sino cómo te presentás. Cruzar los brazos, fruncir el ceño o una mirada intensa pueden indicar confrontación, incluso cuando tus palabras son neutrales. Mantené un lenguaje corporal abierto y ameno: descruzá los brazos, relajá el rostro e inclináte ligeramente hacia adelante para mostrar que estás comprometido y receptivo a la respuesta.
¿Por qué las preguntas de seguimiento demuestran que te preocupás?
Si te preocupa que tu pregunta haya sido malinterpretada, repetí la respuesta que recibiste y solicitá más aclaraciones. Esto no solo demuestra que prestaste atención, sino que también refuerza tu intención de comprender en lugar de cuestionar.
El resultado final
La curiosidad, si se maneja con cuidado, puede ser una de las herramientas más poderosas en el lugar de trabajo. Abrí nuevas conversaciones, ayudá a descubrir nuevas ideas y demostrá tu voluntad de aprender. El truco está en asegurarse de que tus preguntas sean recibidas con el espíritu con el que se pretendía: centradas en el aprendizaje, no en la crítica. Si formulás tus preguntas de forma reflexiva, aclará tu intención y practicá la escucha activa, podrás entablar un diálogo significativo sin parecer conflictivo.
Abordar la curiosidad con la actitud y la técnica adecuadas puede convertir las preguntas en oportunidades de crecimiento, tanto para vos como para tu equipo directivo. Así que no dudes en hacer las preguntas que importan, pero tené en cuenta cómo lo hacés.
Nota publicada en Forbes US