Las pymes están en alerta por la baja de impuestos para compras en el exterior
Luego del anuncio del cierre de la semana pasada para facilitar las importaciones vía courier, las pymes salieron a advertir sus resquemores por la repercusión que podría tener en la producción local la apertura comercial de una mayor cantidad de bienes finales.
El último viernes, el gobierno de Javier Milei elevó a 3.000 dólares el límite para compras en el exterior por envíos internacionales de importaciones eventuales (courier). De esta manera, los límites de importación van a pasar de 1.000 dólares a 3.000 por envío, un monto similar al de los demás países de la región. Además, no se abonarán aranceles por los primeros 400 dólares por envío, siempre que sea un bien adquirido para uso personal. En estos casos, los productos sólo abonarán IVA. Las medidas entrarán en vigencia a partir de diciembre próximo.
En su anuncio, la Secretaría de Comercio señaló especialmente que la medida apunta a la importaciones de bienes terminados del sector indumentaria, juguetes y electrodomésticos, que considera que tienen un sobreprecio local.
Aunque se trata de una medida que busca claramente darle un guiño a la clase media en el marco del mayor consumo por las fiestas de fin de año, el Gobierno buscó sopesar políticamente el anuncio con un gesto a las pymes, al agregar que "las empresas podrán importar de manera más ágil los insumos, repuestos y piezas que necesiten de manera urgente para su producción".
En pocas palabras, las señales son contradictorias. De hecho, el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, sostuvo que esta ampliación de los límites del courier "va a beneficiar a las empresas que necesitan repuestos", pero aclaró que incluye a "todos los bienes, salvo frescos y medicamentos", por lo que se favorecerá la importación de casi cualquier tipo de bienes finales.
Ante este escenario, y tras la falta de un programa concreto para ellas mientras se demora la "ley pyme", el balance de la medida que realizan las pequeñas y medianas empresas es más negativo que positivo.
"El cambio que hizo el Gobierno es útil para aquellos importadores de repuestos o de alguna tecnología para los bienes de capital. El tema es que no sea utilizado para traer el producto terminado por gran parte de la población y después eso se venda en el mercado interno", señaló al respecto Marcelo Fernández, titular de CGERA, en diálogo con El Destape. Y pidió que "el Gobierno nos ayude a controlar el producto terminado que pueda llegar a venir por este courier, que no va a tener mucha revisión porque va a ir puerta a puerta".
Por su parte, el titular de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, aclaró que la nueva medida "no cambia mucho" el beneficio para las pymes industriales porque a ellas ya se les permite ingresar por aduana un courier de hasta 3.000 dólares. El referente empresario alertó que, aunque tal vez no de forma significativa, "lógicamente que va a perjudicar la parte de la industria nacional" porque no es lo mismo "si se usa para la compra de bienes de capital o de un repuesto urgente" que si se usa "para comprar ropa terminada o cualquier cosa que no tenga que ver con la producción".
También aclaró que el precio final del consumidor "no va a salir más barato" por el encarecimiento que genera el costo del flete. Y, como una suerte de anticipo, conectó la medida con el futuro levantamiento del cepo que el Gobierno comenzó a agitar más concretamente en los últimos días, lo cual "va a profundizar la crisis en la industria local por la falta de competitividad".
En una línea similar, Leo Bilanski, titular de la entidad pyme ENAC, advirtió que, incluso todavía con cepo, "ya con la apertura minorista de las importaciones a partir de diciembre muchísimos empresarios están viendo que los productos que ya tienen stock en Navidad van a competir mano a mano con los que se compran en Amazon o Ebay". "Configura una mirada muy antinacional del trabajo de la producción", cerró el empresario.
Por Javier Slucki / El Destape