¿Quién mandó matar a Cristina Kirchner?

Actualidad11 de agosto de 2024
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La consultora Proyección ofrece datos reveladores en un reciente estudio realizado entre el 10 y el 20 de julio a nivel nacional. Son 1.649 casos. Veamos diez puntos centrales:

1. Tendencia: baja la preocupación por la inflación y sube la preocupación por ingresos, tarifas y desempleo

2. Continuidad: dos de cada tres familias tienen dificultades para llegar a fin de mes y solo el 7% puede ahorrar

3. Alarma: endeudamiento familiar en niveles máximos, el 54% tuvo que pedir dinero prestado para llegar a fin de mes

4. Estamos mal, ¿pero vamos bien? El 76% ajustó en alimentos, limpieza e higiene, el 63,6% no realizó esparcimiento y el 60,5% no comprará artículos del hogar ni indumentaria.

5. #NoLaVen: solo el 31,5% considera que su economía mejorará este semestre.

6. Paciencia social dividida: el 42% espera hasta el año que viene para ver mejoras económicas, el resto quiere verlas en el corto plazo.

7. La única certeza es la incertidumbre: predomina esa sensación sobre el futuro del país (42%). Pesimismo (25%). Optimismo (33%).

8. En baja: imagen y evaluación de la gestión Milei en el 46%, cae por segundo mes consecutivo.

9. Caen tres dimensiones de su imagen: cumplimiento de promesas, plan de gobierno y credibilidad.

10. Radiografía del Presidente: a favor, actitud y honestidad. En contra, inestabilidad y falta de empatía.

Lenta pero inexorablemente la erosión de la imagen de gestión y la personal de Javier Milei por el rigor del ajuste anticipan la megacrisis socioeconómica que se avecina.

El que #SíLaVe es Mauricio Macri, que se ofrece como alternativa de reconducción cuando la etapa libertaria colapse. Su reciente reaparición nos recordó a aquella comedia francesa del año 2021 Yo te quiero, yo tampoco.

Sabe que, con el cruel ajuste neoliberal, la crisis finalmente llegará y se propone reconducirla.

No le falta lógica a su razonamiento, ni experiencia personal. De ahí que su discurso de reaparición fue “aceitoso”.

Sucede que, como es tradicional en los modelos de ajuste neoliberal, los presidentes que los encarnan ven caer su popularidad a pique y son descartados.

Se le asignan disvalores personales, Menem corrupto, De la Rúa inepto, Macri gradualista, Alberto pusilánime, Milei aún no sabemos, pero lo sospechamos.

Sin embargo, más allá de los mascarones de proa presidenciales, los intereses que estos representan continúan.

Es una regla no escrita que, desde el año 1976, solo se quebró entre los años 2003 y 2015, donde el peronismo kirchnerista interrumpió casi un cuarto de siglo de hegemonía neoliberal, hegemonía que recomenzó en el año 2015 hasta nuestros días.

Con una agenda ya casi mimética a la de LLA –como sucede en todo Occidente, donde las derechas tradicionales se ultraderechizan para gravitar electoralmente–, el “nuevo PRO” se ofrece como alternativa gatopardista, capaz de “cambiar algo” procedimental para que nada cambie en lo estructural.

Faltan aún acomodar algunos melones en la carreta de la derecha poslibertaria: las patas radical y peronista.

Sobran referentes capaces de sumarse a la cruzada.

El radicalismo hace décadas dejo atrás su perfil popular para transformarse en lazarillo de las políticas neoliberales.

El peronismo, tras la muerte de Perón y hasta la llegada de Néstor Kirchner, cuando no protagonizó, acompañó las políticas de ajuste neoliberal y parte de su dirigencia se sumaría a un nuevo polo de derecha neoliberal si ve chances reales de triunfo, cosa que hoy Macri no ofrece.

Adicionalmente, hay nuevos actores, como los gobernadores de la Argentina “productiva”, que podrían reconducir la crisis en una dirección similar a la que ofrece el “nuevo PRO”.

Frente a este panorama, seguramente incompleto, es de esperar que se configure una oposición popular-democrática

No para replicar las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, es otro el país y más tras los estragos que dejan tres gobiernos neoliberales y el retorno del FMI como principal lastre.

Se debe repetir sí, y estrictamente, al kirchnerismo inaugural, en un sentido preciso: volver a interrumpir el ciclo de hegemonía neoliberal, que al final del mandato de Javier Milei completará 12 años.

La oposición popular-democrática dispone hoy de un activo que no existía en anteriores megacrisis como la que llega: el liderazgo de Cristina Kirchner, cuya centralidad es indiscutida, tanto por amplios sectores populares como quienes, y por eso mismo, quisieron asesinarla.

A propósito, y a casi dos años del tremendo suceso, ¿quién mandó matar a Cristina Kirchner?  

Por Artemio Lopez *Director de Consultora Equis. / Perfil

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