Las guerras comerciales, decididamente, no funcionan

Actualidad 19 de julio de 2024
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La administración Biden está considerando pasar a aplicar las medidas más duras posibles al intercambio de tecnología avanzada de semiconductores con China, dado que las tomadas hasta el momento no solo no están funcionando, sino que son directamente ridículas.

La guerra comercial con el gigante asiático dista mucho de estar dando algún tipo de resultados, como sabíamos absolutamente todos menos, obviamente, el gobierno de los Estados Unidos. Por un lado, las compañías chinas siguen pudiendo acceder a los microprocesadores que necesitan, bien a través de su adquisición a proveedores que no respetan las sanciones y los introducen en el país, o mediante su uso en la nube. Las fronteras de China ven pasar constantemente chips como el de la fotografía, sin que aparentemente nada ni nadie pueda hacer nada para evitarlo.

Pero por otro lado, ademas, las propias sanciones se han convertido en un fuerte estímulo para los productores domésticos y, en particular, para el gigante tecnológico chino Huawei, que está cerca de terminar la construcción de un descomunal centro de investigación y desarrollo de chips en Shanghai, el más grande que Huawei tiene a nivel mundial, en una medida que probablemente impulsará las ambiciones tecnológicas de China incluso cuando Estados Unidos intenta detener su ascenso.

El parque, más de 1.6 millones de metros cuadrados en el distrito de Qingpu, albergará a unas 30,000 personas, y tiene su propia red de carreteras, un pequeño sistema ferroviario, y una serie de puentes elevados que ya están instalados. Si unimos eso al hecho de que las medidas que ha tomado la administración norteamericana para tratar de bloquear las exportaciones de hardware de fabricación de chips a China no están funcionando, en gran medida porque empresas como ASML, que fabrican esos equipos especializados utilizados en la fabricación de chips, siguen haciendo negocios con el país y negándose a renunciar a un porcentaje muy significativo de su facturación, podemos aventurar que Huawei estará en disposición de acceder a la tecnología de fotolitografía extrema y de ser competitiva en la fabricación de chips de elevadas prestaciones mucho antes de lo esperado.

Cada día está más claro: un mundo hiperconectado es un mundo enormemente poroso, y cualquier intento de bloquear la llegada de un producto a un lugar determinado se encontrará con un entramado de intereses económicos dispuestos a correr todo tipo de riesgos para impedir que ese bloqueo funcione. Lo saben China y sus empresas tecnológicas, que siguen accediendo a los chips que necesitan para posicionarse como competidores eficientes en el desarrollo de la inteligencia artificial generativa, lo sabe Rusia, que sigue pudiendo abastecerse de prácticamente todo lo que necesita, y lo sabemos todos menos una administración norteamericana que sigue fantaseando con que puede mantener el control de todas las rutas comerciales y económicas cuando eso hace mucho tiempo que está fuera de todo control. Peor aún: las sanciones comerciales funcionan como incentivo para que esos intercambios se sigan produciendo, asumiendo una mayor inclinación a pagar por parte del sancionado y un elevado interés por vender de quien fabrica los productos.

Claramente, los Estados Unidos no están pudiendo hacer nada para tratar de obstaculizar el ascenso de China hacia el liderazgo mundial, y las guerras comerciales son simplemente una prueba de lo patéticos, ridículos e inútiles que resultan sus intentos. Tras tantas pruebas acumuladas del fracaso de este tipo de medidas… ¿no será el momento de mirar hacia adelante y empezar a probar otras estrategias?

Nota:https://www.enriquedans.com/

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