Viento en contra para Federico Sturzenegger en el Congreso
Federico Sturzenegger está listo para convertirse en el gran protagonista de la segunda etapa de gobierno de Javier Milei. Mientras el presidente se va de gira fuera del país por decimosegunda vez, Sturzenegger avanza con su voluntad - compartida - de destruir al Estado desde adentro. Al compendio de DNUs que fue sacando en su primera semana como ministro de Desregulación, Sturzenegger le sumó una ronda de conversaciones con algunos radicales y aliados para preparar el terreno para la presentación de su Ley Hojarasca (que, según anticipó Milei, presentará la semana que viene). El panorama en el Congreso, sin embargo, se ha ido volviendo más hostil desde que salió de las sombras. Miguel Ángel Pichetto está furioso con Martín Menem. El macrismo está enojado con el gobierno por el frío trato en Tucumán y prepara un relanzamiento del partido con exigencias para el oficialismo. Y el radicalismo, tras consolidar su alianza con Milei, se resquebraja en una interna que puede llevarlo a la vereda opuesta en cualquier momento.
Desde que se sancionó la Ley Bases, en las filas de La Libertad Avanza les gusta jactarse de su recién descubierto "bilardismo". Frente al fanatismo sobreideologizado de su líder, la línea interna que se autopercibe "política" y "pragmática" saca pecho y presume la nueva red de alianzas. En especial con la UCR - o al menos un sector de la UCR -, en donde ven la posibilidad de ganar independencia frente al PRO. No por nada la primer ronda de conversaciones de Sturzenegger por su nuevo juguete refundacional - la Ley Hojarasca - fue con algunos dirigentes del radicalismo. La línea más mileísta dentro de la UCR - comandada por Rodrigo de Loredo y los gobernadores radicales - se muestra cómoda con el discurso de desregular la economía. Es por eso que, más allá de los cuestionamientos respectos a las "formas", la conducción de la UCR nunca se sumó a la ola de voltear el mega DNU 70/2023.
No todos los radicales, claro. El titular de Unión por la Patria, Germán Martínez, conversa con algunos radicales de la línea Evolución o de Facundo Manes que coquetean con rechazar el DNU, pero el número aún no está. El peronismo, sin embargo, observa que hay temas que a la UCR aún le incomodan y pretende arrinconarlos hasta forzar un quiebre. El gran tema, por default, es la Educación, puntualmente la prórroga del FONID y el presupuesto universitario. La suspensión de la sesión la semana pasada - a pedido del propio radicalismo - generó un gran malestar interno, aunque este nunca terminó de exteriorizarse (a excepción de un tuit de Emiliano Yacobitti). El objetivo de UxP, ahora, es convocar una sesión para agosto y forzar la exteriorización de esa división interna.
Tanto Menem como Guillermo Francos son concientes de estos puntos débiles. Por eso su plan es bombardear el Congreso con iniciativas de modo que no haya ni espacio ni tiempo para que la oposición pueda generar una agenda propia. Y allí, la Hojarasca de Sturzenegger, con su desregulación de varias actividades - como la importación de azúcar o la venta de libros -, viene como anillo al dedo. El objetivo es enviarla la próxima semana, es decir mientras dure el receso, de modo de que sea lo primero que se trate apenas se retome la actividad parlamentaria. Al igual que sucedió con Ley Bases, el gobierno pretende monopolizar el debate con proyectos de su autoría.
Pichetto y el PRO: dos alianzas con problemas
El entramado de alianzas que el gobierno supo armar y consolidar después de la Ley Bases comenzó a tambalear después del jueves, cuando Menem le quitó una banca que le había prometido a Emilio Monzó, de Hacemos Coalición Federal, en la Bicameral de Inteligencia. Miguel Ángel Pichetto y el resto de la plana mayor de HCF están furiosos. "Vamos a ir a la guerra total si no hay alguna contrapropuesta", deslizan un dirigente de la bancada que, desde su unión con Innovación Federal, pasó a representa un total de 31 diputados. Pichetto sabe que el gobierno, sin HCF, no puede sancionar ni una ley, por lo que hace valor su número: sin compensación no habrá quórum para ningún proyecto oficialista en el futuro.
El problema, sin embargo, no es la Ley Hojarasca, sino el resto de las iniciativas que el gobierno quiere enviar. Baja de la edad de imputabilidad, Juicio en ausencia, eliminación de las PASO, reforma del sistema de financiamiento de los partidos políticos: estos proyectos no fueron recibidos con la misma condescendencia que la Ley Hojarasca. A diferencia del proyecto de Sturzenegger, que solo algunos conocen y todavía arrastra la respuesta automática de "es interesante, falta ver el contenido de la ley", el resto de las iniciativas ya ha recibido rechazos tajantes. Y de parte de aliados.
La eliminación de las PASO es uno de esos casos. La UCR ya advirtió que no acompañará y el PRO, a su vez, se muestra reactivo. El macrismo sabe que Karina Milei quiere eliminar las PASO para forzar una fusión de La Libertad Avanza y el PRO para las elecciones legislativas de 2025, por lo que se resiste. Es por este motivo que Guillermo Francos convocará, la semana que viene, a los presidentes de bloque de la oposición dialoguista a Casa Rosada: buscará acordar con ellos una propuesta de reforma electoral antes de enviarla al Congreso. El jefe de Gabinete sabe que, así como está el escenario, no tendrá los votos para aprobar ninguno de los proyectos políticos.
La relación más delicada, sin embargo, es con el PRO. Aliado natural del oficialismo desde que comenzó el gobierno de Milei, el PRO comenzó a dar muestras de distanciamiento. El enojo de Mauricio Macri con el "entorno" de Milei - es decir, Karina Milei y Santiago Caputo - por el "destrato" en Tucumán no hizo sino avivar una tensión creciente. Las elecciones se acercan y, mientras el bullrichismo presiona por la fusión, el macrismo sobreactúa para diferenciarse.
En agosto, cuando el PRO busque relanzar el partido, el bloque que preside Cristian Ritondo buscará marcar la cancha con un pliego de demandas. Será una oportunidad para perfilarse con una identidad propia - más allá del gobierno -, así como una excusa para reclamar una agenda propia. Pedirán la derogación de las jubilaciones de privilegio, así como la "esencialidad" de la educación (que pretende limitar el derecho a huelga de los docentes poniendo cupos mínimos de presencialidad cada vez que se realiza un paro). Hay, además, un paquete de proyectos electorales: Ficha Limpia - que impide presentarse a elecciones a las personas condenadas por causas de corrupción -, Boleta Única de Papel - que ya tiene media sanción en Diputados -, y una iniciativa referida al voto en el exterior. La eliminación de las PASO no es una opción. Tampoco la reforma del sistema de financiamiento de los partidos políticos.
De momento, los pasillos del Congreso estarán prácticamente vacíos por dos semanas. El lunes Menem se reunirá con Pichetto y Oscar Agost Carreño para intentar recomponer la relación después de haberle quitado un lugar en la mesa de la Bicameral de Inteligencia (y de maniobrar a sus espaldas para dejarlos afuera sin que ellos pudieran hacer nada para evitarlo). Algunos se reunirán después con Francos, pero la mayoría aprovechará para irse de vacaciones. Los WhatsApps estarán activos.
Por María Cafferata / P12