Tras seis meses de intervención militar israelí, la Franja de Gaza es ahora un enorme cementerio, con un número de víctimas civiles estimado en más de 32.000, según el Ministerio de Salud controlado por Hamas (1). Estas cifras, como sabemos, siguen siendo impugnadas por Tel Aviv –que no proporciona números–, pero a finales de febrero, ante una comisión parlamentaria, el secretario de Estado de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, estimó un total de 25.000 muertos, antes de que una portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, se apurara a señalar que el Ministro de Defensa estadounidense estaba “citando una estimación del Ministerio de Salud de Hamas”.

Mientras Israel seguía bloqueando la ayuda alimentaria internacional, los gazatíes esperaban una tregua antes del 11 de marzo, inicio del mes de Ramadán. Pero las negociaciones entre el Mossad y Hamas bajo los buenos oficios de diplomáticos egipcios y qataríes no produjeron nada. El estancamiento ha desesperado a las familias de los rehenes del movimiento islamista y ha avivado las protestas contra el primer ministro Benjamin Netanyahu. Muy reticente a las negociaciones de El Cairo y Doha, el Primer Ministro israelí está más preocupado por la toma de Rafah, la ciudad del sur de Gaza donde están atrapados 1,5 millones de palestinos. “Dije que no podríamos derrotar a Hamas sin entrar en Rafah y eliminar los batallones que permanecen allí. Esperamos hacerlo con el apoyo de Estados Unidos, pero si tenemos que hacerlo solos, lo haremos”, recalcó Netanyahu tras su reunión en Tel Aviv con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que había ido a convencerlo de que abandonara el ataque. 

En este contexto, Estados Unidos fracasó el 22 de marzo en su intento de que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara una resolución que subrayaba “la necesidad de un alto el fuego inmediato y duradero para proteger a los civiles de todas las partes”. Para Moscú y Pekín, el fallo del texto era que se limitaba a indicar la necesidad de una pausa, sin exigirla, a diferencia de otro proyecto de resolución –preparado por Argelia, Japón y Eslovenia– y de una declaración conjunta de los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa británico y australiano, también del 22 de marzo.

Aunque el Consejo de Seguridad aprobó finalmente el 25 de marzo la primera resolución de alto el fuego para Gaza, es muy poco probable que Israel acceda a silenciar las armas.

1.“Ministerio de Salud en Gaza: El número de muertos por los ataques israelíes asciende a 32.070”, Agencia Anadolu, 22 de marzo de 2024.

Por Akram Belkaïd * Jefe de redacción adjunto de Le Monde diplomatique, París.