La inteligencia emocional se enfoca en aprender a reconocer las emociones para gestionarlas de la mejor manera posible, sin embargo, es un proceso que requiere de un buen trabajo interno, por lo que en ocasiones se cometen errores que obstaculizan el proceso.

Para evitarlos, es importante seguir las recomendaciones de los expertos para obtener un mejor balance emocional y en consecuencia mejorar la relación con usted mismo y con el mundo que lo rodea.

Siete enemigos de la inteligencia emocional
– Reprimir las emociones: es importante aceptar sus emociones, especialmente las negativas. Puede pensar que desconocerlas es una manera de sobrellevarlas o parecer más fuerte o profesional, pero suele ser contraproducente de muchas maneras. Ignorar o suprimir sus emociones puede provocar estrés, agotamiento, problemas de salud o arrebatos emocionales, asegura el portal de Indeed.

– Minimizar las emociones de los demás: lo que las otras personas piensan y sienten es igual de relevante que lo que usted opina. Un componente clave de la inteligencia emocional es la empatía, que es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. La empatía puede ayudar a generar confianza y una buena relación con los demás.

– Asumir sin preguntar: ¿cuándo alguien más está molesto suele pensar que es por su culpa? Sacar conclusiones respecto a los sentimientos, pensamiento y comportamiento de los demás es un error que toda persona con una buena base de inteligencia emocional sabe que debe evitar.

– Decir cosas hirientes cuando está molesto: sentirse ofendido fácilmente transmite falta de control sobre sus emociones, dicen los expertos de All Business. En lugar de culpar a los demás por su situación actual y enojarse al punto de explotar contra el mundo, conviértase en un oyente más atento.

Haga preguntas para determinar si hay un problema que deba resolver y si usted debe ser parte de la solución. Todos los que le rodean se enfrentan a sus propios desafíos y en la mayoría de los casos carecen de relación con usted.

– Carecer de motivación: el TEC de Monterrey señala que la inteligencia emocional genera las herramientas para automotivarnos, con un enfoque a la realización y satisfacción personal, lo que lleva a un segundo plano la necesidad de reconocimiento o recompensa externa. Bajo este contexto, el compromiso que se asume por y para uno mismo es más fuerte que el que depende de las reacciones y perspectivas de otros.

– Hablar sin pensar en los demás: las personas emocionalmente inteligentes entienden la relevancia de ser empático y considerados con sus palabras, por lo que siempre que es posible, se toman uno o dos minutos para pensar cómo sonarán sus palabras antes de hablar.

– Esperar que los demás vean las cosas de la misma manera: las personas con inteligencia emocional estable buscan mantener la mente abierta a diferentes ideas y opiniones. El crecimiento personal a menudo depende de ser capaz de cambiar perspectivas y ver las cosas desde el punto de vista de otra persona.

Fuente: Portafolio