De Alsogaray a Milei

Actualidad 06 de marzo de 2024
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Los diversos personajes que pusieron en práctica políticas neoliberales en Argentina, recurrentemente se dirigieron a la sociedad con promesas y mentiras, varias a la par de solicitar comprensión, resignación, confianza, paciencia, esperanza acerca de un futuro mejor. 

Veamos algunos ejemplos. Álvaro Alsogaray fue un político, militar y economista, gran impulsor del neoliberalismo, y funcionario de Estado en distintas oportunidades y cargos. Fue el fundador de partidos políticos como Partido Cívico Independiente (en 1956), Nueva Fuerza (en 1972) y Unión del Centro Democrático (en 1982). Padre de María Julia Alsogaray, reconocida funcionaria del presidente Carlos Saúl Menem, interventora y responsable de la privatización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel).

En junio de 1959, siendo ministro de Economía del presidente Arturo Frondizi, Álvaro Alsogaray requirió a los ciudadanos una perversa espera en los siguientes términos: “Las medidas en curso permiten que podamos lanzar una nueva fórmula: HAY QUE PASAR EL INVIERNO”. Pasado el invierno que proponía Alsogaray, todo continuó peor para el pueblo.

Carlos Menem, en la campaña proselitista de 1989, proclamaba enfáticamente “Síganme, no los voy a defraudar, mientras prometía: “Voy a gobernar para los niños pobres que tienen hambre y los niños ricos que tienen tristeza”. A la vez, la promesa del “Salariazo y la reactivación productiva” y la incorporación de Argentina al “primer mundo” constituyeron otros de los engaños significativos del ideario neoliberal. 

En 1989 -durante los primeros meses de su primer gobierno, cuando la hiperinflación hacía estragos- Menem propaló su famoso “Estamos mal, pero vamos bien”.

Apelando a un estilo mesiánico y engañoso, recitaba: “Julio César les decía a sus hombres: ‘No temáis, vais con César y su estrella’. Yo les digo a ustedes: ‘No temáis, vais con Carlos Menem y su estrella”. 

En diciembre de 1990, Menem -que con Domingo Cavallo profundizó el proyecto neoliberal desplegado por la dictadura cívico-militar de 1976- en un discurso dirigido a los ex habitantes del “Albergue Warnes” de Capital Federal, afirmó: “Ustedes son los que más sufren y los que menos reclaman. Y así se puede gobernar, realmente”.

Continuando con las rimbombantes promesas incumplidas, durante la campaña electoral de 1995, expresó: “Para la mitad de mi próximo mandato, venceremos al desempleo”.

Gabriela Michetti, la vicepresidenta de Macri, se dirigió a los tucumanos en 2016, pidiéndoles que “sepan aguantar hasta que dentro de dos, tres o cinco años podamos salir adelante”. Mientras a algunos se les propone aguantar y sufrir, otros gozan obscenamente. Ese mismo año, aseguró que “El segundo semestre es el momento en el cual aparece la luz del túnel. Empezás a ver que la inflación cae, que la mano de obra de la construcción empieza a contratarse”.

Mauricio Macri, el inigualable (hasta ahora) promesero y mentiroso serial es el autor de las siguientes afirmaciones: “Tendremos pobreza cero”; “No vamos a devaluar”; “En mi gobierno, los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias”; “Vamos a generar más de 2 millones de puestos de trabajo”; “Nosotros creemos que hay que expandir la economía; no vamos a hacer ajustes”; “En el primer mes de gobierno van a llover las inversiones”;  “Reducir la inflación es la cosa más fácil para mi gobierno”; “No vamos a echar a nadie”; “No voy a usar el Estado para provecho personal”;  Prometió abrir 1.000 Centros de Primera Infancia en todo el país y amplió su promesa a 4.000 Centros antes de que finalice su mandato en 2019; “Les propongo a los argentinos que nos unamos en el esfuerzo de construcción”; “Vamos a continuar con los avances en el CONICET”; “Va a continuar el Fútbol para Todos”. No hace falta recordar que nada de eso se cumplió y aumentó la pobreza y se desbocó la inflación.

El pasado 1º de marzo, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, el presidente JAVIER MILEI expresó: “Les pido paciencia y confianza, porque por más oscura que sea la noche, siempre sale el sol por la mañana”. Lo que cabe precisar sobre esta petición es para qué se pide “paciencia y confianza”. Si es para continuar y profundizar la “revolución antinacional” en marcha, seguramente no contará con la anuencia de la mitad de la ciudadanía.

Un interrogante clave se nos presenta en primera instancia: ¿A usted, lector/ lectora, le genera confianza un mesiánico ultraconservador que recibe “mensajes de las fuerzas del cielo” y de su perro muerto, al igual que aquel emperador romano Calígula con su caballo, al que consideraba su principal asesor? ¿Y cree usted que habrá que tener paciencia ante la implementación de este proyecto de destrucción nacional, mientras el retroceso y el sufrimiento son gravísimos, además del  extraviado perfil psiquiátrico que caracteriza a sus líderes?

La vieja y ahora repetida receta del inhumano neoliberalismo para los sectores populares es: aguantar las necesidades, resignar la idea de derechos, tener esperanza falsa, facilitar que los gobiernen los poderosos y confiar en que “no los van a defraudar”.

En síntesis, que los sectores populares no reclamen nada de la sociedad y del Estado, que no perturben la parte del sistema “moderno” y que disfruten libremente de su miseria.

Los neoliberales reclaman cínicamente la libertad sólo para la defensa del “dios mercado” y la destrucción del Estado. Desde Alsogaray hasta Milei (con el vital soporte de José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de la dictadura, y Domingo Cavallo), la barbarie neoliberal socava la vigencia de un país soberano, de un país justo, de un país verdaderamente libre e igualitario.

 

Por Norberto Alayon * Profesor Titular Consulto (Facultad de Ciencias Sociales-Universidad de Buenos Aires) / La Tecla Eñe

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