La licuadora y la recesión: se agudiza la crisis de los salarios y prevén mayor deterioro

Economía 18 de febrero de 2024
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El plan de ajuste ortodoxo aplicado por Javier Milei en los dos meses que lleva de gestión profundizó la crisis salarial que arrastra el país desde hace ya seis años. Lo hizo a una velocidad y en una magnitud que ya adquiere tintes históricos, y que precipitó un parate de la actividad productiva. Ante la devaluación y el consecuente fogonazo inflacionario, el desplome del poder adquisitivo registrado en diciembre hizo retroceder el nivel de los ingresos de los trabajadores del sector privado formal en términos reales a los guarismos de hace 20 años. El correlato de ese deterioro es la caída del consumo masivo. A la luz de las primeras negociaciones paritarias de la era Milei, las proyecciones de los consultores plantean una agudización del declive de los salarios este año, con un retroceso adicional de dos dígitos en todos los sectores.

Ese cuadro no describe un daño colateral. Pareciera ser parte del núcleo mismo del plan oficial. “La motosierra y la licuadora, que son los pilares del ajuste, no se negocian. El déficit cero no se negocia. El proceso de saneamiento del Banco Central no se negocia. Y una vez que tenemos el equilibrio fiscal y tenemos saneando el Banco Central vamos a estar en condición de abrir el mercado cambiario”, dijo el Presidente este miércoles en una entrevista televisiva. Fue la primera vez que reconoció a la licuación de ahorros (plazos fijos y pasivos remunerados del BCRA) e ingresos como parte central de su programa para secar de pesos la economía y allanar un eventual proceso de dolarización.

Días atrás, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó los datos que dieron cuenta del primer impacto en los bolsillos de la devaluación y la liberalización de precios. El índice de salarios de diciembre apenas subió 8,9% contra una inflación récord que alcanzó el 25,5%. Esto implicó un derrumbe del poder adquisitivo del 13,2%. Entre los trabajadores del sector privado registrado, la caída fue del 11,5%. Pero fue aún más drástica en los otros dos grandes grupos de asalariados: del 14,3% para los informales y del 15,9% para los del sector público.

“Fue la peor caída del salario real desde la crisis de 2002”, sintetizó un informe de la Fundación Capital, la firma fundada por Martín Redrado y coordinada por Carlos Pérez, ex gerente general del BCRA. El estudio analiza el escenario actual y advierte sobre una profundización del deterioro en 2024. De acuerdo con sus cálculos, en el cierre del año pasado, el salario real del sector privado formal alcanzó su nivel más bajo desde marzo de 2003.

Con un retroceso promedio del 2,3%, 2023 fue el sexto año consecutivo de deterioro salarial. Al cabo de ese lapso, el poder de compra de los asalariados registrados perdió 18,9% respecto del que tenía en 2017.

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La consecuencia se reflejó en el fuerte descenso del consumo en el inicio de este año. Por caso, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) midió una caída en las ventas minoristas pymes del 28,5% interanual durante el mes pasado, que en algunos de los rubros más sensibles tuvo retrocesos aún más marcados: en Farmacia del 45,8% y en Alimentos y bebidas del 37,1%. En supermercados, los datos preliminares de la consultora Scentia marcan un derrumbe cercano al 10% mensual en enero.

Sin datos oficiales consolidados de la actividad económica en general, los indicadores anticipados dan cuenta de la profundidad de la recesión que deja este escenario. Ya en diciembre, según el INDEC, la producción industrial se hundió 12,8% interanual y la construcción (ante el freno a la obra pública), 12,2%. Para enero, la consultora 1816 compiló las primeras ocho luces de alarmas: en términos interanuales, la recaudación del impuesto al cheque cayó 15,7%; el patentamiento de motos, 18,7%; las ventas de autos, 32,7% (el peor enero en 20 años); la producción automotriz, 16,7%; el consumo de insumos para la construcción (Índice Construya), 29,2%; los despachos de cemento, 20%; las ventas minoristas pyme, 28,5%; y los préstamos en pesos al sector privado, 35,2% en términos reales.

Salarios y paritarias: la proyección para 2024

Licuadora y recesión mediante, el escenario para lo que viene no mejora. La Fundación Capital proyectó un deterioro salarial con escasos precedentes para este año (el séptimo consecutivo) que se ubicaría en los dos dígitos para todos los sectores, incluso en el privado registrado. Pese a la activación de negociaciones paritarias más cortas en los sindicatos con mayor capacidad para pulsear, la consultora prevé que este segmento termine 2024 con una caída en su poder adquisitivo del 10,5% interanual.

El informe plantea que, como suele ocurrir en períodos recesivos, los reclamos salariales se verían afectados por la necesidad de pujar para sostener los empleos. “En particular esto podría evidenciarse en aquellos sectores productivos que dependen en mayor grado de la demanda interna (dada la fuerte contracción que sufrirá el consumo, -7,4% interanual estimado)”, afirma.

Por fuera de este segmento, la crisis salarial proyectada por la fundación es aún más aguda. Para los estatales, prevé una caída del 21,3% interanual, es decir, perderían más de una quinta parte de su poder de compra. El pronóstico responde al “fuerte recorte que prometieron las autoridades en el gasto público (-0,5% del PBI en gastos de funcionamiento, donde predomina el gasto en salarios)”, algo que comenzó a evidenciarse con la Resolución 28/2024, que les puso un techo a las negociaciones al atar la actualización salarial a eventuales ampliaciones de partidas presupuestarias. Envuelto en una situación de mayor precariedad, el sector informal sería el más afectado: el estudio augura un desplome del 25% interanual.

Un indicio de esta dinámica lo dan las primeras paritarias firmadas. Aunque algunos sindicatos grandes o con alto poder de fuego consiguieron porcentajes elevados para enero, cuando se toma la variación conjunta de los dos últimos meses en los gremios seleccionados por la Fundación Capital se observa una pérdida en todos los casos, con la única excepción de los Aceiteros. “En el acumulado de los primeros dos meses de la nueva gestión, los ingresos formales evolucionaron bien por debajo de la dinámica de los precios (38,4% promedio vs. 51,9%)”, sostuvo el informe.

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Salarios, licuadora y dolarización

Lo cierto es que, como reconoció el Presidente, la licuadora es uno de los pilares del plan. Eso se evidenció en la reunión del Consejo del Salario del jueves, en la que el tándem representantes empresarios-Secretaría de Trabajo bloqueó la propuesta de recomposición de la CGT del 85%. Además, este viernes el propio Milei descartó que vaya a definir una suba del salario mínimo, vital y móvil por decreto. Ante eso, Pablo Moyano, cosecretario general de la central, no descartó la posibilidad de un nuevo paro general. Lo cierto es que el piso salarial, además de ser una especie de pauta para el sector informal, indexa el monto del programa Potenciar Trabajo y la jubilación mínima para quienes tienen 30 años de aporte, por lo que la estrategia también resulta una vía para ajustar el gasto social.

El director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiain, vinculó todo este proceso al plan de dolarización ratificado por el Ejecutivo y resistido por el grueso de la oposición, que lo considera un cepo al desarrollo para el país, como señaló Cristina Fernández de Kirchner esta semana y como venían planteando diversas voces.

En diálogo con Radio 10, Asiain sostuvo: “Se están generando las condiciones. Cuando se ve la política de estos breves pero duros meses de Milei, uno la lee en una transición hacia un esquema de dolarización. El primer paquete de medidas, que él resume con la motosierra y la licuadora, incluye un impulso a propósito de la inflación (con el dólar, los combustibles, las tarifas, etcétera) para carcomer los salarios, las jubilaciones, el gasto público y los ahorros. Por eso bajaron la tasa de plazos fijos. Todo esto es para reducir las importaciones y licuar los pesos para, luego, con una pequeña cantidad de dólares poder dolarizar. Después, el objetivo es congelar un nivel de salarios ‘latinoamericanizado’”.

Respecto de la viabilidad para activar el cambio de régimen monetario en el corto plazo, el economista planteó que, con este cuadro, “se puede lanzar una dolarización precaria en algunos meses”. Ese esquema “precario” implicaría, según su mirada, comprar los escasos pesos en circulación, pero no alcanzaría aún para comprar los que están en cajas de ahorro, plazos fijos, bonos y acciones, que eventualmente serían convertidos sin respaldo.

En cualquier caso, más allá del próximo paso que busque dar el Gobierno, la licuadora va haciendo su trabajo y deja una significativa transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los sectores más concentrados. Es que, si bien la recesión generará una caída en general del PBI este año (que la Fundación Capital estimó en 4,3% y el REM del Banco Central proyectó en 3%), esta sería de una magnitud menor a la de un retroceso salarial de dos dígitos: el deterioro adicional que tengan los ingresos de los asalariados a alguna cuenta irán a parar en la repartija de la torta.

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